Inicio Cuba Censos de población en Cuba: apuntes históricos (I)

Censos de población en Cuba: apuntes históricos (I)

LAS TUNAS, Cuba. ─ El pasado viernes, el régimen constituyó en La Habana la Comisión de Coordinación Nacional del Censo de Población y Vivienda 2022. El primer ministro Manuel Marrero Cruz, preside la comisión diseñada en tres niveles (municipal, provincial y nacional) que estará integrada por unas 37 000 personas, entre numeradores y supervisores y que, por primera vez, empleando equipos de cómputo móviles, en dependencia de la pandemia de COVID-19, se propone realizar en septiembre de 2022 el nuevo censo de población y vivienda en Cuba, informaron fuentes oficiales.

Aunque funcionarios del régimen ponderaron que Cuba tiene 247 años de experiencia censal, en realidad, la historia de los censos de población y vivienda, concebidos bajo las técnicas que hoy llamamos estadísticas, demográficas, sociológicas o históricas, se remonta a tiempos bíblicos.

En Números, libro del Antiguo Testamento con un conciso pragmatismo censal que ya quisieran para sí no pocos jerarcas castristas, dice: “Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones… Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel, fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta”.

Desde la época de la colonia española y hasta 2012, en Cuba se han realizado 17 censos de población. Los gobernadores españoles ordenaron seis; dos los gobiernos de intervención militar estadounidenses; hubo cinco en la etapa republicana (cuatro por presidentes electos y uno por el gobierno de facto de Fulgencio Batista); y otros cuatro impulsados por el régimen castrista. Con características propiamente censales, el primer “Censo General de la isla de Cuba” fue ordenado en 1774 por el gobernador Felipe de Fonsdeviela y Ondeano, Marqués de la Torre, que gobernó en Cuba entre 1771 y 1777. La población en ese censo se estimó en 172 000 habitantes.

Realizado 17 años después, en 1791, por disposición de Luis de las Casas y Aragorri, gobernador en Cuba entre 1790 y 1796, el nuevo censo arrojó una población estimada en 272 000 habitantes: un incremento de unas 100 000 personas con respecto al primer censo, que viene a ser algo así como un aumento anual de poco menos de 6 000 habitantes, ya fueran por nacimientos o avecindamientos en suelo cubano.

Veintiséis años después, en 1817, el gobernador José María Cienfuegos Jovellanos, que mandó entre 1816 y 1819, ordenó un nuevo censo que mostró que ya en esa época la isla de Cuba era habitada por una población superior a los 500 000 habitantes. Prueba de ese creciente desarrollo es que, en ese año de 1817, fue fundado el Real Jardín Botánico de La Habana y, un año después, Fernando VII decretó el libre comercio de Cuba con países extranjeros. ¿Quién viera a los cubanos hoy ─no bloqueados por los yanquis, sino por el castrocomunismo─ con libre comercio como decretó Fernando VII en 1818?

Una década después, en 1827, concluido el primer cuarto del siglo XIX, la población de Cuba era de unos 700 000 habitantes, según el censo del capitán general Francisco Dionisio Vives, con mando entre 1823 y 1832, recordado por los cubanos porque, aunque auspició el desarrollo de la industria azucarera, también liquidó lo que se llamaría la Conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar.

En 1861, 34 años después del censo de Vives, bajo el mando del capitán general Domingo Dulce Garay (1862-1866), el nuevo censo decía que la población estimada de Cuba era de una cifra próxima a 1 millón 400 mil 000 habitantes. Prueba ese desarrollo poblacional el hecho de que en 1863 fueron creados Institutos de Segunda Enseñanza en La Habana, Santiago de Cuba y Matanzas, autorizándose a otras provincias y ciudades a establecerlos. Asimismo, en lo que agrónomos e ingenieros mecánicos consideran su primer evento científico-técnico, el 24 de abril del propio año 1863, fue probado en Matanzas el primer arado movido por un “tractor” a vapor.

El último censo realizado por las autoridades coloniales españolas en Cuba fue en 1887, año en que el capitán general Emilio Calleja Isasi traspasó el mando a su sucesor, Sabas Marín González. Las estadísticas mostraron que, a nueve años de transcurrir la Guerra de los Diez Años, (1868-1878) la población de Cuba ascendía a 1 600 000 habitantes, esto es, unos 200 000 más que en el censo de 1861.

Luego del Tratado de París por el que cesó la dominación española sobre Cuba, en 1899 se realizó un censo bajo jurisdicción del gobierno de intervención estadounidense, a las órdenes del doctor (en medicina), general Leonardo Wood. Las cifras de ese censo mostraron una población de 1 millón 572 mil 797 habitantes, estimándose que la Guerra de Independencia causó la pérdida de unas 400 000 personas, entre las que se encontraban las víctimas causadas por la reconcentración en zonas urbanas de la población rural, ordenada por el capitán general Valeriano Weyler para restar apoyo al Ejército Libertador, como luego haría Fidel Castro con los “pueblos cautivos”.

El segundo censo de población en Cuba realizado bajo jurisdicción de la segunda intervención militar estadounidense, que transcurrió entre 1906 y 1909 (causada por conflictos en el gobierno del presidente Estrada Palma), ocurrió en 1907 bajo la administración del general Charles Edward Magoon, y permitió conocer que la población en el archipiélago cubano ascendía a 2 millones 048 mil 980 habitantes. O sea: en ocho años, de 1899 a 1907, había aumentado en 476 183 personas.

En la segunda parte de esta apretada síntesis de narrativa estadística reseñaremos los cinco censos de población realizados por cuatro presidentes electos y uno de facto entre 1919 y 1953, y los cuatro censos realizados por el régimen entre 1970 y 2012, así como los pronósticos de envejecimiento de la población cubana en el contexto habitacional.

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