¿Quién recuerda el paso del famoso cometa Hyakutake o el Hale-Bopp? Para quién no los recuerde, fueron dos cometas que pasaron en la década de los 1990s que se podían ver a simple vista. Fueron eventos impresionantes y de momento no hemos vuelto a tener algo parecido… decimos de momento…
Un nuevo cometa, llamado C/2017 K2 PANSTARRS, ha sido descubierto y observado en mayo pasado gracias al Telescopio de Sondeo Panorámico y Sistema de Respuesta Rápida (del inglés Panoramic Survey Telescope and Rapid Response System) en Hawái. El cuerpo se encuentra a una distancia de unas 16 UA (a unos 2.400.000.000 km de la Tierra aproximadamente), tiene un brillo con magnitud aparente de +18.8, y su cola supera los 75.000 km. Si hablamos de que el cometa se ubica muy lejos y ya tiene esta enorme cola… ¿como de grande debe ser?
Las primeras mediciones estiman que C/2017 K2 tiene un núcleo de unos 100 km de diámetro, lo cual significa que es enorme —el cometa que fue visitado por la sonda Rosetta (67P) tenía tan solo 3 km y ya nos parecía enorme—.
En la siguiente imagen se muestra la ubicación actual del cometa y su órbita prevista:
Por ahora es imposible verlo a simple vista.
Según los cálculos de órbita realizados, este cuerpo celeste tendrá su máximo acercamiento al Sol hacia el año 2023 y sería entonces cuando quizás podríamos tener un gran espectáculo para verlo desde pequeños telescopios o incluso a simple vista en el firmamento nocturno.
En su punto más cercano a nosotros, el cometa K2 pasará a una distancia de unos 280 millones de km de la Tierra, por lo cual lejos de cualquier peligro que pudiera suponer.
Aún queda mucho para que el cometa se acerque y hasta entonces su magnitud puede variar mucho. Lo que si está claro es que por ahora el C/2017 K2 PANSTARRS va a dar mucho de que hablar y seguro que en 2023 será un evento impresionante, tal vez uno de los más trascendentes, astronómicamente hablando, de esa década por venir.
Fuente: blog.meteorologiaespacial.es
