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Changuito no tiene refrigerador, y yo tampoco

LA HABANA, Cuba.- “El Chango está viviendo en un lugar donde las condiciones no son buenas”. Con esa frase, entre tantas otras que dan cuenta de la miseria en que viven grandes artistas cubanos, Giraldo Piloto pidió ayuda en redes sociales para José Luis Quintana Fuentes – “más conocido como “Changuito”-, leyenda de la percusión antillana. “Apoyen al hombre, que se lo merece”, recalca Piloto y pone en cámara al músico, que luce muy deteriorado, y a su hijo, un mocetón con espalda y molleros aptos para el trabajo duro.

Si la cosa es de merecer, con el mayor respeto, Changuito debe pedir el último en una larga fila de cubanos que viven muy por debajo de lo que merecen. Gente trabajadora que perdió sus ahorros de toda la vida cuando eliminaron el CUC y comenzó a devaluarse la moneda nacional al punto de que el salario mínimo mensual apenas equivale a seis dólares americanos.

No hay que hablar de merecer en un país donde el 88% de la población vive en la pobreza, donde los jubilados no pueden desayunar y, por regla general, cuando se rompe un refrigerador el dueño tiene que molestar al vecino durante meses -con suerte- para que no se le pudran los escasos alimentos que puede conseguir, y privarse hasta de lo más elemental para poder comprar otro de uso.

Miles de cubanos en la situación de Changuito

Miles de cubanos viven como Changuito, o peor, y dudo que se lo merezcan. Sus nombres no aparecen en los libros de música cubana, no son referencia para nadie, no le importan a nadie. Quedan a disposición de un gobierno que quiere que se mueran, y de quienes todavía pueden hacer caridad, que cada día son menos.

Ni sus largos y provechosos años en la orquesta más famosa de Cuba, ni su labor docente en el Instituto Superior de Arte (ISA), ni sus colaboraciones con universidades foráneas salvaron a Changuito de la miseria. Algunos especulan sobre el patrimonio dilapidado del músico, porque es increíble que alguien tan famoso haya terminado viviendo en condiciones tan lamentables. Otros, viendo al hijo del músico al final del video, se han apresurado a hacer juicios sobre lo que hizo o dejó de hacer como padre.

Lo cierto es que Giraldo Piloto ha pedido ayuda a la comunidad cubana ante el abandono de un colega por parte del régimen que ha desahuciado a millones. Lo hace ahora, cuando están permitidos el crowdfunding y las campañas para cambiarle la vida a un “príncipe del piano”, a una joven madre que cantaba en el malecón para ganarse los pesos, o a la niña Amanda, que esperaba una muerte segura, conjurada por la solidaridad de la sociedad civil dentro y fuera de Cuba. No recuerdo haber visto a Giraldo Piloto hacer un llamado, o replicar el llamado para ayudar a esas personas. Tampoco recuerdo que estuviera entre los poquísimos músicos que se pusieron del lado del pueblo cubano tras la represión de las protestas del 11 de julio de 2021.

¿Y los vividores del sistema?

De seguro el baterista tampoco habla de política. Pero al definir a Changuito como “un desamparado” metió el cuerpo entero en el discurso viejo y podrido de la revolución. A su llamado deberían acudir, corriendo, la EGREM, el Instituto Cubano de la Música, el Ministerio de Cultura y un listado interminable de músicos cubanos que jamás se han dignado a criticar las condiciones en que vive el pueblo al cual dicen deberse.

Espero se pronuncien uno a uno para ayudar a quien, junto a Juan Formell, fundó Van Van, mientras los cubanos mil veces ultrajados siguen sobreviviendo como pueden. Espero que el director del grupo Klímax haya recibido llamadas de Alpidio Alonso, Israel Rojas, Raúl Torres, Arnaldo Rodríguez, Mayito Rivera, Haila, Alexander Abreu y demás vividores del mismo sistema que se olvidó de Changuito y también de grandes deportistas, de artistas como Gina Cabrera, de veteranos de las guerras en África, de antiguos alfabetizadores.

Esa es la recompensa de la revolución, que no discrimina a la hora de desechar. La pobreza de Changuito es la de miles de viejos que igualmente carecen de “muchas tallas”, para emplear el eufemismo barriotero de Piloto, donde cabe desde el papel sanitario hasta el bendito refrigerador. No es solo en casa del legendario percusionista donde hay que cambiar muchas cosas, pero el espíritu de gremio se manifiesta con más fuerza que el espíritu ciudadano.

No tengo dudas de que la directa de Piloto tocará muchos corazones. Bienvenido sea en todo caso, porque el insigne vanvanero, como el resto de nosotros, merece vivir con dignidad los años que le quedan. Y mientras la ayuda en dinero contante o bienes materiales se hace realidad, háganle llegar un martillo, tablas y clavos al hijo del Chango, que para tapar huecos en puerta y techo no hace falta convocar a nadie.

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