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El uranio amenaza el futuro ecológico del Campo del Yeltes



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El paisaje de la comarca del Campo del Yeltes es la propia del Campo Charro salmantino. Está formado por dehesas pobladas de robles y encinas centenarias. Zonas principalmente de pastos con abundantes charcas y arroyos, un terreno dedicado tradicionalmente a la cría de ganado.

Las reses que pastan entre los encinares no son los únicos habitantes de estas dehesas. Entre las riberas de los ríos Yeltes, Huebra y Uces viven multitud de especies en una zona protegida por la Red Natura 2000, considerada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).

Más de 2000 encinas, algunas centenarias, se han talado para preparar la zona para la construcción de la mina

“Aquí hay más de 100 especies protegidas diferentes. Las más significativas son el galápago europeo, que es uno de los reptiles más amenazados de Europa, el alimoche o la cigüeña negra”, explica a Sinc Fernando Blanca, representante de la organización conservacionista GREFA, durante una visita de prensa a la zona.

Precisamente GREFA junto a otras organizaciones como Ecologistas en Acción y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la formación política EQUO y plataformas ciudadanas locales como Stop Uranio y Salamanca Antinuclear, llevan años preocupados por la situación de este entorno natural amenazado por un proyecto minero.

La ubicación de una mina de uranio cerca de la localidad de Retortillo (Salamanca), en el corazón de esta zona protegida, ha puesto en pie de guerra a asociaciones y vecinos de la región ante una explotación minera que, sin estar aún construida, ya ha causado un impacto medioambiental sin solución: más de 2000 encinas, muchas de ellas con cientos de años de antigüedad, se han talado ya para preparar la zona para la construcción de la mina y el desvío de una carretera cercana.

“Toda la masa forestal que está dentro del proyecto desaparece. Lo primero que tienen que hacer es eliminar la cobertura vegetal para que empiecen los trabajos de extracción”, lamenta Blanca.

La mina de uranio más grande de Europa

La compañía Berkeley Minera lleva casi una década desarrollando el proyecto en Retortillo que se convertirá, si finalmente se construye, en la mina de uranio a cielo abierto más grande de Europa. La empresa afirma tener todas las autorizaciones pertinentes para realizar la obra y cumplir todos los requisitos legales y medioambientales.

«Con la realización de este proyecto se incumplirían la directiva europea de Aguas y la de Hábitats», según Graciela Gómez de la UCLM

La Declaración de Impacto Ambiental es uno de ellos y cuenta con una valoración positiva por parte de las autoridades. Se trata de un documento de obligada presentación que Berkeley asegura, en un reciente comunicado, “se ha realizado siguiendo todos y cada uno de los preceptos legales”.

Aunque la declaración de impacto da luz verde a la compañía para continuar con sus planes, los opositores creen que el texto deja mucho que desear. WWF encargó a expertos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) la realización de un informe pormenorizado sobre los efectos que la construcción de la mina y su explotación podrían tener sobre esta zona protegida.

Según la organización ecologista, y a tenor de los resultados mostrados por el informe de la UCLM, la declaración de impacto aprobada expone varias contradicciones y errores realizados durante la evaluación inicial.

“El resultado es muy claro. Con la realización de este proyecto se incumplirían dos directivas europeas que son la Directiva Marco de Aguas y la Directiva de Hábitats”, explica una de sus autoras, la bióloga Graciela Gómez Nicola, del departamento de Ciencias Ambientales de la UCLM.

Vertidos en el Yeltes

Como consecuencia de la explotación minera, los ríos Huebra, Uces y Yeltes se verían afectados por vertidos de compuestos metálicos. En el Yeltes se ubicaría también la toma de agua para el funcionamiento de la mina, autorizada por la Confederación Hidrográfica del Duero, y sobre él, la cinta transportadora para trasladar materiales radiactivos.

La misma confederación, sin embargo, considera al Yeltes un río ya alterado y califica su estado como peor que bueno. “Cualquier alteración derivada de este proyecto, por mínima que sea, supondría alterar aún más un río que ya está en mal estado”, apunta Gómez Nicola.

Foto Graciela

La Doctora Graciela Gómez Nicola (UCLM), en el río Yeltes. / Jesús Cruz

Los vertidos, según WWF, irían en contra de la Directiva de Aguas que España tiene la responsabilidad cumplir, protegiendo el estado ecológico de los ríos alterados, competencia que pertenece precisamente a las Confederaciones Hidrográficas.

La declaración de impacto incluiría además datos relativos a la cantidad de agua que necesita la mina para su explotación basados en una información sobre el caudal del Yeltes que no existe, según la bióloga. “No hay una serie histórica de caudales por lo que es no es posible calcular los datos que están incluidos en la declaración. Es imposible hacer una estimación de cuanto se podría obtener del caudal sin que lo afectase medioambientalmente”.

Depuración insuficiente

WWF considera que tampoco se ha solucionado de forma correcta el problema de la depuración del agua respecto a los vertidos y su efecto sobre la fisicoquímica del río. La declaración de impacto propone un sistema que los especialistas consideran insuficiente, al ser demasiado general. “No evita que los contaminantes altamente peligrosos lleguen al río. El tratamiento tendría que ser más específico, un tratamiento para cada uno de los componentes”, explica la investigadora de la UCLM.

“En más de 30 años de este tipo de actividad nunca se ha dado caso en el que se haya perjudicado la salud de los consumidores”, explica la empresa Berkeley

Los vertidos autorizados arrojarían a las aguas del Yeltes compuestos como arsénico, níquel, zinc, cadmio, cromo, plomo, hierro o manganeso. Desde Berkeley recuerdan que en más de 30 años de este tipo de actividad en la provincia de Salamanca y con el mismo tipo de procedimientos, «nunca se ha dado caso en el que se haya perjudicado la salud de los consumidores”. Se refieren a la planta Quercus (a 40 km de Retortillo), ya en desuso, dedicada al procesamiento de uranio y perteneciente a la empresa pública Enusa.

No obstante, en la declaración no se incluye ningún dato sobre el impacto que la actividad minera y los vertidos podrían tener en la salud de los habitantes de la zona.

Áreas protegidas y proyectos europeos

La Red Natura 2000 se compone de una serie de áreas de conservación cuyo objetivo es detener la pérdida de la biodiversidad y asegurar la supervivencia de especies amenazadas. Las 2.500 hectáreas en las que se ubicará la mina, se encuentran en una de estas zonas de protección.

Para los ecologistas resulta difícil entender que se autoricen proyectos así en espacios protegidos financiados con dinero público. “Esa figura de protección tiene que servir para la conservación de las especies, no solo animales y vegetales sino todos aquellos que viven en el medio”, declara Lorena Hernández, de GREFA.

En la zona, considerada de especial protección para las aves (ZEPA), se encuentra la cigüeña negra (Ciconia negra), en peligro de extinción según la legislación española, y para la que existe un plan especial de recuperación y conservación de la Junta de Castilla y León.

El río Yeltes

El río Yeltes, donde se realizarán los vertidos, es uno de los pocos lugares donde vive la sarda salmantina en todo el mundo. / Maykel Pérez

La tala de encinas es el principal problema para esta especie en un área que además utiliza para la reproducción. “Los trabajos se están realizando en plena época de cría y los animales se ven afectados por todas estas molestias. Nos consta que ya hay un nido de cigüeña negra que ha sido abandonado”, advierte Hernández.

Aves como el alimoche o el águila perdicera, que también se encuentran en este entorno, son objeto de programas europeos destinados a aumentar su población tanto en España como en Portugal, un objetivo que el proyecto minero podría poner en riesgo.

La sarda salmantina, en peligro

Las charcas de estas dehesas son el hábitat de muchas especies, entre ellas el galápago europeo que, aunque en esta zona es muy abundante, según GREFA podría servir de población puente para otras zonas donde sí se encuentra en peligro.

Sin embargo, la sarda salmantina (Achondrostoma salmantinum), un pez endémico de los ríos donde se van a realizar los vertidos, sería la más afectada por la explotación minera, porque precisamente allí es donde se ubica su distribución mundial.

Hay varios proyectos europeos de protección de especies y de sistemas fluviales en la zona donde se van a realizar los vertidos

“Sus poblaciones presentan abundancias muy bajas con déficit de reproductores. Cualquier afección en el río por mínima que sea puede alterar la población de esta especie y suponer su extinción”, advierte Graciela Gómez. Además, según los expertos, la población mejor conservada de este pez está cerca de la zona donde se va a realizar la construcción de la mina.

La Junta de Castilla y León se beneficia de dos proyectos para proteger las especies y los sistemas fluviales de la región. Uno encaminado a la conservación de peces endémicos del suroeste de Salamanca, como la sarda salmantina y la boga del Duero, y otro para la conservación de sistemas fluviales donde se encuentra el propio Yeltes.

“La Junta ya ha justificado ante Europa, para obtener esa financiación, que tanto los ríos como las especies de peces que contienen están en serio peligro de conservación, lo que es incompatible con aprobar la realización del proyecto en esta zona”, concluye Gómez.

Encinas centenarias

Los vertidos, los posibles riesgos para la salud o el daño a las especies del río son consecuencias a futuro de una actividad minera que aún está lejos de empezar. La tala de encinas, sin embargo, es ya una realidad irremediable.

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Encinas taladas en la dehesa próxima a Retortillo. / Maykel Pérez

A simple vista, si se atraviesan las carreteras de la zona los encinares aún parecen intactos. No es hasta que se llega al interior de la dehesa, con el ruido de las sierras mecánicas de fondo, cuando el paisaje cambia y los árboles se convierten en tocones, madera apilada y grandes socavones donde antes se erigían encinas con cientos de años de edad.

La Declaración de Impacto Ambiental recoge y autoriza la tala para realizar las obras y desde Berkeley aseguran que se van a plantar seis veces más de las que se retiren para reducir el daño ecológico inevitable de todo el proyecto.

La minera se compromete a plantar 30.000 nuevas encinas en un pueblo a 40 km de Retortillo

Sus responsables se han comprometido a trasplantar y plantar nuevos ejemplares, hasta 30.000, para sustituir a los que se han talado. El problema es que van a hacerlo en Vitigudino, una localidad a unos 40 km de Retortillo, tras llegar la empresa a un acuerdo con el alcalde de ese municipio.

“Es un acuerdo para que Berkeley lave su imagen porque lo normal es que si las quita aquí, las ponga aquí. Las va a poner en una dehesa donde lo más probable es que no nazcan porque no es terreno para encinas. Pero necesitan decir, arrancamos 6.000 y plantamos 30.000”, denuncia Jesús Cruz Fernández, portavoz de Stop Uranio. Desde las organizaciones ecologistas también se muestran escépticos con la solución propuesta por la minera.

“Es ridículo pretender hacer una comparativa entre las encinas que se arrancan y las encinas que se planten, aunque sean más. Obviamente no se van a poder plantar encinas centenarias, no es posible  trasplantar una encina de 500 años.”, explica Carolina Martín, de Ecologistas en acción Salamanca.

Comarca dividida

La compañía asegura que la mina generará 2.500 empleos –directos e indirectos–, ayudando a revitalizar y rejuvenecer la comarca. También afirman que, tras las labores de rehabilitación, la tierra tendrá un mayor valor agrícola, algo que rebaten desde Ecologistas en Acción. “El terreno destinado para la extracción de uranio queda hipotecado para otros usos, como la ganadería o el balneario, y para otros modelos de desarrollo por los que la administración regional debería apostar”, apunta Martín.

Ese balneario es uno de los grandes atractivos turísticos de la zona. Sus termas se utilizan desde la época romana aunque las instalaciones se inauguraron a principios del siglo XX. Da trabajo a decenas de personas, la mayoría mujeres, en un entorno como el rural donde el empleo femenino tiene más problemas para prosperar.

Balneario de Retortillo

Balneario de Retortillo, a orillas del Yeltes. / Maykel Pérez

Construido a orillas del Yeltes, donde se realizarán los vertidos, su futuro peligra por el miedo que la situación pueda generar en los turistas, una consecuencia que, aseguran los vecinos, ya se nota actualmente en las reservas. Desastres como el de Aznalcóllar siguen recientes en la memoria.

Más de 20 municipios se han unido expresando su rechazo al proyecto, al que consideran un desastre para la comarca

Para Jesús Cruz, las consecuencias serán mayores que los beneficios. “La minera nos da, durante nueve años, 190 puestos de trabajo, de los cuales, unos 20 serán para gente de la zona, trabajos no cualificados, a cambio de que en 30 kilómetros a la redonda no haya ganadería, no haya balneario, no haya industrias turísticas o casas rurales”.

Pero la mina cuenta también con defensores, entre ellos vecinos y el propio Ayuntamiento de Retortillo. Los alcaldes de más de 20 municipios del entorno, de varios signos políticos, ya han expresado su completo rechazo a la construcción de la mina y reclaman a Retortillo que de marcha atrás y retire su apoyo a lo que consideran será un desastre para la comarca.

Obstáculos legales

La Comisión Europea está valorando si todo el proyecto cumple la normativa de la UE, la Audiencia Nacional investiga el proceso de adjudicación y el ayuntamiento de Retortillo tiene que autorizar el cambio de uso del suelo, actualmente considerado rústico, para poder construir la planta.

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Pintada en la carretera que lleva a Retortillo. / Maykel Pérez

Precisamente esa autorización ha sido suspendida temporalmente por Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo de Salamanca. Por otro lado, el Ministerio de Industria mantiene paralizada la construcción de la mina hasta que se reciba un informe del Consejo Nacional de Seguridad Nuclear. “Solo tienen la licencia de explotación minera y les queda mucho recorrido legal. Muchísimo”, explica a Sinc la portavoz de Equo Castilla y León, Marta Santos.

La empresa continúa con los permisos necesarios para llevar a cabo el proyecto, aunque le quedan aún muchos obstáculos que superar. Mientras, las encinas se siguen talando y las heridas abiertas en estas dehesas cercanas al Yeltes son ya imposibles de cerrar.