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Asignaturas pendientes para aumentar el hambre y la miseria

LA HABANA, Cuba. – De vez en cuando, por suerte no es a diario, el periodista mexicano Fernando Buen Abad Domínguez sale con un mamotreto demagógico y panfletario en las páginas del periódico Granma ―dónde si no― que le levanta los pelos de la cabeza a cualquiera. 

Recientemente escribió uno titulado “Asignaturas pendientes de la clase trabajadora”. Lamento decirle a este colega que aboliendo la propiedad privada y destruyendo las clases sociales no se logra acelerar la tecnología y la ciencia, sino que aumenta el hambre y la miseria porque el comunismo no produce y solo tiene un patrón: el jefe de Estado con sus compinches. No tiene grandes ni pequeños propietarios, como dijera José Martí. Tiene solo un dueño.

Si lo que quiere ver este colega es una nueva humanidad convertida en comunista, desabastecida absolutamente de todo, enterrado el capitalismo, volveremos a la Edad de Piedra. 

Así lo quiso hacer Fidel Castro a partir de 1959, cuando expropió bienes a la burguesía, ocupó las fábricas y las nacionalizó, así como la tierra. Esas son las asignaturas pendientes, según Abad Domínguez.

Pues bien: ¿qué ocurrió con las fábricas, con la tierra? 60 años después estamos pidiendo agua por señas al mundo entero, los bolsillos del pueblo están vacíos y el Estado se endeudó. Todo colapsó. ¿Y sabe usted por qué? Pues porque se trata de “un modelo económico que no sirve ni para nosotros”, como reconoció el mismo Fidel Castro en agosto de 2010, en una entrevista concedida a la revista The Atlantic.

Hoy, los trabajadores cubanos se están reuniendo, sí, pero en espera de que el comunismo se acabe de disolver, como se disolvió el imperio soviético hace unos 30 años.

En Cuba, por ejemplo, se protesta en las calles a pesar de la represión policial. Si Abad Domínguez lo duda, que le pregunte a los cientos que piden libertad en las calles del barrio San Isidro, de La Habana.

Su artículo es pura demagogia vacía de significado. O sea, ¿que el capitalismo debe desaparecer y que tenemos que imponer el comunismo como solución a los problemas del mundo? 

¿Querrá entonces usted que Corea del Norte nos sirva de ejemplo, con una población maniatada, sumisa, incapaz hasta de peinarse con la raya al medio?

Dice usted que “no basta con desear que muera el capitalismo, sino que hay que erradicarlo definitivamente, porque la ‘globalización’ burguesa ha impuesto una guerra mediática alienante y mundial que el capitalismo apresura contra toda iniciativa democrática”.

Dice también que este 1 de Mayo conmemoramos la lucha planetaria contra el capitalismo y “la tragedia global que perpetra descalabros inenarrables” (alude a la pandemia del coronavirus, supongo).

¿Y se refiere también a la lucha de los cubanos por obtener de madrugada y en cola un pancito diario de 200 gramos de peso en teoría; o a la barbarie que ocurre en Cuba contra los oprimidos por llevar un plato de comida a la mesa? 

Abad Domínguez describe con lujo de detalles y sin darse cuenta el panorama cubano después de 61 años de comunismo al estilo de Carlos Marx: “abolir la propiedad privada, desaparecer las clases sociales y formar una nueva sociedad”. 

Pero a este periodista oficialista le gusta, a pesar de todo, el infierno del capitalismo. Reside en Buenos Aires. Solo ha vivido y trabajado en países desarrollados y, si viene al “paraíso cubano”, se pasa solo días en una casa de visita para invitados de Raúl Castro, o en un hotel cinco estrellas para turistas. 

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