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Las bacterias y los humanos crean colonias de manera similar

La forma en que las bacterias orales se asientan en nuestras bocas no son muy diferente a cómo los humanos establecemos nuestras ciudades, ha descubierto un nuevo estudio.

Hay una razón por la cual se dice que las bacterias viven el colonias, y cada vez que aprendemos más de estas pequeñas arquitectas y sus comunidades, más familiar nos resulta su comportamiento. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado que sus patrones de crecimiento y dinámica son un espejo de nuestras propias tendencias urbanas.

«Tomamos esta vista de “nivel de satélite”, seguimos a cientos de bacterias distribuidas en la superficie desde su colonización inicial hasta la formación de biofilmes», dijo Hyun Koo de la Universidad de Pensilvania. «Y lo que vemos es que, notablemente, las características estructurales y espaciales de su crecimiento son análogas con lo que vemos en la urbanización humana».

Así como en la naturaleza, las bacterias en nuestra boca viven en complejas estructuras conocidas como biofilmes. De hecho, el 99.9 por ciento de las prokaryotas viven abarrotadas junto con millones de otras vecinas en uno de estos asentamientos.

Los biofilmes están por todos lados, pero si están en tus dientes, nos referimos a ellos como placa. Este denso depósito es difícil de remover, protegiendo a microbios residentes de asaltos ambientales, como la pasta dental, hilo dental o incluso antibióticos. Se crea cuando varias bacterias desarrollan microcolonias, pero exactamente cómo esto ocurre es aún un misterio.

Utilizando la bacteria oral Streptococcus mutans, los investigadores han mostrado que las células microbianas se asientan sin importar el tipo de superficie. Sin embargo, solo un subgrupo de colonizadoras son las que comienzan a acumularse, expandiendo su influencia al «amalgamar las bacterias vecinas en microcolonias densamente pobladas».

«Pensamos que la mayoría de las bacterias individuales terminarían creciendo», dice Koo. «Pero el número real fue de menos del 40 por ciento, con el resto muriendo o siendo envueltas por el crecimiento de otras microcolonias».

Una vez que los cúmulos surgen, algo curioso sucede: comienzan a interactuar entre ellos, creciendo y organizándose en microcolonias densamente pobladas que se expanden y fusionan para formar una superestructura de biofilm.

Este tipo de cooperación es interesante, ya que estudios previos habían reportado una competencia bacteriana en otras especies, sobre todo cuando había escasez de nutrientes.

En este caso, los nutrientes solo tuvieron impacto en la propia formación de las colonias. Luego de eso «las microcolonias individuales (distantes o próximas) continuaron creciendo sin interrupción hasta fusionarse con las otras, y las estructuras fusionadas se comportaron y crecieron como una sola comunidad armonizada», escriben los investigadores.

Este tipo de crecimiento que indica un «comportamiento comunal entre microorganismos», luce similar a una urbanización humana, donde algunos colonos se quedan estáticos mientras que otros crecen en aldeas que más tarde se expanden en ciudades.

Desde luego, hay límites en esta idea de la urbanización bacteriana. Los autores no están diciendo que los microbios construyan señales de tránsito, carreteras y líneas de abastecimiento, pero la idea general es la misma y no solo puede ayudarnos a tratar infecciones de mejor manera, sino también a construir más sustentablemente.

El estudio detallando los hallazgos ha sido publicado en Nature Communications.

Fuente: ScienceAlert.