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La operativa del Vall Banc no se puede garantizar

La crisis bancaria que vive el principado, generada por el caso de la Banca Privada de Andorra (BPA), empeora día tras día, sin que el gobierno pueda hacer algo para evitar que se hunda la otrora pujante plaza financiera que hace agua por todos lados, y ni siquiera puede garantizar la operatividad de Vall Banc, el banco tutelado por el fondo buitre norteamericano J.C. Flowers, desde julio de este año.

Vall Banc no ha aplicado acertadamente las medidas de reestructuración necesarias, ni mostrado estabilidad, a pesar de ser uno de los bancos mejor capitalizados de Andorra. Tampoco ha sido un banco que cumpla los deseos y expectativas de sus clientes, ya que no ha ofrecido soluciones financieras y estrategias personalizadas, siendo sus servicios digitales de la división de banca privada un verdadero fiasco.

Su principio de ética y de integridad absoluta, como ellos pregonan, para con sus clientes y socios, ha sido incongruente al actuar de forma irresponsable y deshonesta de acuerdo a sus intereses. Su consejero delegado, Christoph Lieber, ha ignorado el compromiso de ofrecer la máxima profesionalidad, precisión, atención y transparencia a sus clientes, socios y propietarios, y su prioridad hasta el momento nunca ha sido salvaguardar sus patrimonios, pues sólo ha privado la desconfianza.

La nueva entidad financiera no ha cumplido estrictamente la legislación y normativas aplicables a sus actividades, además no ha evitado los riesgos que pueden perjudicar a su reputación, tanto a nivel empresa como a cada empleado. A pesar que cada uno de sus especialistas en banca privada presta servicio a un número limitado de clientes, no se ha visto un asesoramiento constante y personalizado de los inversionistas, sin que realmente tengan soluciones, de acuerdo a las necesidades y problemática de cada cliente.

Vall Banc para nada ha sido un socio responsable con su cartera privada, al no actuar en función de los mejores intereses de los clientes de forma fiable y con discreción, sin ofrecerles oportunidades, evitando riesgos imprevisibles para su patrimonio y negocios familiares.

En el rubro de asesoramiento de inversión para aquellos clientes que prefieren decidir por sí mismos cómo realizar sus inversiones, no han cumplido con las disposiciones concretas que se han hecho exclusivamente mediante acuerdos. No han sido para nada colaborativos, ni han desarrollado una estrategia de inversión adaptada a las expectativas individuales de riesgo y rentabilidad de cada cliente afectado. Y es una vil mentira que todas las decisiones quedan en manos de sus clientes, que en ningún momento se han beneficiado de su supuesta independencia y estricta neutralidad.

A pesar de que el consejero delegado del fondo buitre, J. Christopher Flowers, durante su encuentro con el jefe de gobierno Antoni Martí, mostró su compromiso de ayudar a los clientes afectados por la plaza financiera de referencia, hasta el momento no se ha implementado una estrategia que ayude a salir del bache en que se encuentra Vall Banc.

“Ayudaremos a transformar el banco, para que sea líder, por sus resultados, innovación y servicios. En los próximos meses Vall Banc ampliará su oferta y los clientes empezarán a ver mejoras sustanciales en su interacción con el banco”, habría dicho el pasado 5 de septiembre J. Christopher Flowers, pero simplemente las promesas han quedado en el discurso. Su exhorto de alentar al equipo directivo de Vall Banc, encabezado por su presidente Michael Christner, a mantener los esfuerzos y a trabajar sin pausa para el total restablecimiento de los servicios y la operativa, ha topado con pared.

Todo esto ha provocado una absoluta desconfianza en el sistema financiero andorrano, ya que no ha habido disposición de J.C. Flowers para contribuir a impulsar al país como plaza financiera de referencia, por lo que su discurso de querer “tener una participación destacada en reconstruir la reputación de Andorra como gran centro financiero europeo”, ha quedado por los suelos.

Aunque el jefe del Ejecutivo, Toni Martí, ha dicho, luego de comparecer ante la comisión legislativa especial que trata el caso BPA, que se han contratado a expertos para que evalúen medidas y que se está trabajando en este sentido, la realidad es que la situación se vislumbra muy complicada para los ahorradores, y se complicará más si finalmente el Consejo General aprueba la ley de intercambio automático de datos fiscales que tiene que entrar en vigor a partir del próximo 1 de enero, y que supondrá que los datos sobre los saldos de las cuentas de extranjeros en la BPA y en Vall Banc se tendrán que comunicar automáticamente a las haciendas de España, Francia, y del resto de países de la OCDE.

En el caso de cuentas superiores al millón de euros, el millar de clientes extranjeros de BPA y de Vall Banc tienen que cerrar sus cuentas con el país de los Pirineos antes de que acabe este año si quieren esquivar el intercambio de información fiscal. Vall Banc, a parte, tendría que desbloquear los saldos actuales en dólares y la cartera de renta variable de manera inmediata para que los clientes tengan el tiempo necesario para poder acceder a sus ahorros en la moneda norteamericana.

El tiempo pasa y si Vall Banc no resuelve las demandas de miles de clientes que quieren recuperar sus capitales, podría tener una sanción muy grave, incluso su inminente cierre.