Inicio Cuba Antonio Prohías: un caricaturista excepcional, perseguido y poco conocido

Antonio Prohías: un caricaturista excepcional, perseguido y poco conocido

LA HABANA, Cuba. — En los anales del humor gráfico cubano brillan nombres como Jaime Valls, Eduardo Abela, Rafael Blanco, Armando Maribona, Héctor Zumbado, Juan Padrón y otros. Durante la etapa republicana, algunos destacaron por su agudeza en la sátira política y la creación de historietas que encontraron aceptación más allá de las fronteras cubanas.

Tal fue el caso del historietista y caricaturista Antonio Prohías, nacido en Cienfuegos el 17 de enero de 1921. Graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, en 1946 obtuvo por primera vez el premio “Juan Gualberto Gómez”, la mayor distinción que se otorgaba a los caricaturistas en esa época, y que ganaría en otras cinco ocasiones.

Dotado de una singular mordacidad para la caricatura política, Prohías fue un colaborador regular de varias publicaciones, plasmando en sus dibujos el ambiente político y social que se respiraba en el país. Dueño de un humor refinado que imprimía a personajes y situaciones, estudió a profundidad la naturaleza humana, rasgo que le permitía crear viñetas críticas e instructivas, además de hilarantes.

Todos los gobiernos republicanos fueron azotados por su implacable arte; pero en 1959, con la llegada de los barbudos al poder, las circunstancias cambiaron. Prohías pareció intuir el verdadero plan de Fidel Castro, y desde el mismo año del “triunfo” comenzó a representarlo como comunista.

Por entonces el cienfueguero ocupaba la presidencia de la Asociación de Caricaturistas Cubanos. La ironía de sus viñetas, así como su elevada responsabilidad dentro de un gremio que a Castro le resultaba particularmente molesto, provocaron que sobre él se desatara el hostigamiento del nuevo régimen, enemigo de la libertad de expresión y creación.

Antonio Prohías fue acusado sin pruebas de ser un agente al servicio de la CIA, y el propio Fidel Castro compareció en televisión afirmando, mientras mostraba una caricatura suya, que estaban haciendo “campañitas” en su contra.

Previendo lo que se avecinaba, Antonio Prohías se exilió en mayo de 1960 para salvar su vida. En la ciudad de Nueva York tuvo que comenzar de cero, alternando trabajos comunes durante el día, con su oficio de dibujante nocturno.

En la gran ciudad nacieron los populares personajes de la saga Spy vs Spy, que reflejaba las confrontaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y ese mismo año obtuvo el premio Mergenthaler a la mejor caricatura anticomunista a nivel global, publicada por el diario El Mundo.

Tras ese éxito inmediato, Antonio Prohías presentó sus dibujos a la revista satírica MAD, donde fueron aceptados de inmediato. Su serie Spy vs Spy se convirtió en un clásico que trascendió el formato del comic para ser reproducido en libros, el cine y la televisión. Prohías se mantuvo colaborando con la publicación hasta su retiro por enfermedad.

Entre sus tiras cómicas más conocidas figuran La Mujer Siniestra, Tovarich, El Diplomático, Erizo y Oveja negra, todas producidas durante sus años de trabajo dentro de Cuba. En 2017 Prohías fue incluido en el Will Eisner Hall of Fame, que reconoce el talento creativo en el universo de las historietas.

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