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Las confesiones de Menchu Álvarez del Valle: las alegrías, la tristeza y el vicio de la abuela de la Reina Letizia

Menchu Álvarez del Valle es una mujer singular. Si es famosa en toda España es por la entrada de su nieta Doña Letizia en la Familia Real, pero en Asturias, su tierra de adopción, era conocida como locutora. Dedicó su vida a las ondas y los radioyentes nunca la olvidan. Pasados los 90 años, lleva una existencia discreta, aunque de vez en cuando ofrece unas declaraciones en las que deja claro que es una mujer normal y corriente, aunque fuerte y llena de vitalidad a pesar de que los años pasan y pesan.

La locutora ha hablado con Carmen Duerto con motivo de su 92 cumpleaños, y ha aprovechado para realizar algunas confesiones desde su casa de Sardeu, a poca distancia de Ribadesella, uno de los lugares más bellos de Asturias. Lo primero que ha hecho es confesar que sigue adelante con un vicio que ni puede, ni quiere abandonar. «Sigo fumando porque me gusta y a estas alturas pues qué quieres que te diga. Me gusta y fumo. Lo he intentado dejar porque mi hijo me regaña. Si está mi hijo, fumo a escondidas, que es el colmo». Tiene un límite de 8 cigarrillos al día, aunque no siempre lo cumple.

La mayor tristeza de Menchu Álvarez del Valle es que vive sola desde que en 2005 murió su marido, José Luis Ortiz Velasco. Sin embargo, no está sola a pesar de que confiesa que a veces pasa el día sin hablar: «Hay días en los que apenas hablo, tan solo con mi hijo, que me llama a diario». Es precisamente su hijo, Jesús Ortiz, el que más pendiente está de ella. Su otra hija, Henar Ortiz, también intenta estar cerca de ella, pero respetando la independencia que tanto gusta a la locutora: «Mi familia está muy pendiente de mí, demasiado diría yo, porque soy muy independiente».

Pasados los 90, se siente muy bien. Celebra su cumpleaños con una tarta de chocolate que tanto le gusta y con la compañía de algunas sobrinas que van a visitarla. Con sus parientes cercanos ya pasó la Nochebuena y la Nochevieja en Madrid, y por tanto no espera su visita. «Es precioso cumplir esa cantidad de años y más en buenas condiciones. Es cierto que he perdido algo de movilidad y, a veces, por falta de uso, pierdo agilidad con las palabras y tengo que buscar algunas porque las olvido, pero enseguida encuentro una que también sirve. Quizá esa falta de conversación hace que se me pierdan las palabras».

Menchu Álvarez del Valle sigue conduciendo

De todos modos, también tiene amistades con las que se reúne en la tertulia ‘El Garabato’. Va con frecuencia a la cercana Ribadesella en un Renault Clio que mantiene bien. La Reina Isabel no es la única nonagenaria que conduce, ya que también lo hace la bisabuela de la que está llamada a ser Reina de España. Además, mientras Isabel II solo lleva el coche por sus terrenos privados, Álvarez del Valle va desde su casa hasta la capital del concejo riosellano.

Lo que pide es para su mayor alegría: su familia: «Que toda mi familia sea feliz, que mis hijos, nietos y cuatro bisnietas encuentren el camino que quieran encontrar. Yo soy vieja y ya tengo mi vida hecha, tengo de todo y no necesito nada. Solo quiero la felicidad de los míos. Es mejor estar rodeado de felicidad, se contagia», asegura la locutora.