Inicio Cuba ¿Cuán preparados están los cubanos ante los desastres naturales?

¿Cuán preparados están los cubanos ante los desastres naturales?

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LA HABANA, Cuba.- Inesperado y de sorpresa azotó la pasada semana el Huracán Michael a la punta más occidental de Cuba. En solo tres días la depresión tropical evolucionó a una tormenta que posteriormente alcanzó grado de huracán y, escabulléndose de algunos pronósticos, tomó rumbo noreste para acercarse aún más a la Isla.

Tras su cercano paso por tierras occidentales, este evento meteorológico dejó alrededor de 694 viviendas dañadas y 18 mil 800 canteros de tabaco afectados, entre otros cultivos de la zona pinareña. Asimismo, la poca preparación ante aquel suceso propició que casi un 90 por ciento de la población en Pinar del Río estuviera sin suministro eléctrico.

Otra vez, las fuertes lluvias y vientos que trajo consigo este huracán tomaron de imprevisto a miles de personas que, pese a los diversos partes emitidos por el Instituto de Meteorología, no habían advertido la llegada de un fenómeno de esta índole.

Los ciclones ganan fuerza

Desde el año 1791 hasta el actual 2018 han azotado al país 120 huracanes, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. Asimismo, estudios realizados por especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, revelan que hoy nuestro clima es más cálido y extremo. Por ejemplo, desde mediados del siglo pasado la temperatura media anual ha aumentado en 0.9 grados Celsius.

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Todo esto ha provocado un aumento en probabilidades del arribo al archipiélago de ciclones de gran intensidad. Al respecto, de 2001 hasta la actualidad hemos sido afectados por 9 huracanes intensos, hecho sin precedentes en la historia de la nación.

Tornados, una amenaza en ascenso

El cambio climático trajo con más fuerza otros desastres naturales que en el pasado no tenían suficiente fuerza. Tal fue el caso de los tornados, los cuales tomaron por sorpresa este año a muchos habitantes en la Isla.

En abril, dos tornados sacudieron el occidente. El primero ocurrió en Jagüey Grande, con vientos superiores a los 100 kilómetros por hora causando daños en viviendas, el derribo de árboles y el corte del servicio eléctrico. Por su parte, el segundo se desarrolló en Punta Brava, La Habana, aunque de menos intensidad que el anterior, pero trajo consigo numerosas afectaciones en los techos de algunas viviendas en esa zona capitalina.

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Sucedieron otros similares en Cueto, Holguín, los cuales causaron pánico entre los habitantes de esa zona. Varios tornados al final de la tarde del 5 de mayo causaron lesiones severas a los habitantes, y dañaron 25 casas con tres derrumbes totales. En su recorrido provocaron también averías en la carretera de Mayarí y de la Curva.

Pocos días más tarde ocurría algo parecido en Ciego de Ávila, específicamente en los poblados de La Cuba, Juquimal, Baraguá, La Teresa, Las Marías y en Primero de Enero, donde fueron afectadas 40 hectáreas de cultivos y más de una treintena de viviendas con daños severos. Una persona falleció.

Un futuro no halagüeño

A este fenómeno le siguen otros como el incremento de la actividad sísmica, los desplazamientos de tierras y la erosión de los suelos que tienen efectos nefastos para el desarrollo del país.

Además, el crecimiento del nivel del mar, producto de derretimiento de los glaciares en todo el mundo, provocará resultados adversos para el territorio cubano. Un estudio realizado por científicos criollos indica que la elevación del nivel medio del mar puede alcanzar hasta 27 centímetros en el 2050, y 85 en el 2100. Por tanto, esto implicará una disminución lenta de la superficie emergida del país, y la salinización paulatina de los acuíferos subterráneos.

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En tal sentido, si el gobierno no toma medidas inmediatas con las poblaciones que podrían ser afectadas, para el año 2050 pueden dejar de existir 14 asentamientos, de estos 11 rurales, una pérdida de más de 14 mil viviendas de uso permanente. Con ello, una población cercana a las 50 mil personas sería desplazada hacia otros territorios.

Pero la cosa no termina ahí. El incremento del nivel del mar afectaría a las playas arenosas, de las cuales ya el 82% presentan índices de erosión. Una prueba visible es que cada año hay un retroceso de la línea costera en 1.2 metros, lo cual puede ser incluso superior en diversas regiones del país.

“Tarea Vida” como respuesta gubernamental

Mientras de una manera vertiginosa ocurren estos desastres naturales, con gran lentitud han reaccionado las autoridades cubanas. Ante la compleja etapa que se vive, el 25 de abril de 2017 el gobierno aprobó la “Tarea Vida”, un plan “para el enfrentamiento al Cambio Climático” que tiene como objetivo acotar una serie de leyes y prohibiciones que regulen la adquisición de recursos naturales, la construcción de viviendas, así como la restructuración de poblaciones en lugares de peligro.

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Una de sus funciones principales es la de “no permitir las construcciones de nuevas viviendas en los asentamientos costeros y reducir la densidad demográfica en las zonas bajas costeras, y planificar en los plazos determinados los procesos de reordenamiento urbano de los asentamientos e infraestructuras amenazadas”. Asimismo, si bien es cierto que dentro de las medidas están la protección y recuperación de las playas, la estrategia solo prioriza las que tengan valor turístico.

Por otro lado, muchas de estas medidas contemplan un plan de reordenamiento urbano, pero no incluyen medios ni subsidios para que las personas puedan construir sus casas con mayor seguridad. Además, hay poca iniciativa en promover la educación en aras de prevenir a las personas de cara a los nuevos fenómenos meteorológicos que han estado ocasionando daños al país, como los terremotos, los tornados o las lluvias intensas.

Mientras a paso de tortuga caminan las acciones para evitar que los desastres naturales afecten vidas humanas y ocasionen severos daños económicos, la Isla seguirá nadando a la deriva por un futuro cada vez más cercano al naufragio.

Uno de los pocos carteles En Santiago de Cuba para alertar a la población de los sismos. Fotos del autor

Fuentes

Manuel Iturralde. Cuba: El ABC de la prevención de desastres. Editorial Oriente.

Multimedia Tarea Vida, distribuida por el CITMA