Anuar Beno ha dado motivos más que suficientes para ser sancionado, pero la organización mira para otro lado. ¿Por qué?
Anuar Beno ha dado motivos más que suficientes para ser sancionado, pero la organización mira para otro lado. ¿Por qué? Básicamente, porque la jugada de márquetin de la cadena de intentar representar a toda la sociedad quedaría en agua de borrajas.
El antedicho se comporta como un mena a las 12 de la noche de un sábado. Los derechos que no tenía en su pueblo parece haberlos adquirido al cruzar el estrecho y ello le autoriza a llamar vieja a Ana o a responder como un macarra de tres al cuarto a quien le apetezca.
Y siempre bajo la sombrilla de que si alguien me responde es un racista. Al fin y al cabo, pertenece al elevado porcentaje de marroquíes que lleva años comiendo de los contribuyentes, por lo que tampoco es que tenga que hacer demasiado para tener una vida digna que le pagamos todos.
En lo que respecta a las pruebas, cartón del cero, su esfuerzo a la hora de coger leña o demás, nasti de plasti, eso sí, de chulería, insultos y lecciones todas las que queramos.
En los tiempos de la corrección política, parece repugnante que insulte a Ana y que la organización no lo destierre durante un par de días para que aprenda cómo se va en el tren y que en este país las mujeres sí tienen derechos y pueden hacer lo que les de la gana.
Imaginamos que esperarán a que se pase de la raya unas 100 veces más para proponer una sanción tibia y que no se les vea el plumero. Sea como sea, ya tendría que estar en su casa y no volver a Telecinco en su vida.
