Inicio Cuba Con protestas y todo, la vida sigue igual en la terminal Villanueva

Con protestas y todo, la vida sigue igual en la terminal Villanueva

LA HABANA, Cuba. – En días pasados, varios medios independientes se hicieron eco de las protestas protagonizadas por pasajeros que, tras días durmiendo en la terminal de ómnibus Villanueva para pasajeros en lista de espera, en La Habana, exigieron a las autoridades solucionar el traslado hacia sus respectivas provincias. Tres semanas después “el cuartico está igualito”, pero más vigilado.

De acuerdo con Félix Ortega Millares, uno de los buquenques que anuncian los camiones particulares que van desde la terminal hacia diferentes destinos del Oriente del país, las protestas ocurren “casi a diario” y muestran el desespero de cientos de viajeros que van quedando atrapados en la capital por la crisis del transporte. 

Quienes no tienen dinero para pagar un taxi colectivo, o un camión, pueden pasar más de tres días en la terminal hasta abordar uno de los pocos ómnibus estatales que salen en cada jornada, explica Ortega Millares. Hacinados, sin alimentos y utilizando un servicio sanitario sucio y pestilente, su estancia en la instalación se vuelve una odisea.

Entrada de la terminal Villanueva
Entrada de la terminal Villanueva (Foto del autor)

Mientras en el interior de la terminal un enjambre de personas hacen cola para los ómnibus, en el área de parqueo más de una decena de camiones siempre aguardan por pasajeros. Algunos están climatizados y tienen asientos confortables, pero la mayoría son incómodos, lentos y, además, más caros que los ómnibus.

Hacia las provincias centrales los pasajes oscilan entre 1.500 y 2.000 pesos. Mientras, alcanzan los 4.000 si el destino es Guantánamo, el extremo más oriental del país. Un taxi particular puede costar más de 10.000 pesos hasta Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo. 

“A veces son familias enteras y viajar en cualquier carro particular les sale en miles de pesos, así que tienen que esperar por los fallos. Los ves tirados en los asientos, en el piso, comiendo cualquier cosa porque no tienen dinero. Se quejan por cansancio, pero igual no resuelven nada”, dijo Ortega Millares.

Junto a dos nietos, Migdalia Labañino Peralta llegó a la terminal el pasado día 2 de junio para regresar a su casa, en Santiago de Cuba. “Sabía que sería complicado, pero no podía imaginarme a qué nivel”, cuenta a CubaNet mientras cae la tarde del domingo 4.

Una "opción" para los viajeros son los taxis colectivos, aunque sus precios están al alcance de muy pocos
Una “opción” para los viajeros son los taxis colectivos, aunque sus precios están al alcance de muy pocos (Foto del autor)

A finales de abril había intentado sacar los boletos para venir a La Habana y retornar a su provincia, pero las agencias de viaje de Santiago de Cuba ya tenían vendidas todas las capacidades de mayo, junio y julio. Finalmente, en la terminal de trenes pudo sobornar a alguien y arribar a la capital en ese medio de transporte, asegura.

En La Habana, durante casi un mes buscó la manera de comprar los tres boletos que necesitaba para regresar. Sin embargo, encontró que las agencias locales tampoco tenían disponibilidad para los próximos meses y que, en la estación de ferrocarriles, la situación era tan caótica como en la terminal Villanueva.

“Vinimos a parar aquí y ya ves, estamos estancados sin saber cuándo nos podremos ir. Parecemos perros abandonados, por eso la gente se alebresta, pero enseguida la Policía le baja los humos”, comentó Labañino.

Las exigencias de los viajeros han provocado una mayor presencia policial dentro de la terminal. Los agentes del orden se concentran en el salón, pendientes de los constantes exabruptos que surgen en la extensa fila para anotarse en la lista de espera y en la ventanilla de información.

La vigilancia policial se incrementó en las últimas semanas en Villanueva
La vigilancia policial se incrementó en las últimas semanas en Villanueva (Foto del autor)

Ariel Benítez Agüero, quien habitualmente vende alimentos ligeros en la terminal Villanueva, dijo a CubaNet que en los últimos días el número de efectivos en la terminal creció en más de una veintena. 

“Habitualmente había seis o siete policías, y lo único que hacían era perseguir a los vendedores. Ahora hay tres veces más, la gente está alterada por el problema con el transporte y esto queda en el corazón de La Habana; no quieren que se les arme una revueltica”, concluyó el hombre.