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La ciudad más antigua de América está siendo invadida

Habiendo sobrevivido durante 5.000 años, el sitio arqueológico más antiguo de América está amenazado por los ocupantes ilegales que afirman que la pandemia del coronavirus no les ha dejado otra opción que ocupar la ciudad sagrada de Caral.

La situación se ha vuelto tan mala que la arqueóloga Ruth Shady, quien descubrió el sitio de Caral en Perú, ha sido amenazada de muerte si no abandona la investigación de sus tesoros.

Los investigadores le dijeron a un equipo de AFP que visitaba la maravilla arqueológica que las invasiones y la destrucción comenzaron en marzo, cuando la pandemia obligó a un cierre nacional.

«Hay gente que viene e invade este sitio, que es propiedad del Estado, y lo utilizan para plantar», dijo a la AFP el arqueólogo Daniel Mayta. «Es enormemente dañino porque están destruyendo evidencia cultural de 5.000 años».

Caral está situado en el valle del río Supe, a unos 182 kilómetros al norte de la capital Lima y a 20 kilómetros del océano Pacífico al oeste. Desarrollada entre el 3000 y el 1800 a.C. en un árido desierto, Caral es la cuna de la civilización en las Américas. Su gente era contemporánea del Egipto faraónico y de las grandes civilizaciones mesopotámicas. Y es anterior al más conocido imperio Inca, ganándole por 45 siglos de antigüedad.

Un área agrícola que ha invadido el sitio protegido. (Ernesto Benavides / AFP)

Sin embargo, nada de eso les importó a los ocupantes ilegales, quienes aprovecharon la mínima vigilancia policial durante 107 días de encierro para tomar más de 10 hectáreas del sitio arqueológico Chupacigarro y plantar aguacates, árboles frutales y habas.

«Las familias no quieren irse», dijo Mayta, de 36 años. «Les explicamos que este sitio es un sitio del Patrimonio Mundial (de la UNESCO) y que lo que están haciendo es serio y que podrían ir a la cárcel».

Amenazas de muerte

Shady es la directora de la zona arqueológica de Caral y ha estado a cargo de las investigaciones desde 1996 cuando comenzaron las excavaciones. Ella dice que los traficantes de tierras, que ocupan ilegalmente terrenos estatales o protegidos para venderlos en beneficio privado, están detrás de las invasiones.

«Estamos recibiendo amenazas de personas que se están aprovechando de las condiciones de la pandemia para ocupar sitios arqueológicos e invadirlos para establecer chozas y labrar la tierra con maquinaria; destruyen todo lo que encuentran», denunció Shady.

«Un día llamaron al abogado que trabaja con nosotros y le dijeron que lo iban a matar conmigo y nos enterrarían a cinco metros bajo tierra si continuaba el trabajo arqueológico en el sitio».

Shady, de 74 años, ha pasado el último cuarto de siglo en Caral tratando de revivir la historia social y el legado de la civilización, como la forma en que las técnicas de construcción que utilizaron resistieron los terremotos.

«Estas estructuras de hasta cinco mil años se han mantenido estables hasta el presente y los ingenieros estructurales de Perú y Japón aplicarán esa tecnología», dijo la arqueóloga.

Los habitantes de Caral entendieron que vivían en territorio sísmico. Sus estructuras tenían cestas llenas de piedras en la base que amortiguaban el movimiento del suelo y evitaban que la construcción se derrumbara.

Las amenazas han obligado a Shady a vivir en Lima bajo protección. El gobierno le otorgó la Orden del Mérito la semana pasada por sus servicios a la nación.

«Estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que ni su salud ni su vida corran peligro por los efectos de las amenazas que está recibiendo», le dijo el presidente de Perú, Francisco Sagasti, en la ceremonia.

Arrestos policiales

Caral fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009. Se extiende por 66 hectáreas y está dominado por siete pirámides de piedra que parecen iluminarse cuando los rayos del sol caen sobre ellas.

Se cree que la civilización fue pacífica y no utilizó armas ni murallas.

Cerrado debido a la pandemia, Caral volvió a abrir a los turistas en octubre y cuesta solo US$ 3 visitarlo.

Durante el encierro, varias piezas arqueológicas fueron saqueadas en la zona y en julio la policía arrestó a dos personas por destruir parcialmente un sitio que contenía momias y cerámicas.

Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.