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Las 11 cosas que no sabías sobre Melania Trump

Melania Trump sigue siendo una gran desconocida para la opinión pública.

Hillary Clinton y Donald Trump están agotando los últimos de la campaña presidencial. La demócrata y el republicano se enfrentarán en las urnas el día 8 de noviembre; gane quien gane las elecciones americanas, se producirían situaciones ineditas en la Casa Blanca. De ganar Hillary, sería la primera Presidenta de Estados Unidos y, además, su marido ya ocupó su puesto décadas atrás. Si Trump resultara ganador aportaría al ala Este una Primera Dama no nacida en Estados Unidos y, a pesar de que llevan juntos desde hace casi 2 décadas (una casados) 
Esa hermosa mujer de mirada impostadamente intensa tiene 46 años y es la tercera esposa del magnate devenido político. Pero su biografía es toda una caja de sorpresas y tanto su pasado como su forma de ser la convierten en un personaje muy interesante y bastante especial. ¿Creías que era poco más que una cara bonita? Pues te equivocabas.


1. Podría ser la primera mujer en la Casa Blanca nacida en un país comunista
Melania Knavs (cuando empezó a trabajar como modelo cambió su apellido a Knauss, más fácil de pronunciar fuera de su país) nació en Yugoslavia bajo el mandato de Tito en 1970, en una región que a comienzos de los 90 se convertiría en Eslovenia. Su padre, un humilde vendedor de coches, estaba afiliado al Partido Comunista

Una vez la quiso entrevistar un periodista de su país y le pidió que lo hiciera en inglés porque no recordaba bien su lengua natal.

 

2. Una modelo que habla 5 idiomas
Sus orígenes humildes no impideron que Melania fuera una estudiante muy aplicada. Melania habla esloveno, inglés, francés, serbio y alemán. Eso sí, nunca terminó sus estudios superiores, abandonó la Universidad de Ljubliana solo un año después de haber comenzado para continuar su carrera como modelo.


3. ¿Una Primera Dama que ha posado desnuda?
Con 16 años comenzó a trabajar como modelo en Eslovenia e incluso fue la Modelo del Año en una importante publicación de su país, Jana. En 1996 se instaló en Nueva York para desarrollar su profesión después de haber pasado por Milán y París y, como sucede con muchas de sus compañeras, posó completamente desnuda para algunos fotógrafos. Nada demasiado escandaloso pero las imágenes siguen circulando por la red.
4. Apoya las políticas de inmigración de su marido aunque ella misma es extranjera
Donald Trump quiere librar a su país de lo que él llama bad hombres, limitar el acceso de inmigrantes y blindar las fronteras. Paradójicamente, si su hoy mujer intentase trabajar en Estados Unidos bajo su mandato lo tendría muy complicado. Melania obtuvo su Green Card y es ciudadana estadounidense desde 2006, un año después de su matrimonio. Con las políticas de inmigración de Trump la joven eslovena que prueba suerte en la moda lo mismo no hubiera podido pasar allí más que unos meses antes de volver a su país.


5. Inicialmente no quería salir con Donald Trump
Quizá algunos malpensados crean que no hay nada más atractivo que un multimillonario y algo mayor para una joven modelo europea sin mucho éxito. Pero Knauss no lo tenía tan claro y, si bien conoció a Donald en 1998 (cuando él aún estaba casado con Marla Maples, por quien había dejado a Ivana Trump) al principio no quería saber nada de él. Es más, cuando al fin comenzaron su relación fue ella quien la rompió meses después para luego reconciliarse. Parece que Melania no estaba muy segura de su futuro con él.
6. Su vestido de novia podría triunfar hoy en un reality muy popular
Pero sí que había futuro con el magnate de la construcción, y se casaron en 2005 con una ceremonia celebrada en Florida cuya exclusiva fue publicada en las páginas de Vogue. El vestido de Melania era toda una obra de arte de John Galliano para Dior, una pieza exclusiva valorada en 100.000 y que fue el culmen del barroquismo bling bling del diseñador. Los Trump tiraron la casa por la ventana con su enlace, al cual acudieron figuras del mundo de los negocios, el cine, la cultura y… el matrimonio Clinton. Eran otros tiempos.


7. Apenas tiene relación ya con su país de origen
Hace años que Melania no pasa por Eslovenia. Es más, nunca ha visitado su país natal con Donald Trump y éste solo ha estado allí para recoger en su avión privado a los padres de su esposa, que pasan largas temporadas en Nueva York con ellos. De esos 5 idiomas que la ex modelo domina el que prefiere no utilizar es el esloveno; es más, una vez la quiso entrevistar un periodista de su país y le pidió que lo hiciera en inglés porque no recordaba bien su lengua natal. El hijo de 10 años que comparte con su marido, Barron, habla esloveno pero gracias a las frecuentes visitas de sus abuelos.
La última vez que tuvo contacto directo con Eslovenia fue poco tiempo después de casarse, cuando ella y su recién estrenado marido hicieron una donación de 30.000 dólares a un hospital de Ljubliana.
8. ¿Cirugía o el paso del tiempo?
Es obvio que el rostro de Melania ha cambiado desde que diera sus primeros pasos ante las cámaras hasta convertirse en aspirante a Primera Dama. Aunque ella ha negado haberse sometido a intervenciones o incluso haber utilizado bótox, sí que sorprende que su piel haya alcanzado los 46 años con tanta tersura. En cualquier caso, lo que sí queda claro es que ha pulido su estilo de manera que nada tiene que ver con aquella joven eslovena que llegó a hacer las Américas.
Ni siquiera tiene mucho que ver con la mujer que se casó hace poco más de una década con Trump, con aquel inefable vestido de novia cuajado de diamantes. Ha dejado de teñirse el cabello en tonos oscuros, ahora lleva un sutil balayage que suaviza sus gestos, apenas usa maquillaje y ha reducido sus joyas a su -impresionante- anillo de compromiso. Además, ha conseguido convertirse en una mujer muy elegante: si bien los discursos de su marido solo encuentran críticas negativas, sus looks reciben siempre las mejores notas. ¿Podríamos decir que el estilo de Melania es el único acierto de la campaña republicana?

 

9. Melania Trump no bebe alcohol
Al igual que su marido, Melania no bebe ningún tipo de bebida alcohólica. Y no sabemos si es porque los directores de la campaña de Trump lo han ‘borrado’ o porque es así de candoroso, está libre de escándalos en el pasado. Su mayor y más sonoro desliz fue aquel discurso que pronunció copiado palabra por palabra de uno de Michelle Obama, pero hasta Donald supo reírse de ello y convertirlo en anécdota en una cena reciente.
10 Soy millonaria: y qué
A pesar de sus orígenes humildes y comunistas, Melania ha encajado a la perfección con la vida de la jet neoyorquina. Y no se avergüenza de ello. Vive en un espectacular triplex en Manhattan, en la Trump Tower, y su vida está rodeada de lujos absolutamente inalcanzables. Pero ella habla de su estilo de vida con naturalidad y sin avergonzarse de ello.

 

11. El secreto de su matrimonio es tener baños separados
Muchos se preguntarán cómo se puede ser feliz al lado de un hombre que ha hecho del bodyshaming (del shaming en general) el centro de su campaña, xenófobo y con unas cuantas acusaciones de abusos a sus espaldas. «Tenemos baños separados», contaba ella en una entrevista, como el secreto de su matrimonio. Además de este detalle tan doméstico, parece que los Trump se complementan a la perfección y forman el matrimonio republicano y multimillonario ideal. Ella es bella, inteligente, discreta, buena madre y una esposa amantísima pero que no interviene en los negocios de su marido y su presencia solo es física en su carrera política (no intelectual). Él declaró en una ocasión que se levanta muy pronto y trabaja hasta muy tarde así que no tiene tiempo de llegar a casa por la noche y tener problemas maritales, de manera que Melania no se los propociona.
¿Que no es precisamente un matrimonio modélico? En términos de igualdad, no. Pero como ejemplo de familia conservadora americana, dan en el clavo.