Inicio Chiiist! Carlos Lozano en 'Gran Hermano VIP': todo por la pasta (de dientes)

Carlos Lozano en 'Gran Hermano VIP': todo por la pasta (de dientes)

Con Telecinco me pasa un poco lo que con mi suegra: solo la aguanto cuando está apagada. Enchufadas (ambas dos) me abren los poros, envejezco por décadas, me abarato. Supongo que por eso Telecinco es la cadena de las suegras. Sí, esa es mi teoría y hoy quiero compartirla. Tú vas a la casa de cualquier suegra (esto es científicamente demostrable) y siempre está viendo Telecinco. No falla. O, peor, quizá lo conecten en el momento en el que te oyen aparcar. Para joder. Si me estás leyendo, Dolores, quiero que sepas que llevo tiempo sospechando esto.

Todos los jueves ceno en casa de mi muy adorada Dolores. Es una tradición ancestral que en su familia se ha legado de generación en generación, como la diabetes. Algunos dicen que los jueves son los nuevos viernes, pero a mí se me parecen cada vez más a los lunes. Ella sabe muy bien que yo vivo de desprestigiar a Telecinco, que el vino que llevo a su casa, de hecho, lo pago así, repartiendo cera en Fuencarral. Pero, aun con todo, me lo hace. Llego y me tiene puesto ‘Gran Hermano’ en una pantalla de 65 pulgadas. Jueves tras jueves. De vez en cuando, para justificarse y buscar mi complicidad, va y dice algo del tipo: “¡Madre mía estos de Telecinco!”. Pero allí estamos, viendo ‘GH ‘, con los ‘Episodios Nacionales’ de Galdós, los cuarenta y seis, acumulando polvo en la estantería que hay justo encima del televisor.

En algún punto de la cena siempre recuerdo una secuencia de ‘Volver’, la película de Almodóvar, en la que un personaje secundario dice: “Es que la telebasura tiene algo. Yo, cuando me siento delante del televisor, no puedo dejarlo. Me voy sintiendo cada vez peor, pero no me puedo levantar”.

Pura filosofía.

Viene muy al caso traer a Almodóvar a estas líneas, pues vamos a dotar a su máxima de todo el sentido del mundo, ya que uno de sus actores, Carlos Lozano, es el gran protagonista de esta edición de la versión VIP de ‘GH’. Yo recordaba al bueno de Carlitos como el peor Kowalski de todos los tiempos. Interpretaba ese papel en la representación teatral de ‘Un tranvía llamado deseo’ que ocupaba parte de la trama de ‘Todo sobre mi madre’. Ya saben, Kowalski, el rudo y cruel proletario polaco, bebedor y jugador de cartas que en el cine llevó el rostro de Marlon Brando.

Me alegró comprobar que, a pasar de que han pasado ya casi 20 años del estreno de ‘Todo sobre mi madre’, Lozano sigue interpretando exactamente el mismo papel. Un papel que consiguió cumpliendo una de las premisas básicas de casi todo actor masculino de Almodóvar: ser mal actorY sí, lo sigue siendo. Lo cual me parece muy bien, por cierto, porque yo valoro mucho a la gente fiel a sí misma. Y Carlos Lozano lo es. Sin duda.

Ustedes saben que no hay ningún país en el mundo que haya soportado el número de ediciones de ‘Gran Hermano que nosotros cargamos a nuestras espaldas, pero por eso no deja de impresionar que un tipo que ha llegado a interpretar a lo largo de su vida el papel de Kowalski, por muy mal que lo hiciera, haya entrado en un formato como este. Es improbable que algo así pudiera ocurrir en ninguna otra región, territorio o cloaca del mundo. 

Lozano también fue, cuidado con esto, el presentador del primer Operación Triunfo‘, el programa más visto de todos los tiempos. Vale, sí, no es la carrera más fulgurante de la historia, pero el tío tenía dos o tres líneas escritas en LinkedIn con lucecitas de neón. Y ahí le tienen, convertido en el mayor pelele a sueldo de Vasile hoy en día. Y todo por la pasta. Más concretamente por la de dientes.

Estoy con mi suegra en el sofá y compruebo con estos ojitos cómo dos rubias no muy legales meten el cepillo de dientes de Carlos Lozano en el retrete de la casa de ‘Gran Hermano’ con ánimo de venganza. Y llega el galán caduco, coge aquel utensilio repleto a la vez de mierda y pasta y se lo mete en la boca sin que nadie haga nada por evitarlo. Mucho menos la organización del programa, claro. Mierda y pasta. Un Kowalski venido a menos se mete a ganar pasta en un ‘reality’ de mierda y cuando ya está de mierda hasta el cuello, introduce en su boca un cepillo de dientes repletito de pasta (esta vez dentífrica) y mierda (esta vez en el sentido más estricto).

Mientras todo esto pasa por mi mente un ‘Episodio Nacional’ de Galdós se cae al suelo del susto y yo me pongo a llorar como un niño. Sí, amigos, Telecinco emitió por error algo parecido a una metáfora. 

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