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Alejandro Castro se reunió con director de la CIA y Raúl habría inculpado a China de ataque a diplomáticos

Raúl Castro y su hijo Alejandro Castro Espín. Foto Internet

MIAMI, Estados Unidos.- De acuerdo a un reportaje publicado este sábado por The New Yorker, John O. Brennan, quien fuera director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), desde 2013 a 2017, viajó a Cuba en una misión secreta en el 2015 y allí se reunió con Alejandro Castro Espín, hijo del ex gobernante Raúl Castro.

Según la publicación, Castro que en aquel momento era supervisor de las agencias de inteligencia de la Isla, y en 2013 había sido designado por su padre como su intermediario ante los enviados de Obama en el proceso de acercamiento entre la Isla y Estados Unidos, se reunió con el director de inteligencia estadounidense a pocas semanas del restablecimiento oficial entre los dos países.

Brennan consideraba a la inteligencia cubana como la mejor de América Latina y quería establecer vínculos en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. En la reunión, de acuerdo a funcionarios estadounidenses que estuvieron presentes, los cubanos también admitieron que respetaban a la CIA., e incluso, que la encontraban más confiable que el Departamento de Estado, que durante el mandato de George W. Bush había cooperado con los programas destinados a socavar el gobierno de la Isla.

Aquellas negociaciones no fructificaron. A pesar de que Brennan y Castro acordaron varios pasos, como ubicar en Washington un oficial que sirviera como enlace entre los servicios de inteligencia de ambos gobiernos, los cubanos nunca cumplieron, reza el texto.

Reportaje The New Yorker.

En el reportaje, titulado El Misterio del Síndrome de La Habana y firmado por Adam Entous y Jon Lee Anderson, los estadounidenses creen que la gestión de Castro fue minada por quienes en la Isla se oponían a mejorar las relaciones, sin embargo, la parte cubana se quejó de lo mismo en la CIA.

Por otro lado, el reporte asegura que Raúl Castro habría sugerido que un tercer país estaba detrás de los presuntos ataques sónicos que afectaron al personal diplomático estadounidense y canadiense en La Habana.

Al respecto, el texto dice que las negociaciones entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos con vistas al restablecimiento de los vínculos diplomáticos se aceleraron a raíz de la enfermedad de Hugo Chávez.

Las negociaciones fluyeron rápidamente, y después que Obama y Castro tenían un acuerdo pactado, Washington pidió aumentar el personal de su Oficina de Intereses en La Habana, a lo que La Habana accedió: de 51 a más de 70 diplomáticos, asegura The New Yorker, sin embargo, los republicanos en el Congreso, opuestos a la normalización, bloquearon el financiamiento para ello y dejaron el aumento de personal en 54.

Entretanto, el 30 de diciembre de 2016 se presentó a consulta médica en la Embajada de EEUU en La Habana el primer afectado por los sucesos de salud que luego se extenderían hasta sumar 21 víctimas. No fue hasta el 17 febrero de 2017 que el embajador, Jeffrey DeLaurentis, lo discute con Josefina Vidal Ferreiro, directora de Estados Unidos en la Cancillería cubana.

Cuatro días después, el 21 de febrero, Raúl Castro le pide a DeLaurentis hablar a solas, y allí trata el tema y lanza la sospecha de que podría haber sido obra de otro país, y no de Cuba, dice la publicación, sin embargo desde entonces el Gobierno cubano ha negado que Raúl lanzara esa hipótesis.

Un exfuncionario de la administracioón Trump dijo al periódico estadounidense que en abril de ese año Alejandro Castro habló a través de Skype con el sucesor de Deare, Fernando Cutz, y otros oficiales de la Agencia de Seguridad Nacional, para negar la implicación de su Gobierno en los supuestos ataques, “Fue muy firme, apasionado”, recuerda.

La CIA y la NSA buscaron entonces a través del espionaje evidencias de que el ataque viniera de Rusia, pero después de meses tampoco obtuvieron resultados positivos.

Pero a fines de 2017 oficiales del Gobierno de EEUU supieron que Raúl Castro había sugerido en privado que los incidentes eran responsabilidad de China, algo que en lo adelante Cuba ha negado.