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Clavelito, el primer curandero radiofónico cubano

MADRID, España.- En 1908 nació en la provincia de Las Villas el hombre que se convertiría en el primer curandero radiofónico en Cuba. Llamado Miguel Alfonso Pozo, pero conocido como Clavelito por ser el menor de la familia de los Clavero en Ranchuelo, fue de joven vendedor callejero, y sus pregones para vender eran muy populares.

Poeta, decimista y repentista, trabajó para la emisora CMHI de Santa Clara; en la emisora RHC Cadena Azul, donde escribía las famosas décimas que recitaba Pepe Cortés, conocido como El Bandolero Romántico; para los programas “Rincón Criollo”, “Controversias Toody”, “Por los campos de Cuba”, entre otros.

Pero su fama nacional llegaría con el programa “Pon tu pensamiento en mí”. Desde este programa Clavelito respondía cartas a los oyentes, dándoles consejos para todo tipo de males, que iban desde problemas amorosos o de salud hasta para conseguir un mejor trabajo.

“Pon tu pensamiento en mí/ y harás que en ese momento/ mi fuerza de pensamiento/ ejerza el bien sobre ti”, eran las palabras con las que abría el espacio radial Miguel Alfonso Pozo.

“Un milagro de la naturaleza en el deleite de una canción guajira. Manifiesto de los elementos que contribuyen al éxito, a la salud, al amor, a la felicidad. Poeta, intérprete de los corazones incomprendidos. Mensajero de la buena suerte. Si usted no es feliz, si tiene algún problema, si no tiene salud, si no tiene empleo, si el dinero no le rinde, si no tiene amor, oiga a Clavelito en silencio, en silencio, por favor”, continuaba.

Clavelito actuaba, sin serlo, como un curandero de experiencia. Recomendaba cocimientos para retortijones, rituales para el mal de ojo. “Manolo García, tu mal tiene remedio; muchacha de Cabaiguán, yo sé cuál es tu problema, acuéstate tranquila y pon tu pensamiento en mí”, ideas como estas esperaban escuchar cada día miles de oyentes a lo largo del país.

En el año 1952 Clavelito recibía unas 50 mil cartas al mes y el programa se convirtió en el más exitoso del momento.

Aprovechando este triunfo, Clavelito hizo “una sanación” con agua. Llamó  a los devotos a llevar a la emisora botellas de agua que él iluminaba con una linterna de plástico verde y pronunciaba el conjuro: “¡Agua magnetizada, milagrosa! Tómenla para espantar los males del cuerpo y del alma”.

Como no había capacidad para que todos los creyentes acudieran al programa, su director, Gaspar Pumarejo, tuvo la idea de “magnetizar” vasos con agua desde la distancia. Había que colocarlos sobre los radios y beberla al día siguiente, y así les llegarían flujos energéticos sanadores.

Esta práctica también contó con el fanatismo y la inocencia de los devotos, por lo que siguió creciendo su popularidad. Pero tras esta idea, la Comisión de Ética Radial denunció al programa, por incumplir el código de ética radial y Clavelito fue acusado de estafador.

Después Clavelito regresó al repentismo, y era considerado uno de los mejores repentistas de su época. Fue autor de sones montunos, guajiras, tonadas y rumbas, entre ellas la popular “La Guayabera”: “Quiero un sombrero/ de guano, una bandera, / quiero una guayabera/ y un son para bailar”.

Su último empleo fue como ventrílocuo y se jubiló en 1964. Clavelito murió el 21 de julio de 1975, a la edad de 67 años.

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