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Malta, la isla que dejó de ser un paraíso bonito y asequible

Malta
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Malta es la isla del Mediterráneo que con más rapidez ha perdido su antiguo encanto. En apenas tres años, ha dejado de ser un paraíso asequible y visitable para convertirse en una pequeña isla de precios caros y sobrecargada de turistas.

Que nadie espere encontrar amabilidad gratuíta. En Malta todo se paga. Los precios ha llegado a duplicarse en 2017 respecto al año anterior. Una comida mediocre y sin excesos puede costar alrededor de 30/40 euros por persona y, no digamos si decides acompañarla con vino porque posiblemente te cueste 20 euros más. Los precios se han situado al mismo nivel que en Ibiza, Palma de Mallorca o Barcelona con una calidad por debajo de los estándares españoles.

Malta tiene pocas playas de arena y suelen estar sucias

Las playas de arena son simplemente poco recomendables. Suelen ser pequeñas y están abarrotadas de gente. Será difícil encontrar un espacio para colocar la toalla. Y, desde luego, no busques limpieza.

Sin embargo, todavía en Gozzo y Comino -las islas pequeñas- se puede encontrar un asombroso contraste de colores: el azul del Mediterráneo, el suave color miel de las piedras calizas, características de su arquitectura, y la claridad del cielo. En este sentido, las pequeñas islas mantienen su encanto y resultan un regalo para los sentidos.

Mdina CathedralAllá donde vayas, te espera un entorno histórico único. Templos, palacios, catedrales y fuertes te acercan a una historia tan viva que casi puede tocarse. El sonido desempeña un papel importante en la vida de las Islas. La mezcla de fuegos artificiales con los desfiles de bandas musicales populares transforma una noche de verano en un recuerdo imborrable. La ventaja de pasar una temporada en las Islas Maltesas es que podrás experimentar varias vacaciones en una sola.

Si quieres aprender inglés, no estudies en Malta

La cocina local tiene el sabor de la herencia multicultural de las islas. Los restaurantes locales ofrecen una creativa selección de suculentos platos. Después de cenar, los clubes nocturnos, los bares especializados en vinos y los casinos intentan atraerte con su estilo propio. Eso sí, prepara la cartera.

Tampoco es buena idea inscribirse en las escuelas de inglés que salpican la isla. Los oriundos de la isla se manejan en maltés y posiblemente acabes tú enseñando inglés a tu profesor. Si realmente quieres hacer un curso de idiomas vete a otro sitio, los hay más baratos y mejores.

Es aconsejable no reservar más de una semana para ver la isla. Malta es pequeña y no necesitas más de siete días para visitarla con la suficiente profundidad.

Quizá es relativamente aconsejable visitar la isla si pretendes evadir impuestos. Algunos empresarios han conseguido burlar a Hacienda incribiendo sus sociedades en la isla que, gracias a un gobierno corrupto, sigue manteniendo privilegios para los extranjeros que deciden esquivar sus obligaciones tributarias.

Por último decirte que tampoco esperes encontrar la característica amabilidad de las gentes mediterráneas. La mezcla de cultura árabe, inglesa, turca, griega… y, sobre todo, las contínuas invasiones a las que ha sido objeto la isla hacen que sus gentes se muestren desconfiadas y vean en el turista simplemente un método para sacarse algunos euros.

Si quieres un destino bueno, bonito y barato… Malta ha dejado de serlo.