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El amor de los Reyes Felipe y Letizia: un matrimonio con altibajos que remontó por el bien de sus hijas y de la Corona

Mantener un matrimonio bien avenido no es fácil, y más todavía si la pareja es la primera del país, la más seguida, la más examinada y en numerosas ocasiones, la más cuestionada. No es ningún secreto que el matrimonio que mejor marchaba de la Familia Real era el de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que están enamorados desde el primer día y han seguido juntos contra viento y marea. Tan solo el ingreso en prisión del exjugador de balonmano les ha separado. Por su parte, todo el mundo sabe cuál es la relación entre los Reyes Juan Carlos y Sofía y que la Infanta Elena y Jaime de Marichalar aguantaron 12 años casados.

Quedaba así el más importante de todos: el de los Reyes Felipe y Letizia. Se conocieron en octubre de 2012 en una cena en casa de Pedro Erquicia a la que fue invitado el entonces Príncipe de Asturias. Allí se presentó Manuel Rubio, entonces director adjunto de ‘Informe Semanal’, que no pudo ser acompañado por su mujer, así que llevó a una ya por entonces famosa periodista de La 1: Letizia Ortiz Rocasolano.

Don Felipe sabía que ella iba a ir, no fue un encuentro casual, al menos para él. La química fue evidente, ambos conectaron y se dieron cuenta de que entre ellos había algo especial. Sin embargo, no pasó de ahí en su momento, entre otras cosas porque ella salía con David Tejera. En 2003, después de que Letizia volviera de ejercer de corresponsal en la guerra de Irak, hubo encuentro, no sin antes mucha resistencia de la periodista. Aunque se sentía atraída por el entonces heredero, no quería dejarse llevar temiendo lo que ocurriría después. La asturiana tenía miedo de lo que podrían sufrir ella misma y su familia, y viendo lo que pasó y ha seguido pasando, no le faltaba razón.

El 1 de noviembre de 2003 se anunció el compromiso entre Don Felipe y Doña Letizia, rubricado cinco días más tarde en una ceremonia en el Palacio de El Pardo. Con las críticas por el famoso ‘déjame terminar’, la ya experiodista se dio cuenta realmente de dónde se había metido. El 22 de mayo de 2004 llegó la boda. Ante 1200 invitados, entre los que estaban miembros de Casas Reales de todo el mundo, los Príncipes de Asturias se dieron el ‘sí, quiero’. La lluvia caía intensamente sobre Madrid, desluciendo ese enlace celebrado en la Almudena y el Palacio Real. Comenzaba así un matrimonio que ha atravesado momentos muy buenos, otros regulares y algunos terriblemente malos.

Sus mejores momentos se los han dado sus hijas. La Princesa Leonor vino al mundo el 31 de octubre de 2005, mientras que la Infanta Sofía nació el 29 de abril de 2007. El entonces Príncipe Felipe quería más, pero era un riesgo, ya que si nacía un varón, desplazaría a Doña Leonor como heredera, lo que arrebataría prestigio a una Institución necesitada de buena imagen. Con ellas han creado un fuerte vínculo que resulta indestructible pese al paso del tiempo. Las dos hermanas están muy unidas y se llevan muy bien con sus padres, sobre todo Don Felipe con su primogénita, y Doña Letizia con la benjamina, por aquellos de que tienen caracteres más compatibles.

Los peores momentos se los han dado también sus familiares. Doña Letizia sufrió como nunca por la muerte de su hermana Erika en febrero de 2007. La consorte estaba en el último semestre de su segundo embarazo y solo ella sabe el infierno que vivió. Don Felipe le apoyó más que nunca, y después, la llegada de la Infanta Sofía alegró a la desconsolada Letizia. Por otro lado, los enfrentamientos familiares han sido una constante. La Reina Sofía, las Infantas Elena y Cristina y sus maridos acogieron bien a Doña Letizia, aunque solo fuera porque hacía feliz a Don Felipe. Sin embargo, ya en 2005 surgieron las desavenencias entre las Infantas y su cuñada. La Reina Sofía estaba emocionada con la familia formada por su hijo e intentó estar muy cerca, aunque pronto se le hizo saber que no debía inmiscuirse tanto. La decepción fue grande y con el paso de los años, concretamente en la Misa de Pascua de 2018, se vio cómo era realmente la relación entre suegra y nuera. La vergüenza y el escándalo lograron calmar los ánimos, al menos de cara al público.

El Rey Juan Carlos nunca ha soportado a su nuera, algo que por otra parte es mutuo. Los escándalos de una y otra parte han dado la razón tanto al Emérito como a la Reina, aunque al menos han logrado una coexistencia pacífica. Públicamente hay que quedar bien, y en privado, cuanto menos tengan que verse, mejor. Asimismo, las tensiones con los Urdangarin de Borbón y el estallido del Caso Nóos dinamitaron las ya complicadas relaciones entre las dos parejas. Todo ello ha hecho mella en el matrimonio de los Reyes Felipe y Letizia, que han pasado momentos realmente malos en ocasiones por las tensiones familiares.

2013 fue sin duda el peor año para el matrimonio regio. En primavera de ese año empezaron los rumores de que algo no iba bien entre los entonces Príncipes de Asturias. El Caso Nóos y los escándalos del Rey Juan Carlos tampoco ayudaban, con la Corona en horas bajas. En su caso, amor y trabajo van unidos, por lo que las tensiones de familia afectan a todos los ámbitos y no hay escapatoria posible. El momento más crítico fue el verano, y más concretamente cuando llegó el momento de las vacaciones en Palma, esas que Doña Letizia considera trabajo y que no disfruta realmente.

Don Felipe llegó a Mallorca para participar en la regatas de la Copa del Rey de Vela. No le acompañan ni la Princesa de Asturias ni sus hijas, que tardaron tres días en unirse a la Familia Real en Marivent. ¿Dónde estaban? En Madrid. ¿Por qué? Asuntos privados. Doña Letizia y las niñas posaron con la Reina Sofía, la Infanta Elena, sus hijos y los niños Urdangarin tras el curso de vela en el que Doña Leonor y Doña Sofía no han participado. Su estancia no sería muy agradable, ya que la consorte cogió la maleta y se fue de Mallorca tres días antes de lo previsto. Allí se quedaron Don Felipe y las niñas. Algo pasaba y era muy grave. Se empieza a hablar abiertamente de ruptura.

Por si fuera poco, ABC publicó ese mes de agosto un tema firmado por Almudena Martínez-Fornés en el que habla de la crisis matrimonial de la pareja heredera en aquel momento. Las causas eran los problemas de Doña Letizia para adaptarse a su papel en la Familia Real Española, olvidando quién es y que en su día aceptó integrarse en la Casa Real, a la que entró por matrimonio. Lo cierto es que públicamente ella estaba tensa, siempre seria y alejada de esa sonrisa eterna que lucen otros royals de Europa al menos cuando están en público. Algo fallaba y había que buscar una solución.

Todo cambió en septiembre de 2013, cuando Don Felipe y Doña Letizia aparecieron en Buenos Aires con motivo de la asamblea del COI en la que se eligió qué ciudad acogería los Juegos Olímpicos de 2020. Tokyo fue la elegida, pero ni ese disgusto aplacó la felicidad de la pareja. Sonrisas y miradas cómplices, paseos cogidos de la mano… la armonía había vuelto a este matrimonio del que tanto dependía la Corona. La Institución pasaba por un mal momento y todos debían remar en la misma dirección. La Familia Real necesitaba que el principal matrimonio de los Borbón y Grecia, teniendo en cuenta que lo de Don Juan Carlos y Doña Sofía no tenía solución, fuera bien avenida. Juntos eran más fuertes. Además, la Monarquía es imagen, y no hay nada mejor que una pareja feliz y una familia perfecta, como podían representar Don Felipe y Doña Letizia con sus hijas en los buenos tiempos.

2014 fue un año clave. No solo se cumplieron 10 años de su matrimonio, sino que el 19 de junio se convirtieron en Reyes de España. Por fin llegaba el momento que estaban esperando. Adiós a las Infantas, adiós al Rey Juan Carlos… la Reina Letizia era feliz y estaba exultando. Ahora el poder era de Felipe VI, y por extensión de ella. Desde entonces han vivido momentos muy buenos, pero también otros malos, con escándalos, rumores y muchos problemas.

2018 fue complicado para ellos, ya que el choque de Reinas a la salida de la Misa de Pascua dejó por los suelos la imagen de la Reina Letizia y también hizo daño a la Princesa Leonor. Fue necesaria una larga operación de mejora de imagen que comenzó una semana después de ese complicado 1 de abril de 2018 y que mucha gente se tomó como un teatrillo entre las dos Reinas.

La relación conyugal también se vio afectada. Además de echar en cara a su consorte el daño de imagen causado a la Institución, Don Felipe afeó el trato de la Reina Letizia a la Reina Sofía. Por muy mal que le pareciera que la Emérita quisiera hacerse una foto con sus nietas pequeñas, entendió su actitud como una falta de respeto a Doña Sofía, que es su madre, y de paso colocó en el ojo del huracán a Doña Leonor, el futuro de la Corona. Esas semanas tuvieron que ser complicadas para la pareja reinante, que tuvo que dejarse ver feliz y enamorada para que se acabasen los rumores de divorcio. No, Don Felipe y Doña Letizia adquirieron un compromiso con el matrimonio, con la Corona y con España. Tienen sus altibajos y no es la pareja perfecta, pero el amor sigue llenando cada rincón de su residencia en La Zarzuela.