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El Diluvio Universal según las leyendas de África y Oceanía

El relato sobre un gran diluvio y la subsecuente inundación para erradicar a la mayor parte de la humanidad también tiene sus historias equivalentes en el continente africano y oceánico. Así lo atestiguan diferentes tribus a lo largo y ancho de estas partes del mundo.

Un ejemplo de ello es la versión que cuenta la tribu de los Massai en Kenia. En este relato el dios supremo fue En-Kai (nótese la similitud con ‘Enki’) que decidió destruir a la pecaminosa raza humana salvando al único hombre recto, cuyo nombre en lugar del famoso Noé es Tumbainot y que, con su familia, construyó un arca que llenó con varios animales. Llegaron las lluvias y todo pereció bajo el agua a excepción del arca y su contenido y una paloma y un buitre fueron las aves encargadas de traer la nueva de que había tierra firme una vez la tormenta hubo cesado.

La misma historia se narra en Tanzania en la que dios avisó a algunos hombres de la inminente catástrofe, los cuales se resguardaron en un barco junto a animales y semillas y esta vez, fueron una paloma y un halcón las aves que comprobaron el nivel de las aguas.

Una leyenda parecida cuenta la tribu de los Yoruba en Nigeria. Aquí fue una vengativa diosa la encargada de mandar el diluvio sobre la Tierra para destruir a los hombres y recuperar las tierras que le habían sido negadas en beneficio de la humanidad.

Oshun, la «vengativa diosa encargada de mandar el diluvio sobre la Tierra», según los Yoruba.

Parece que los antiguos egipcios también hablaron de un diluvio que decidió crear el dios Atum ante la desobediencia de los hombres en la pretensión de devolver la Tierra a su estado original de aguas primordiales.

Y al otro lado del mundo, en Australia, las tribus cercanas al área de Queensland también hablan de una gran inundación a la que sólo sobrevivieron aquellos que fueron a buscar refugio en la montaña más alta de la región.

La tan extendida historia puede ser hallada entre las tribus aborígenes de Victoria, que cuentan que fue Bungil, el dios creador, quien creó y mandó el diluvio sobre los hombres por su malicia. Todos perecieron a excepción de aquellas personas a las que el dios tenía en estima y que convirtió en estrellas.

«Dios avisó a algunos hombres de la inminente catástrofe, los cuales se resguardaron en un barco junto a animales y semillas».

En Nueva Zelanda, el relato presenta algunas diferencias con respecto a las narraciones de sus vecinos australianos. Según los Maoríes el diluvio llegó como consecuencia de las plegarias de dos profetas ya que los pueblos se habían vuelto perversos y beligerantes y ya no se respetaba el culto a los dioses. Así construyeron una balsa, la llenaron con provisiones y algunos animales y afrontaron el diluvio del que consiguieron salvarse contadas personas y cesó cuando ellos mismos así lo dispusieron con sus rezos.

Muy interesante es la leyenda que narran los Samo-Kubo pobladores de la zona occidental de Papua Nueva Guinea. Ellos cuentan que hace mucho tiempo los hombres enfurecieron a los dioses lagarto debido al incesante ruido que emitían, así que las deidades hicieron que lloviera durante días y el nivel del agua subió rápidamente. Todos se ahogaron y sólo consiguieron salvarse dos hermanos que pudieron construir una balsa.

«Los hombres enfurecieron a los dioses lagarto debido al incesante ruido que emitían».

Las pequeñas islas y archipiélagos del Océano Pacífico también esconden interesantes leyendas sobre el diluvio universal y de su relación con estos dioses reptiles.

Tal es el ejemplo existente en el folclore de la isla de Nanumanga, ubicada al Sur del Océano Pacífico. Según relatan sus habitantes, el diluvio fue causado por una serpiente marina que tomó la forma de una mujer y casó con un hombre, juntos dieron origen al ser humano actual.

Asimismo, una de las muchas leyendas de Hawái que refieren grandes y catastróficas inundaciones indica que una de ellas fue debida a que dios quiso castigar a los hombres porque se habían vuelto malvados. Nu’u y su familia fueron los elegidos para sobrevivir al desastre pues el mismo dios exterminador les otorgó un arca, que los nativos llamaron la «gran canoa» por sus evidentes proporciones y que poseía techos como las casas. Aunque en otra versión narrada en el mismo archipiélago a Nu’u no le fue regalada la embarcación sino que hubo de construirla; embarcó en la nave junto a su mujer, sus tres hijos y una pareja de cada ser viviente. Al término de la aventura, toda la familia ofreció un sacrificio a los dioses.

La misteriosa Isla de Pascua no podía ser la excepción y sus habitantes conservan en sus tradiciones relatos relacionados con la gran inundación que habría causado el hundimiento de varias islas. Los nativos claman que sus antepasados recibieron a los supervivientes de Hiva, tierra que desapareció en la catástrofe y que de entre ellos, siete sabios, a los que llamaron «los hombres iluminados» inspeccionaron toda la isla en busca de los lugares propicios donde levantar unos montículos sagrados.

Una de las consecuencias lógicas de que este evento realmente hubiera tenido lugar sería precisamente el hundimiento de tierra e islas bajo el rugir de las aguas; lo que relacionaría el mito del diluvio universal con el mito del desaparecido continente de la Atlántida. ¿Sería posible que el mítico continente se hundiera en esta catástrofe y que los supervivientes del desastre emigraran buscando refugio a varias localidades del planeta? De ser así, estarían presentes en las tradiciones de estas naciones como parece indicar el folclore de los habitantes de la isla de Pascua y también aportaría una razón a las tremendas similitudes culturales de varias naciones que no tuvieron contacto entre sí. ¿Podría, este pueblo, ser la fuente común?

Hundimiento de Atlantis.

Citando a Stephen D. Peet en su libro La historia del diluvio:

«Existen muchas descripciones del renombrado evento. Algunas vienen de historiadores griegos, algunas, de registros babilonios; otras, de las tablillas cuneiformes y aun así, muchas más de la mitología y tradiciones de diferentes naciones, podríamos decir que tal evento no tuvo lugar, ni en los tiempos antiguos ni en los modernos sin tener mejores pruebas o más registros, que este que es tan bellamente aunque brevemente descrito en las sagradas escrituras. Es uno de los eventos que parece ser común a las naciones más distantes —en Australia, en India, en China, en Escandinavia y en varias regiones de América—. Es cierto que muchos ven en esta historia la repetición en las regiones distantes refiriéndose a inundaciones locales o como el resultado del contacto con la civilización, que la trajeron de los países históricos y aun así, la similitud de la historia es tanta como para hacer de esta explicación insatisfactoria».

Por Sonia Gupta.