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Según la ciencia, los dragones de «Juego de Tronos» no podrían volar en el mundo real

Varios expertos se han planteado si estas criaturas fantásticas podrían moverse o cómo serían sus ojos y sus dientes para explicar conocimientos de biología y biofísica.

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En los últimos años, pocas sagas de ficción han tenido tanto éxito como «Juego de Tronos», y pocas apariciones han tenido ahí tanto impacto como la de los majestuosos dragones que acompañan a Daenerys Targaryen. Motivados por esto, algunos científicos se han planteado la aparentemente idiota pregunta de cómo serían estos dragones en el mundo real.

Demasiado pesados para volar

El primer y probablemente más importante límite que tienen los dragones es su masa. Tal como ha explicado en MentalFloss.com Michael Bruce Habib, experto en biomecánica y paleontología de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles (Estados Unidos), los dragones de «Juego de Tronos» no podrían volar porque son demasiado pesados. «Están probablemente más allá del límite impuesto por cualquier anatomía, a no ser que estén hechos de fibra de carbono y titanio», ha dicho.

Como paleontólogo, este científico ha estudiado la anatomía, el movimiento y la fisiología de criaturas que nunca ha visto, porque ya están extintas, y además ha colaborado con varias producciones en el diseño de seres fantásticos con un aspecto verosímil.

Entre todo lo que ha estudiado destacan las mayores criaturas que han volado alguna vez sobre la faz de la Tierra: los pterosaurios. Estos reptiles extintos llegaron a alcanzar una envergadura de casi 11 metros y a pesar cerca de 250 kilogramos. Y, según Habib, están cerca del límite de tamaño que los animales voladores pueden alcanzar en la Tierra.

Si se asume que el mundo fantástico de Poniente disfruta de unas leyes naturales similares a las de nuestro Universo y de unas condiciones parecidas a las de la Tierra, (con la misma gravedad, presión atmosférica, temperaturas medias, etc), los enormes dragones de «Juego de Tronos», con un tamaño comparable al de un avión comercial y con un peso de al menos varias toneladas, estarían más allá de los límites de masa impuestos al vuelo.

Envergadura de dos de los mayores pterosaurios.

Envergadura de dos de los mayores pterosaurios.

Habib ha explicado que las alas de los dragones tienen una envergadura suficiente como para mantener el vuelo, pero que no les permitirían alzarlo, «a no ser que usaran una catapulta para el despegue…  o magia».

El límite de la envergadura

En todo caso, Kevin McGowan, ornitólogo de la Universidad de Cornell, (Estados Unidos), ha señalado que además hay un límite de envergadura.

Pone como ejemplo el albatros gigante, un gran ave que con solo un peso de hasta 11 kilogramos tiene unas alas de tres metros de envergadura. Según McGowan, para las criaturas voladoras aumentar de peso implica incrementar exponencialmente la envergadura. «¿Qué alas necesitaría un dragón de 900 kilogramos?», se preguntó el ornitólogo. (Esta masa es la que estimó, en Theconversation.com, un ingeniero aeronáutico durante la temporada seis de la serie «Juego de Tronos», en la que los dragones eran más pequeños. Ahora parecen pesar por lo menos varias toneladas).

Iniciar un vuelo es un problema que las criaturas voladoras reales afrontan de diversas maneras. Las aves saltan con sus dos patas o usan la fuerza de sus alas para emprender el vuelo, bien desde el sitio o bien después de una carrera de despegue.

Iniciar un vuelo es un problema que las criaturas voladoras reales afrontan de diversas maneras. Las aves saltan con sus dos patas o usan la fuerza de sus alas para emprender el vuelo, bien desde el sitio o bien después de una carrera de despegue.

Además, tal como ha dicho McGowan, aumentar la envergadura implica perder maniobrabilidad. Los albatros están especializados en volar grandes distancias y consumir poca energía, pero, a cambio, no son nada ágiles a la hora de hacer giros. «Las aves tienen que lidiar con muchos compromisos a la hora de volar, pero esto no se refleja en los dragones», ha puntualizado el ornitólogo.

Para que los dragones de «Juego de Tronos» pudieran volar, sus huesos deberían ser lo suficientemente fuertes como para soportar las enormes tensiones y fuerzas implicadas al desplazar a una criatura de varias toneladas por el aire. Pero, al mismo tiempo, el esqueleto no podría ser demasiado pesado.

Los albatros se mueven de forma muy eficiente en el aire y utilizando el planeo dinámico cubren grandes distancias con poco esfuerzo.

Los albatros se mueven de forma muy eficiente en el aire y utilizando el planeo dinámico cubren grandes distancias con poco esfuerzo.

Los ingenieros resuelven este problema con materiales resistentes pero muy ligeros, como las aleaciones de aluminio o la fibra de vidrio. En el caso de los dragones, la solución sería que tuvieran huesos huecos de un diámetro muy amplio. Este es un recurso que aparece en la naturaleza y que permite maximizar la resistencia a costa de poco peso, puesto que un hueso macizo y otro hueco con el mismo diámetro tienen una resistencia comparable.

Aunque claro, la resistencia de los materiales, (el hueso), y el diámetro máximo que pueden alcanzar sin que los miembros se vuelvan inútiles, también ponen un límite al tamaño que podrían tener los dragones.

El problema para unos dragones reales no sería mantener el vuelo, sino despegar.

El problema para unos dragones reales no sería mantener el vuelo, sino despegar.

A pesar de todo, los expertos en aerodinámica creen que el diseño de los dragones de «Juego de Tronos» es de los más plausibles. El motivo es que estas criaturas son robustas y dejan intuir los potentes y grandes músculos que harían falta para que pudieran volar.

El ojo del dragón

En el mundo animal los animales que mejor vista tienen son los que tienen que volar o los que viven en un entorno complicado donde es fundamental calcular distancias, como ocurre con los primates que viven en entornos arbóreos.

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Los dragones de «Juego de Tronos» no tienen ojos de ave ni de primates. Sus pupilas son verticales, como las de los felinos o los reptiles. Tal como ha explicado en Insidescience.org Martin Banks, experto en visión en la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos), estos ojos son óptimos para percibir la profundidad a cortas distancias, cosa que es muy interesante cuando se pretende emboscar y cazar a una presa y se necesita que los movimientos sean precisos y rápidos.

A cambio de estas prestaciones, las pupilas alargadas implican que las imágenes lejanas se ven borrosas. Por eso, dado que los dragones son criaturas voladoras, en opinión de Banks deberían tener unas pupilas redondas. De hecho, casi todos los pájaros y los animales altos tienen unas pupilas redondeadas.

Dientes para clavar y desgarrar

Los temibles dientes de los dragones de «Juego de Tronos» recuerdan a los del famoso Tiranosaurus rex. Paul Gigna, paleontólogo de la Universidad del Estado de Oklahoma, Estados Unidos, ha explicado que los animales que se alimentan de grandes presas suelen tener dientes curvados especializados en clavarse y en desgarrar.

Sin embargo, ha sugerido que algunos de los dientes que se observan en la boca de los dragones de «Juego de Tronos» son rectos, con forma de estaca (o estipitiformes), lo que es típico de peces o reptiles pequeños que atrapan a sus presas en una trampa de dientes.