Inicio Chiiist! Entrevista con Mercedes Wullich: Lo que distingue a una mujer líder

Entrevista con Mercedes Wullich: Lo que distingue a una mujer líder


“¿Que no hay mujeres? Bueno, pues ¡ahí las tienes!”. Con esta contundente respuesta puso fin Mercedes Wullich al argumento que defiende que, si no se destaca la figura femenina en ciertas esferas, es porque no hay figuras femeninas que destacar. La fundadora del portal de actualidad Mujeres y Cía eligió 10 categorías para colocarlas a ellas –deportistas, empresarias, directivas, políticas, pensadoras…- donde “las encuentren, las vean y se vuelvan referentes” por lo que no es extraño que compare el ránking de las top100 de España con un faro.


Como en todos sus proyectos, ya sea el medio online que dirige desde el año 2000, la consultora Gender Capital o este poderoso think tank en forma de lista anual, el objetivo no es otro que poner el foco en las mujeres y, por si aún hay quien se pregunte si esto es necesario, le pongo un caso práctico: ¿cómo afectan titulares como “Messi, Higuaín y una mujer, candidatos a mejor gol de año” a una periodista que vio la necesidad de crear una página de noticias con perspectiva de género?, pregunto.


Con una experiencia de más de 15 años en medios de su argentina natal, la empresaria que ha llevado esta pelea cotidiana por la visibilidad femenina al siguiente nivel responde: “Es un desastre, pero es habitual. Lo fácil es el estereotipo, lo difícil darle una vuelta a los temas y pensar que podemos hacerlo de otra manera”.


Para ello resulta necesario revisar las bases de la cultura y la educación para lograr que los cambios se hagan perceptibles en la superficie, incluso aquellos elementos que, a fuerza de interiorizarlos, hemos dejado de plantearnos. “Hay una cuestión de sexismo mental y también está el lenguaje, algo mucho más complejo y que sí importa”, expone. Como ejemplo,


«No le preguntes más a las mujeres cómo hacen para conciliar, pregúntaselo a un hombre para que al menos empiece a pensar si no debería hacerlo»


Wullich recuerda cómo tras una conferencia, un grupo de mujeres le dijo que consideraba ridículo decir ‘buenas tardes a todos y a todas’. “¿Y por qué no ‘a toda la gente o a todas las personas’? Entiendo que en el léxico cotidiano es más difícil, pero francamente me molesta que una empresa que quiere venderme algo no se tome el trabajo de pensar con qué mensaje debería hacerlo. ¿Quieres ser el primero en tener un Samsung Galaxy S6? Qué tal: ¿Quieres ser quien primero tenga un…?”


Otra anécdota a la que recurre para ilustrar el techo de cristal con que las mujeres lidiamos más allá del ámbito laboral es el momento en que se informa de su nombramiento a las top 100 mujeres líderes del año. Y es que lo más probable es que a un hombre nunca se le ocurriera preguntar: “¿quién me votó?” o “¿por qué yo?”. Para la impulsora del ránking se trata de un problema cultural. “Ellos, generalmente educados para ir adelante con la seguridad necesaria que les hace preguntarse ¿por qué no? Nosotras, dando explicaciones o creyendo que nunca es suficiente. Qué cansancio. ¡Hagamos rápidamente el upgrade!”


Así, si la seguridad sería el primer ingrediente en la formulación de un gran líder, le siguen la determinación para fijar objetivos personales y profesionales y la corresponsabilidad, apoyo e implicación de todos los que le rodean: dejemos de preguntarle únicamente a las mujeres por la conciliación.


¿Qué es una mujer líder? ¿Cuáles son sus referentes?


Me gusta pensar que el liderazgo no tiene sexo sino formas y resultados. Pero sí creo que todavía es preciso poner el foco en las mujeres mientras en la carrera no salgamos todas -las personas- desde la misma línea de partida y con los mismos obstáculos. El liderazgo se construye de muchas maneras en base a experiencia, desafíos, resultados… Me gustan Saskia Sassen, Eva Illouz, Rita Montalccini, Fran Lebovitz … lo que son, lo que dicen, lo que han hecho… por razones muy diferentes me resulta inspirador. En el orden local, muchas de Las Top 100… Amelia Valcarcel, Ana María Llopis, Ángeles Durán entre otras…

Tiene 5 hijos y varios proyectos de éxito, no le preguntaré cómo lo hizo sino, ¿por qué a los hombres no les preguntan por conciliación?


Yo ya he sentado unos pocos parámetros para no enojarme: no me presentes diciendo que tengo 5 hijos pues eso no es una categoría y con un hombre no lo harías. No le preguntes más a las mujeres cómo hacen para conciliar… por educación lo llevamos en el ADN y es aburrido escucharlo: pregúntaselo a un hombre para que al menos empiece a pensar si no debería hacerlo.


“Hay que elegir bien a la pareja”, suele repetir. ¿La igualdad doméstica sigue requiriendo una conversación previa o ha llegado el punto en que el reparto se establece de forma natural?


De forma natural nada…hay una evolución moderada pero me sorprende cómo todavía en las nuevas generaciones hay roles que se perpetúan. La educación es la clave y aquí tengo que decir que, como todavía somos las mujeres las que mayoritariamente educamos puertas adentro y puertas afuera, hay algo que estamos haciendo mal. Con respecto a la pareja, es un asunto vital. Si quien tienes al lado es un lastre y no un impulso, o te lo quitas o renegocias. Un enorme porcentaje de los logros de las personas, sean hombres o mujeres, dependen del apoyo y confianza de quienes les acompañan. Lo de “detrás de un gran hombre…” es palmario. En cualquier pareja, es preciso que cada cual tenga sus proyectos. Y elegir bien es contar con la otra parte para que llevarlos adelante sea posible. Ser corresponsables.


¿Es la culpabilidad por el éxito un sentimiento intrínsecamente femenino?


Supongo que sí, mayormente… Pero en este caso, creo que está en franco retroceso. Con lo que cuesta el éxito, renegar de él no me parece normal. Otra cosa son los daños colaterales del éxito. Y esto ya tiene que ver con las elecciones y las formas de asumirlo. Es otra cuestión y me parece que toca a hombres y mujeres por igual.


¿Cuál es el mejor consejo profesional que ha recibido y de quién vino?


Mi abuela me dijo cuando era muy chiquita: “No inviertas tiempo en aprender lo que cualquiera podría hacer si pudieras pagarle con el dinero que ganes, sino en lo que realmente te gusta hacer y nadie podría hacer por ti.” No sé si es el mejor, pero lo tengo siempre presente.


Brecha salarial, techo de cristal, convivencia de estereotipos masculinos en la socialización y educación… Se plantean muchos problemas para la vida empresarial de la mujer pero ¿alguna solución?¿Cuál debería ser la prioridad?


En lo formal, baja paternal obligatoria. Los hijos no son de las mujeres sino de quienes han emprendido ese desafío de tenerlos, educarlos, disfrutarlos. Para las empresas debería ser un reto cambiar las cosas y contar con gente comprometida y feliz. Para la sociedad, un tema económico y de debate insoslayable. A la par, las mujeres deberíamos hacer nuestro master en habilidades que debemos adquirir. Y en determinación y destockage de aquello que nos sobra. La mochila debe ser liviana y contener sólo lo esencial para nuestros objetivos personales y profesionales. El resto, ¡fuera!


¿Se ha encontrado con algún síntoma que indique que vamos en la buena dirección?


¡Sí claro! pero es una montaña rusa. Vamos bien, y al rato vamos mal. Aparecen ciertos ratios y experiencias que me hacen ser optimista y de pronto unos datos medidos desde tal o cual sector o con otros baremos, me dicen que vamos para atrás. Lo que tengo claro es que hay que tener una actitud alerta y en esto, ser militantes.


¿Qué opina de medidas como la congelación de óvulos impulsadas por las empresas denominadas women friendly?


Creo que es dar una coartada en lugar de una solución. Lo disruptivo sería que hubiera empresas en las que mujeres y hombres pudieran dedicarse a trabajar y a tener una vida fuera del trabajo en la que pudieran decidir cómo y en qué invierten su tiempo. Ser madres-padres, formarse, divertirse o rascarse el ombligo. La procreación es un tema que debe incumbir a la sociedad. En el caso de España, se viene el “invierno demográfico” y esto debería ser un tema de debate capital. ¿Envejecemos, duramos más…y a la vez el bajo índice de nacimientos es alarmante. ¿Las empresas no son conscientes de que más allá de la RSC necesitarán consumidores?


Cobramos menos y pagamos más en determinados bienes de necesidad básica (tasa rosa), ¿por qué seguimos escuchando a mujeres renegando del feminismo?


Porque los debates son epidérmicos y a la mayoría no le interesa ir al fondo de la cuestión. Eso supondría un ejercicio intelectual y enfrentarse quizás con una realidad a la que no sabrían cómo “acomodarse”. He escuchado la aberración de decir “no soy ni feminista ni machista”. Eso es falta de cultura y educación. ¡Abrir los libros, leer historia, ser responsables y no tirar la pelota fuera de la cancha! Eso es lo que debemos hacer, por nosotras, por la sociedad, por las nuevas generaciones tengan el sexo que tengan.


¿Cuál es el peor estereotipo al que ha tenido que hacer frente como empresaria?


Hay muchos “peores” pero me subleva cuando escucho que “la mujer es la peor enemiga para la mujer”. ¿Y los hombres para los hombres? También…y todo lo contrario. Me cansa y recuerdo cada vez aquello que escuché a la catedrática Mary Álvarez Lires: “ El discurso de las carencias no es transformador” ¡Me encanta!


¿Qué es lo mejor de su posición actual?


Otra anécdota a la que recurre para ilustrar el techo de cristal con que las mujeres lidiamos más allá del ámbito laboral es el momento en que se informa de su nombramiento a las top 100 mujeres líderes del año. Y es que lo más probable es que a un hombre nunca se le ocurriera preguntar: “¿quién me votó?” o “¿por qué yo?”. Para la impulsora del ránking se trata de un problema cultural. “Ellos, generalmente educados para ir adelante con la seguridad necesaria que les hace preguntarse ¿por qué no? Nosotras, dando explicaciones o creyendo que nunca es suficiente. Qué cansancio. ¡Hagamos rápidamente el upgrade!”


Así, si la seguridad sería el primer ingrediente en la formulación de un gran líder, le siguen la determinación para fijar objetivos personales y profesionales y la corresponsabilidad, apoyo e implicación de todos los que le rodean: dejemos de preguntarle únicamente a las mujeres por la conciliación.


Siempre pensé que todo el mundo hacía lo que quería hasta que me di cuenta de que era una privilegiada. Y así ha transcurrido mi vida: sólo he trabajado en cosas que me apasionan y las mujeres se han vuelto el eje de lo que hago. Lo mejor de este momento es que empiezo delegar proyectos e ideas para centrarme en dar conferencias para acelerar los cambios y sacudir ideas instaladas…y a escribir algo que no sea sólo periodismo. Tengo en la mochila una novela y un ensayo. Y otro cuyo género no sé si estará más cerca de la novela o del ensayo pero del que ya tengo título y tema: “La doble vida de la señorita Rottenmeier”. Va sobre una alta ejecutiva, sus vicisitudes sobre el acceso y la gestión del poder y el por qué las mujeres no salen del armario en el mundo profesional y político español. ¡Escribirlo está siendo revelador!