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Fotografían un microcuásar a 18.000 años luz de distancia

Este es SS 433, un microcuásar descubierto hace cuarenta años y situado a unos 18.000 años luz de distancia, en la constelación de Aquila.

La imagen, captada por primera vez en longitudes de onda submilimétricas por ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), es especial, ya que muestra los chorros emitidos por un disco caliente y arremolinado de material que rodea al agujero negro que hay en el centro de SS 433.

Debido a su relativa proximidad, SS 433 es un objeto especialmente útil para los investigadores que quieren conocer más acerca de los microcuásares y los chorros que emiten.

La espectacular forma de sacacorchos que vemos se crea por un fenómeno conocido como precesión; mientras se mueven hacia el exterior a través del espacio, estos dos chorros caen lentamente en torno a un eje, de manera similar al movimiento de un giroscopio o un trompo de desaceleración, haciendo que la orientación de sus ejes de rotación cambie a medida que se mueven. La escala de este sacacorchos es enorme, de unas 5.000 veces el tamaño del Sistema Solar.

Esta observación llega un año después de que los mismos chorros fueran observados en su infancia por el proyecto Global Jet Watch. La secuencia de estas observaciones permitió a los investigadores hacer y probar predicciones acerca de los caminos que llevarían los chorros, lo cual representa un nuevo hito en el estudio de microcuásares.

Las observaciones también han resuelto la pregunta de por qué los chorros siguen calientes aun a distancias tan grandes de su origen: la sensibilidad de ALMA ha permitido a los investigadores identificar que el recalentamiento del plasma se produce cuando las oleadas sucesivas generadas por los chorros se expanden y chocan las unas con las otras.

Una réplica pequeña de un cuásar

Las características comunes entre los microcuásares y los cuásares son la emisión variable en radio, a veces en forma de jets bipolares (es decir, chorros de materia simétricos y opuestos) y un disco de acrecimiento alrededor de un objeto compacto, por lo general una estrella de neutrones o un agujero negro. En los cuásares, el agujero negro es supermasivo, lo que significa que tiene una masa de millones de masas solares. En cambio, en el caso de los microcuásares el objeto compacto tiene solamente unas pocas masas solares.

Los cuásares son fenómenos que surgen cuando un enorme agujero negro, situado en el núcleo de una galaxia, comienza a absorber toda la materia que encuentra en su cercanía. Los microcuásares hacen lo mismo pero a una escala menor.

Los microcuásares son en realidad una estrella binaria de Rayos X —una estrella normal muy masiva y un objeto compacto— que desde la Tierra se detecta también en radio. El sistema está ligado gravitacionalmente, orbitando un objeto alrededor del otro. Cuando ambas estrellas están suficientemente cerca entre sí se produce transferencia de materia de la estrella masiva hacia el objeto compacto, debido a la atracción gravitatoria. Parte de esta energía se libera en forma de haces de partículas que viajan a velocidades cercanas a la de la luz, produciendo espectaculares emisiones de radiación. En algunos, debido a un efecto óptico por la orientación del jet con respecto al observador, se observa un movimiento superlumínico, en el que la masa del jet aparenta moverse a una velocidad superior a la de la luz.

El disco de acrecimiento es detectado con una luminosidad muy alta en luz visible y rayos X. La diferencia entre los discos de acrecimiento de estos objetos y de los cuásares está en que la masa acrecida procede de la estrella compañera, mientras que en el caso de los cuásares la masa procede de la galaxia que lo rodea.

Fuente: ESO.