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Bayamo se desnuda para vestir a Baracoa

GRANMA, Cuba.- Bayamo se ha sumado al envío de ayuda a los territorios dañados por el Huracán Matthew, suministrando materiales de construcción y otros recursos mientras sus edificaciones se derrumban por falta de reparación.

San Salvador de Bayamo, segunda villa fundada en Cuba, es una ciudad con gran valor histórico y patrimonial. Con inicios que se remontan al año 1513, exhibe viviendas de arquitectura colonial del siglo XVIII y XIX, donde madera, mampuesto estructuran las vetustas paredes, coronadas de tejas españolas y francesas, que dan un toque rojizo a sus tejados.

Imágenes de archivo muestran edificaciones aún existentes, que simbolizan hechos y valores trascendentales de nuestra historia y cultura. Existen en la ciudad locales que sobrevivieron a la quema gloriosa de 1869 y debieran conservarse como los exponentes más significativos de la arquitectura bayamesa, y que le hacen conocida como la “cuna de la nacionalidad cubana”.

La “cuna” corroída por la carcoma del olvido y la indiferencia.

Visitar lo que ha quedado de algunas de esas antiguas edificaciones bayamesas genera sentimientos que oscilan entre el dolor y la desesperanza, incluyendo la indignación por el descuido patrimonial. Muchas de ellas, supuestamente “atendidas” por instituciones de Patrimonio y la Oficina del Conservador de la Ciudad, muestran paredes y pisos agrietados, techumbre arruinada y estructuras a punto de colapsar, cuya caída inminente solo es evitada por los improvisados apuntalamientos y la suerte.

Pronto comenzará en Bayamo la Fiesta de la Cubanía (del 17 al 20 de Octubre), cúmulo de festejos de remembranzas históricas y manifestaciones culturales y tradicionales que forman parte del variado repertorio diseñado por la Dirección provincial de Cultura e instituciones afines.

Cabría preguntarse qué es realmente lo más importante y en que deberían invertirse los fondos públicos bayameses. Más que una serie de actividades cuyos fines responden más a la política que al entretenimiento, la ciudad necesita obras encaminadas a mantener y restaurar su patrimonio, que, dicho sea de paso, da sentido a dichas festividades.

Algunos propietarios afectados del casco histórico de la ciudad opinan, enumerando sus gestiones personales por los vericuetos burocráticos y cuestionando la respuesta estatal.

Yolaida Rodríguez rememora el reciente derrumbe del techo de su casa: “Casi nos matan los pedazos de tejas, pensé que nos iba a caer la casa encima (…) Eso fue hace meses y todavía una parte de la cocina sigue sin techo”.

Francisco Arias Batista, su vecino, cuenta que “cada vez que llueve tenemos que tapar las cosas con nailon, arrinconarnos a las paredes, esperar que escampe adentro, luego ponernos a sacar el agua y secar lo que se haya mojado…, esto está a punto de derrumbarse y yo creo que nunca lo van a arreglar”.

Candil de Baracoa y oscuridad de Bayamo

Las primeras escusas que aparecen son la situación financiera del país y las consecuencias del “bloqueo económico”. Detrás se agazapan altas dosis de ineficiencia, falta de gestión e indolencia. “Más que bloqueo económico, nuestra principal afectación se debe al bloqueo racional”, opina Francisco.

Granma es privilegiada en canteras naturales de arcilla, piedra y arena, materias primas suficientes para fabricar materiales constructivos. Justo en Bayamo están enclavados varios tejares para la producción de ladrillos, losas, bloques de hormigón y otros elementos constructivos.

La planta de cerámica roja bayamesa, con capacidad productiva superior a las 50 mil tejas mensuales como muestra unitaria de sus variados renglones, llevaba paralizada más de tres años. Recientemente volvió a funcionar, pero su producción actual será destinada a ayudar a mantener la arquitectura colonial de los territorios afectados por el Huracán Matthew, según informó este sábado el semanario bayamés La Demajagua.

Cita el semanario que, según Ernesto Mora, director de la Unidad Empresarial de Base Hormigón y Barro, “si es necesario, hay disposición de crear otro turno de trabajo”, y según Erik Gil Mayedo, director de la Empresa de Materiales de Construcción Granma, se enviará al territorio afectado una máquina ponedora de bloques y se deja a su disposición las reservas de áridos del territorio.

Por su parte Virgen Rodríguez Bejerano, bayamesa vecina de Calle Céspedes, dice mientras señala diferentes puntos de su vivienda, según va explicando: “Esto se moja, el piso está todo roto, las paredes quebradas, la casa es de la época colonial y fue testigo del incendio de Bayamo, tiene siete habitaciones y en cada una vive una familia”.

Continúa: “Nunca nos han asignado materiales porque la casa es patrimonial y no permiten que uno altere la arquitectura, pero tampoco nadie del gobierno (patrimonio) viene a arreglar nada…, lo poco que se ha arreglado ha sido por esfuerzo propio”, guarda silencio, agrega, “Hace años que dijeron que por patrimonio la iban a arreglar, todo se volvió cuento, no nos dieron nada. Prometen tanto, que enseguida se les olvida”.

Bayamo no se opone a la ayuda a los damnificados porque la solidaridad está entre sus características distintivas. Pero también anhela un poco de luz sobre sí para que sean valorados y restaurados sus obras patrimoniales. Se imponen acciones de restauración en sus antiguas locaciones de significativo valor arquitectónico, antes que el huracán del tiempo y el olvido las conviertan en ruinas irreparables.