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El PP aplaca la exigencia de primarias con la elección de cargos a doble vuelta

El debate de las primarias se pasó en el PP. Ese sistema de elección de cargos se tanteó en el Congreso de Valencia, en 2008, y fue derrotado. Pero, en los últimos años, tras su implantación en el PSOE y la irrupción de los nuevos partidos, esa necesidad de dar mayor participación a los militantes pareció tomar cuerpo también en el PP. Ahora no es así. El vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, ha aprovechado sus contactos preparatorios del congreso popular de febrero para sondear a los presidentes regionales, provinciales y a otros referentes del partido. La mayoría coincidió en plantear la obligación de que el PP se abriera más y diera más opciones de colaborar y opinar a sus bases, pero también concluyeron que las primarias no son la mejor solución.

El presidente del PP, Mariano Rajoy, encargó a Maillo buscar en otros países fórmulas que pudieran compaginar su modelo de elección a través de compromisarios en un congreso con una mayor apertura. Tras recibir copiosa documentación, el número tres del PP se quedó con algunas novedades que le parecieron interesantes. Adoptó del Partido Republicano francés la idea de requerir un porcentaje mínimo de votos para ser precandidato. Y del partido conservador británico la posibilidad de nominar candidato único al que supere el 50% de los votos emitidos (mayoría reforzada).

El nuevo sistema

El PP descarta así las primarias pero opta por un modelo de elección de presidentes (nacional, regional y provincial) a doble vuelta. En una primera fase, los aspirantes (cualquiera con un año de antigüedad y al corriente de pago en la cuota) deben sumar 100 avales. Luego, los militantes votarán en un mismo día en dos urnas: para elegir presidente (un afiliado, un voto) y para determinar los compromisarios al cónclave (por representación). Los precandidatos que superen el 10% de los votos emitidos pasan a ser candidatos, y entre ellos elegirán los compromisarios en un congreso al líder definitivo. Con dos excepciones: si un candidato consigue más del 50% de los votos de la militancia en al menos la mitad de las 60 circunscripciones, o logra una diferencia de al menos 15 puntos sobre el siguiente, será automáticamente el presidente del partido (al margen de lo que opinen los compromisarios en el congreso).

“Se ha hecho un esfuerzo bastante grande en relación a la demanda que existía y se ha llegado mucho más allá de lo que nosotros esperábamos”, analiza Ángel Garrido, el vicepresidente del Gobierno de Cristina Cifuentes en Madrid, que lleva años anhelando primarias en el PP. “Es un salto de gigante y vamos a estudiar tranquilamente la propuesta para ver si presentamos al final alguna enmienda”, valora Garrido.

Participación mínima en las asambleas

El PP dice contar con más de 860.000 militantes y para acudir a su congreso nacional en febrero convocó 1.214 asambleas. Se celebraron solo 208 y votaron 14.500 afiliados. En la mayoría de las asambleas no hubo votación porque coincidieron el número de compromisarios con los candidatos presentados. La comisión organizadora ha aceptado tres impugnaciones y se repetirá la votación en A Coruña, el distrito marítimo de Valencia y Nuevas Generaciones de Albacete. En Madrid solo se votó en siete distritos y el que tuvo mayor participación fue Moncloa-Aravaca (7,34%). En la Comunidad Valenciana votaron 150 de sus 150.000 afiliados y solo en tres distritos de Valencia, en Castellón capital y en Callosa de Segura (Alicante). Esas dos regiones son las que demandan más participación para los militantes.

El dirigente madrileño casi copia las expresiones con las que resume su impresión del nuevo modelo la presidenta del PP en la comunidad valenciana, Isabel Bonig. “En principio nos parece muy bien la propuesta, es un paso muy importante y nosotros vamos a leer al detalle la letra pequeña por si podemos puntualizar algunos aspectos, pero en la línea de asegurar la antigüedad necesaria para inscribirse o ser candidato”, expone la dirigente valenciana. Bonig, como Cifuentes y la mayoría de los presidentes regionales del PP, ha conversado en estas semanas con Maillo para solventar algunas dudas y dar sus opiniones en privado. Están bastante convencidos.

En cualquier caso, tanto en Valencia y en Madrid como en otras organizaciones sí han adelantado a la cúpula nacional su intención de ir más lejos aún en sus cónclaves regionales, que serán en primavera, tal y como hizo en su día Baleares. En esos congresos se quiere explorar la posibilidad que permite los estatutos de convertir a todos sus afiliados en compromisarios para facilitar una mayor participación.

El que no ha quedado satisfecho es Íñigo Henríquez de Luna, presidente del PP en el distrito de Salamanca (Madrid), que será compromisario y anuncia su enmienda para introducir las primarias. El nuevo modelo de doble vuelta le parece “absolutamente insuficiente”. Argumenta que la baja participación de afiliados para votar compromisarios demuestra que estos no son elegidos por las bases, sino por la dirección. En su barrio votaron para elegir siete puestos al congreso entre 24 candidatos solo 147 militantes de los 5.000 que hay.

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