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El cómico incidente de María Patiño cortando solomillo en ‘La última cena’ por el que terminó en el médico

El surrealismo de ‘La última cena’ crece por momentos y la diversión está asegurada en cada una de sus noches. Se han vivido todo tipo de momentos que ya pasarán a la historia del programa, como la mosca en el plato de Rafa Mora, Chelo García Cortés yendo a chuparle la calva a Kiko Matamoros o las pelucas de Lydia Lozano en cada noche. Como no podía ser de otra manera, en el último programa también ha habido momentazo.

María Patiño se encontraba probando el solomillo Wellington que habían cocinado Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez y, como bien ha hecho durante otras cenas, la forma de probar ha provocado todo tipo de risas y carcajadas. La cara de la colaboradora era épica y, haciendo muchos gestos, terminaba diciendo mientras cortaba el solomillo: «El hojaldre me provoca rechazo».

De repente, y ante la sorpresa de todos, comenzaba a decir: «Que estoy sangrando». La colaboradora había comenzado a sangrar entre dos dedos y nadie entendía el porqué. Por su parte, Jorge Javier Vázquez se reía y decía: «Se te está poniendo el dedo como con gangrena». Preocupada, pero con mucho humor, Patiño decía: «Se me está poniendo el dedo como morado. ¿No será del hojaldre, no?».

El Doctor en acción

Si el surrealismo ya estaba siendo absoluto, todavía lo fue aún más cuando Carlota Corredera decidió llamar por teléfono a las 12 de la noche y con una servilleta puesta en la cabeza al Doctor Sánchez Martos. La presentadora le pedía que pusiera Telecino para hacer un diagnóstico sobre la mano de María Patiño, que la tenía en alto y no sabía bien qué hacer con ella.

«Tiene pinta de que se ha debido hacer daño con algo ahí. La tiene que ver un médico, que coja una gasita estéril de las que tenéis en el botiquín, le echáis betadine, untáis la herida con betadine. No tiene nada que ver con la reacción alérgica. Agua fresquita en el espacio interdigital», concluía. Todo apuntaba que lo que tenía era un derrame sobre el que, además, habría tenido el anillo. El surrealismo fue máximo y las risas estuvieron aseguradas.