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Cienfuegos, el efímero goce de la libertad Cubanet

Hoy escuela secundaria, el antiguo Colegio San Lorenzo fue escenario de combates el 5 de septiembre (Foto: Roberto J. Quiñones)

CIENFUEGOS, Cuba.- Hoy se cumplen sesenta años del heroico levantamiento popular ocurrido en la ciudad de Cienfuegos contra la dictadura de Fulgencio Batista.

El suceso tuvo hondas resonancias nacionales y sirvió para demostrar que la unidad monolítica en el ejército batistiano, como en cualquier proceso político, era solo una quimera en la mente del tirano.

En todos los años del batistato, Cienfuegos fue la única ciudad que se levantó en masa contra la dictadura. Con el paso del tiempo los historiadores oficialistas han ido desplazando el protagonismo de la acción hacia el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y se minimiza el papel preponderante que tuvieron en ese levantamiento el grupo de oficiales de la Marina de Guerra y su figura principal, el alférez Dionisio San Román, para aupar el que jugó Julio Camacho Aguilera.

Es sabido que dentro del ejército existían divergencias con el mando central y con el dictador Fulgencio Batista, cuyo verdadero objetivo —como el de todos los dictadores— no era resolver los graves problemas del país sino prolongarse en el poder y medrar a su costa. En ese mismo año 1957 hubo dos intentos de sublevación en la Perla del Sur, los cuales no fructificaron debido a que los complotados fueron detenidos.

Pero el descontento continuaba creciendo dentro de las filas castrenses y la Marina de Guerra en Cienfuegos no era la excepción. Fue así que algunos jóvenes oficiales de este cuerpo armado, que contaban con el respaldo de varias decenas de marineros desmovilizados y en activo, contactaron con la dirección nacional del M-26-7 para que se produjeran levantamientos en varias partes del país. Cienfuegos era una de las plazas indicadas porque allí había un grupo de marineros preparados para realizar la acción desde mucho antes de contactar con el M-26-7. Ese grupo reconocía como líder al alférez Dionisio San Román. Jamás, durante mi infancia y adolescencia, escuché a alguien de mi ciudad natal hablar del papel protagónico del M-26-7 en esa acción, mucho menos del que ahora se otorga a Camacho Aguilera.

La historiografía oficial ha señalado que los levantamientos planificados para realizarse ese día en otras partes del país no se produjeron porque a última hora altos oficiales de la Marina de Guerra, radicados en La Habana, pospusieron la ejecución del plan. La noticia no pudo ser comunicada a tiempo a San Román y a Camacho Aguilera, quienes ya se encontraban en Cienfuegos. Estos hechos contradicen el supuesto protagonismo endilgado al M-26-7 pues evidencian que la iniciativa y la decisión correspondían a los militares y confirman el liderazgo de Dionisio San Román en esta acción debido a su conocimiento de las instalaciones de Cayo Loco —donde había prestado servicios—, y a sus contactos y ascendencia entre los demás complotados, algo que no tenía Camacho Aguilera.

Cayo Loco fue tomado fácilmente. Cuando el pueblo lo supo se lanzó a las calles para secundar a los revolucionarios. Muy pronto las principales instalaciones militares de la ciudad quedaron bajo el control de los revolucionarios y por unas horas la libertad usurpada por el déspota volvió a vivirse en las calles cienfuegueras.

Portal del Teatro Terry, donde también hubo acciones ese día de 1957 (Foto: Roberto J. Quiñones)

Pero no había fusiles ni parque suficiente para armar a todos los que querían luchar contra las fuerzas de la dictadura, que comenzaron a prepararse para el contraataque, con el Tercio Táctico de Santa Clara al frente y apoyadas por la aviación.

Se ha dicho que uno de los objetivos del M-26-7 era, en caso de no poder mantener el control de la ciudad, marchar con las armas ocupadas hacia las montañas del Escambray y abrir allí un nuevo frente guerrillero. Los historiadores oficiales refieren que Dionisio San Román se negó, pero nada dicen acerca de por qué Camacho Aguilera-que en definitiva, según ellos, era el principal dirigente de la acción-no lo hizo. Todo lo contrario, cuando se acercaban las fuerzas de la dictadura escapó de Cienfuegos hacia el poblado de Rodas, donde estuvo escondido una semana en un cañaveral hasta que fue recogido por otros miembros del movimiento. En cambio, los heroicos marineros se atrincheraron en el colegio San Lorenzo, donde resistieron hasta morir.

En unas declaraciones formuladas al periódico Granma el pasado 2 de septiembre, el comandante Julio Camacho Aguilera no aclaró por qué no partió hacia el Escambray a abrir el frente guerrillero. Por supuesto, ni en esa ni en las otras entrevistas que le han hecho sobre el suceso, ningún periodista le ha preguntado sobre eso. Tampoco mencionó que el levantamiento tenía como objetivo deponer a la dictadura , restablecer la Constitución de 1940 y el cauce democrático del país, que eran los mismos objetivos proclamados por el M-26-7 en el Programa del Moncada, el Pacto de México y el Pacto de la Sierra.

Todos esos objetivos fueron traicionados por los mismos que los proclamaron ante un pueblo que creyó en ellos. ¿Qué destino habría tenido Dionisio San Román de haber sobrevivido a la dictadura de Batista y continuado su lucha por esos ideales democráticos? Quienes conocemos la historia de nuestra querida Patria lo sabemos.