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Así son los viajes de cubanos a Panamá por negocios

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Una de las tiendas dirigidas a cubanos en Panamá (foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – A menos de un mes de comenzado el otorgamiento de las llamadas “tarjetas de turista” en la Embajada de Panamá en La Habana, un recurso migratorio que exime de tramitar el visado oficial a algunos cubanos que solo viajarían a realizar compras en el país istmeño, ya se han reportado varios casos de fraude y falsificación de los documentos requeridos en tal proceso.

Tanto a la salida de Cuba como a la entrada en Panamá, se ha intensificado el control de la documentación de quienes viajan haciendo uso de una tarjeta de turista que apenas presenta elementos de seguridad en su diseño, más allá de la acuñación de un código numérico y un sello ordinario muy fáciles de reproducir en cualquier impresora doméstica.

Lo mismo ha sucedido con los carnés de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) ‒entre los documentos exigidos por el consulado panameño‒, lo que ha determinado el congelamiento de la entrega de nuevas licencias a “Trabajadores por Cuenta Propia” como solución de emergencia ante el incremento de las solicitudes en los últimos treinta días, algo que muchos no dudan en relacionar, además, con la voluntad gubernamental de apelar a cualquier pretexto para frenar el éxodo de mano de obra hacia el sector no estatal.

“No se están otorgando más licencias”, asegura una funcionaria de la ONAT consultada con respecto a los temas de los viajes a Panamá: “Después que se anunció lo de las tarjetas se recibieron miles de solicitudes sobre todo para aquellos oficios cuyos impuestos son menores. Era uno de los requisitos de la embajada panameña que la persona tuviera una licencia de trabajador por cuenta propia (…), eso fue suficiente para que la gente viniera en manifestación. (…) De pronto, como por magia, había cientos de mecanógrafos, repasadores, vendedores de maní”.

Por otra parte, algunos cubanos que han logrado llegar a Panamá bajo el amparo del nuevo procedimiento, dicen sentirse tratados como delincuentes al ingresar a ese destino de viaje donde habrían llegado como “turistas” o, en última instancia, como “gente de negocios”.

“Al entrar a Panamá nos separan y nos llevan a una salita aparte donde nos piden todos los documentos, incluso hasta el carné de la ONAT, lo revisan todo, hacen muchas preguntas, nos miran con cara de malos (…). Está bien que te pidan todo lo que quieran, están en su derecho, pero no que nos aparten como si fuésemos narcotraficantes o asesinos buscados por la Interpol, es así como nos miran quienes esperan en la cola y no saben. Somos turistas, y en todo caso hasta gente de negocios (…). Están virando a mucha gente que no tienen bien los papeles”, comenta uno de los viajeros que hizo uso de la nueva tarjeta.

“A la salida de Cuba, igual. Te revisan una y otra vez la tarjeta y los carnés pero bueno, uno aquí (en Cuba) ya está acostumbrado a esas cosas, a que te miren mal y te pregunten a dónde vas y qué piensas hacer”, asegura el mismo entrevistado.

En tal sentido, varios oficiales de migración en el Aeropuerto de Tocumen, Panamá, han confirmado a CubaNet que desde los primeros días se han detectado viajeros que presentaron documentos falsos, como la tarjeta de turista y el carné de la ONAT, aunque ha habido algunos casos de personas que han rellenado mal las tarjetas o han tachado cosas, lo cual ha sido causa de la anulación y, por tanto, también han sido retornadas a Cuba.

“Las primeras tarjetas las daban sin rellenar, para que la misma persona lo hiciera en su casa, ahora lo están haciendo en el mismo consulado porque ya son muchos los casos de gente que no sabe hacerlo o estropea la tarjeta”, dice un señor que aguarda su turno para recoger su permiso de entrada a Panamá.

Provocadas en buena medida por el contrabando de turnos para las entrevistas, realizado por cubanos residentes en el exterior que se encargan de acaparar las capacidades para luego revenderlas a través de internet o de contrapartes en la isla, por precios superiores a los 200 dólares, las dificultades para obtener un visado panameño han convertido la opción de la tarjeta de turista en un alivio para quienes desean viajar, y no cuentan con ahorros en bancos cubanos o desean emprender de inmediato negocios individuales de contrabando, en un país donde se ha vuelto generalizado y crónico el desabastecimiento.

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Tarjeta de turista entregada por el consulado panameño (foto del autor)

“Para el visado normal se necesita una cuenta en el banco por 500 dólares americanos como mínimo pero también encontrar quien saque el turno para la entrevista, que no baja de 200 pesos (dólares) (…), para la tarjeta, si eres cuentapropista, solo tienes que sacar pasaje y pagar 20 pesos (dólares) sin hacer cola”, explica una mujer que dice además haber hallado en esta facilidad una vía para comenzar un negocio como revendedora, mientras paga una licencia “artificial” como repasadora.

Los rumores, no confirmados por ninguna fuente oficial hasta el momento, sobre la posibilidad de que, más adelante, las personas que obtuvieron la tarjeta de turista y que después retornaron a Cuba en el tiempo previsto pudieran calificar automáticamente para una visa ordinaria con validez por cinco años, ha provocado una verdadera fiebre de solicitudes.

Lo anterior ha repercutido no solo en el aumento de los precios de los pasajes en aerolíneas como COPA, donde los itinerarios de ida y vuelta superan hoy los 800 dólares (poco menos de los que cuesta un viaje a Moscú, otro de los destinos preferidos por los contrabandistas cubanos), cuando antes apenas alcanzaban los 600; sino, además, en maniobras muy parecidas a frenazos por la parte cubana que van desde la congelación de licencias hasta la inmovilización de las navieras que transportan cargas desde la Zona Libre de Colón, creándose un cuello de botella en las importadoras panameñas que solo cuentan con los limitados servicios de la estatal cubana Aerovaradero, con tarifas demasiado elevadas para quienes habían planificado invertir menos dinero enviando las cargas por barco hacia Cuba.

Los cambios repentinos, y hasta cierto punto precipitados, en los requisitos de visado de los cubanos que desean viajar a Panamá, sobre todo la introducción de la tarjeta de turista, han sido medidas del gobierno panameño no solo en virtud de las buenas relaciones diplomáticas con La Habana sino, además, a raíz de estudios económicos que muestran un estimado de más de 2 mil millones de dólares que salen anualmente de la isla, provenientes de una iniciativa privada que debe acudir a mercados foráneos y al contrabando de mercancías para sostenerse, en un contexto económico y político adverso donde no participa en igualdad de condiciones que las instituciones estatales y los empresarios extranjeros.