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“Cuando caiga un peñasco y mate a alguien…”

LA HABANA, Cuba.- El 4 de marzo de 1960, la explosión del vapor francés La Coubre provocó daños considerables a la infraestructura de las columnas que sostienen a la edificación ubicada en la Ave Cristina entre Romay y De La Concha, en el municipio Habana Vieja. A la vuelta de sus 58 años, el Estado constructivo del inmueble es crítico, y solo una reparación capital evitaría que se desplomara a mediano plazo.

El peligro de accidente acecha a una veintena de niños y varios ancianos, miembros de las más de veinte familias que habitan el lugar.

“Nosotros hemos reparado por dentro, pues el gobierno nunca ha dado una solución general. Están decidiendo si demuelen o no, pero para ello primero tienen que albergarnos a todos”, comentaron de mutuo acuerdo sus moradores.

A priori el portal colectivo, de unos 100 metros de largo, resulta la estructura con mayores posibilidades de derrumbe. Según refiere Valeria Ramos Ávila, presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), en diciembre pasado una comisión estatal declaró inhabitable dicha zona de la edificación.

Los directivos, entre los que se encontraban funcionarios del Consejo de la Administración Municipal (CAM) y del Instituto de la Vivienda, confirmaron además que cualquier intento de reparación puede generar el derrumbe del resto de la construcción.

Así mismo, obligaron a los vecinos a retirar los puntales que por esfuerzo propio habían colocado para evitar la caída de trozos de hormigón desde el techo.

“Es un peligro, ahí paran los buses las 24 horas y siempre hay gente. Cuando se caiga un peñasco y mate a alguien, entonces no se le va a dar solución y nadie va a responder sobre el accidente ese…”, comentó Raúl Urpiano, y sentenció: “Como mismo repararon la Dependiente (hospital), eso se puede reparar”.

Las diez columnas que soportan el peso del techo se encuentran totalmente agrietadas, con hendiduras de varios centímetros de separación. Por su parte, los desplomes del techo hace varios años que afectan el interior de las viviendas.

De acuerdo con Blanca Ramírez Rojas, uno de los momentos más críticos es cuando llueve, pues la humedad y las filtraciones, además de penetrar en las viviendas, habitualmente producen la caída de pedazos de techo.

A través del tiempo la desatención de las autoridades ha sido manifiesta, hecho que aumenta la preocupación de los moradores.

Baudilio García, quien vive en la edificación hace más de 40 años, asegura que tras cada derrumbe parcial “se aparece algún jefe con una libretica, apunta y apunta todas las quejas pero parece que por el camino las vuelve a borrar, porque más nunca vuelve por aquí y nadie hace nada por resolver los planteamientos”.

Del mismo modo, a pesar de la situación, el CAM denegó la posibilidad de entregar subsidios de construcción a las familias, alegando que la situación no clasifica para recibir una ayuda financiera de este tipo.

“Si asignan teléfonos nos apartan por culpa de los problemas de vivienda. Y no es solo eso, somos una especie de excluibles. Vivimos en un mundo olvidado”, destacó García.