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Sorprendente hallazgo en el planeta enano Ceres

Un nuevo análisis de datos de la misión Dawn de la NASA sugiere que la materia orgánica puede existir en concentraciones sorprendentemente altas en la superficie del planeta enano Ceres.

Con sus casi mil km de diámetro, Ceres es el mayor de los objetos del Cinturón de Asteroides que hay entre las órbitas de Marte y Júpiter, y su superficie está compuesta por una mezcla de hielo de agua y minerales como carbonatos o arcillas.

El año pasado, los científicos anunciaron la detección de material orgánico allí, compuestos a base de carbono que son componentes necesarios para la vida, expuestos en parches en la superficie. Ahora, un nuevo análisis de los datos de Dawn realizado por investigadores de la Universidad Brown sugiere que esos parches pueden contener una abundancia de compuestos orgánicos mucho mayor de lo que se pensaba originalmente.

«Lo que muestra este estudio —afirma Hannah Kaplan, primera firmante de la investigación— es que puedes obtener resultados muy diferentes según sea el tipo de material orgánico que usas para comparar e interpretar los datos de Ceres. Y eso es importante no solo para Ceres, sino para todas las misiones que muy pronto explorarán otros asteroides que también podrían contener materia orgánica».

El descubrimiento original de orgánicos en Ceres se realizó utilizando el Espectrómetro Visible e Infrarrojo (VIR) en la nave espacial Dawn, que entró en órbita alrededor del planeta enano en 2015. Al analizar los patrones en los que la luz del sol interactúa con la superficie —mirando cuidadosamente qué longitudes de onda se reflejan y cuáles se absorben—, los científicos pueden hacerse una idea de qué compuestos están presentes en Ceres. El instrumento VIR recogió una señal consistente con moléculas orgánicas en la región del cráter Ernutet en el hemisferio norte del planeta enano.

Material orgánico detectado en el cráter Ernutet de Ceres. Las moléculas orgánicas son los «ladrillos» químicos

Material orgánico detectado en el cráter Ernutet de Ceres. Las moléculas orgánicas son los «ladrillos» químicos” de la vida.

Para hacerse una primera idea de lo abundantes que podían ser estos compuestos, el equipo original de investigadores comparó los datos de VIR de Ceres con los espectros de reflectancia obtenidos en laboratorio a partir de material orgánico de la Tierra. Con esta base, los científicos concluyeron el año pasado que entre el 6 y el 10 por ciento de la firma espectral detectada en Ceres podía explicarse con la presencia de materia orgánica.

En la nueva investigación, sin embargo, Kaplan y su equipo decidieron reexaminar esos datos utilizando un estándar diferente. Y en lugar de confiar en las rocas de la Tierra para interpretar los datos, los investigadores recurrieron a una fuente extraterrestre: meteoritos.

«Lo que encontramos —explica Kaplan— es que si modelamos los datos de Ceres usando compuestos orgánicos extraterrestres, que podrían ser más adecuados que los análogos encontrados en la Tierra, entonces necesitamos mucha más materia orgánica en Ceres para explicar la fuerza de la absorción espectral que observamos allí. Estimamos que hasta el 40 o 50 por ciento de la señal espectral que vemos en Ceres se explica por la presencia de materiales orgánicos. Y esa es una gran diferencia en comparación con entre el 6 y el 10 por ciento calculado anteriormente sobre la base de compuestos orgánicos terrestres».

¿De dónde viene toda esa materia orgánica?

Pero si la concentración de materia orgánica en Ceres es tan alta, ¿Cómo pudo llegar hasta allí? Según los investigadores, existen dos posibilidades: los compuestos orgánicos podrían haber sido producidos en el interior del propio Ceres para quedar después expuestos en su superficie; o bien podrían haber sido transportados por un cometa o asteroide rico en materia orgánica, que los habría liberado allí tras su impacto con el planeta enano.

La otra posible explicación, que el material orgánico se hubiera formado directamente en Ceres, también suscita nuevas preguntas. De hecho, la detección de esos compuestos se ha limitado hasta ahora a pequeños «parches» del hemisferio norte de Ceres. Y unas concentraciones tan altas en unas áreas tan pequeñas requieren de una explicación. Una que, por el momento, no existe.

Fuente: Universidad Brown. Edición: ABC/EP.