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Hallan indicios de posible vida orgánica en Venus

Se han encontrado trazas de fosfina en la atmósfera venusina, un gas incoloro y muy inflamable que tiene un característico olor a ajo y que normalmente se genera durante la descomposición de materia orgánica.

Investigadores de las universidades de Cardiff, Manchester, y Cambridge, en el Reino Unido, y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en los Estados Unidos, utilizaron los telescopios James Clerk Maxwell (Hawái) y ALMA (Chile), para detectar un gas llamado «fosfina» (PH3) a entre 48 y 60 km de altura sobre la superficie hirviente de nuestro vecino planetario.

La importancia de este hallazgo reside en que aquí, en la Tierra, la fosfina se encuentra en muy bajas cantidades en la atmósfera y es producida por la descomposición de materia orgánica… ¿Quiere decir esto que en Venus hay microorganismos que lo están produciendo de igual manera?

Los científicos creen que existen altas probabilidades que así sea.

Vida extremófila

La posibilidad de que hubiera vida en Venus siempre pareció remota. Desde que las primeras sondas lanzadas por la Unión Soviética descendieron sobre la superficie del planeta se sabe que allí las temperaturas son capaces de derretir el plomo, la presión atmosférica es 90 veces superior a la de nuestro planeta y sus nubes son de ácido sulfúrico.

Aunque durante 2000 millones de años el planeta gozó de una temperatura agradable y hasta tuvo océanos, en la actualidad su atmósfera densa en dióxido de carbono creó un efecto invernadero extremo que eleva las temperaturas hasta los 450 °C . Pero entre los 40 y 60 km sobre la ardiente superficie no es la misma historia; en su cubierta nubosa permanente, el ambiente va desde los cero a los 50 ºC, propiciando un ambiente tal vez ideal para albergar formas de vida similares a los microbios llamados «extremófilos» en la Tierra.

Superficie de Venus fotografiada por la sonda soviética Venera 13.

Ahora, la nueva evidencia descubierta apunta hacia una confirmación de esta última noción.

«Es absolutamente sorprendente que la vida pueda sobrevivir rodeada por tanto ácido sulfúrico. Pero todos los caminos geológicos y fotoquímicos que se nos ocurren son demasiado poco productivos como para generar la cantidad de fosfina que vemos», explicó Jane Greaves, de la Universidad de Cardiff y autora principal del estudio publicado hoy en Nature Astronomy.

Aunque hace varios años se venían publicando trabajos que sugerían que el hallazgo de este gas en un planeta rocoso implicaría la presencia de vida, antes de enviar a publicar su estudio, los autores imaginaron caminos alternativos que podrían resultar en las cantidades de fosfina detectadas. Sin embargo, tras meses de investigación y arduos esfuerzos, no pudieron encontrar ninguna otra explicación. Pensaron en algún tipo de interacción de la luz solar, minerales lanzados hacia arriba desde la superficie por algún volcán o relámpagos, pero la cantidad que llegarían a generar sería de alrededor de una diezmilésima parte de la detectada por los telescopios.

«Esto significa que se trata de vida o de algún proceso físico o químico que no esperamos que ocurra en planetas rocosos», dijo el astrobiólogo Janusz Petkowski, coautor del trabajo. «Revisamos todos los procesos posibles que podrían darse en un planeta rocoso. Si no se trata de vida, entonces nuestra comprensión de los planetas rocosos es muy deficiente».

Un posible ciclo biológico

Por otra parte, hace apenas unas semanas, la astrobióloga Sara Saeger proponía en un artículo publicado en Astrobiology un «ciclo de vida» viable para eventuales organismos que vivieran en la atmósfera de Venus.

En su estudio, Seager y sus colegas exploraban la posibilidad de que los microbios de Venus vivan en un ambiente líquido, en el interior de pequeñas gotas en suspensión en las nubes de la franja habitable. Al aumentar el número de microbios, en cada gota, la gravedad haría que éstas se asentaran en la capa más caliente e inhabitable que hay justo bajo las nubes.

El ciclo hipotético para la vida en la atmósfera de Venus.

Sin embargo, y a medida que las gotas se fueran evaporando, la capa inferior de neblina se iría convirtiendo en un auténtico depósito de «vida inactiva». Los microbios, en efecto, se «desactivarían» a la espera de condiciones mejores, tal y como hacen en la Tierra. Más tarde, las corrientes ascendentes llevarían a algunos de esos microbios inactivos de nuevo a las nubes, donde se rehidratarían y volverían a activarse. Para la investigadora, este ciclo vital podría sostenerse incluso durante millones de años.

Desde luego, habrá que esperar a nuevos análisis antes de dar oficialmente la noticia. Puede que la detección de fosfina de un nuevo impulso a las misiones de exploración de Venus, alguna de ellas especialmente pensada para estudiar de cerca su atmósfera. Solo así podremos salir de dudas.

Fuente: Space.com/Phys.org. Edición: ABC/La Nación.