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Cuba, el país de las rebajas ridículas

Productos perecederos en venta (Foto de la autora)

VILLA CLARA, Cuba. – “Estos precios no los pongo yo, ni el gerente, vaya a quejarse a otra parte”, le impugna la dependienta de la tienda La Década, de Santa Clara, a una señora alarmada por el precio de unos ajustadores manchados y en mal estado, que les habían rebajado el costo de 25 CUC a 9.65 CUC.

“¿Quién puede dar 250 pesos en este país por un ajustador roto?”, protesta la clienta en alta voz y se marcha indignada. En el propio establecimiento se encuentran a la venta hornillas con desperfectos técnicos, ollas de presión abolladas, cafeteras que no funcionan, juguetes rotos, artículos de aseo personal a los que les falta más de la mitad de su contenido, todos ellos inservibles y a precios descomunales.

En la mayoría de las Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD) en Santa Clara dedican una estantería para exhibir los productos clasificados como “merma comercializable”, ya sea a causa de un daño estético, en su funcionamiento, o porque están a punto de rallar en su fecha de caducidad. Junto a la etiqueta del precio, en la que se aclara la rebaja efectuada, también se indica que muchos de estos no poseen garantía comercial ni posibilidad de devolución.

Ariel Rodríguez se dedica a evaluar refrigeradores, lavadoras y ventiladores del “área de los perecederos”. Su negocio: arreglarlos como puede para luego “venderlos por la calle”. “Los que quedan aquí son porque verdaderamente no sirven para nada o no se encuentran las piezas de repuesto”, comenta el muchacho de 34 años, que aprendió a ganarse la vida como mecánico por cuenta propia. “Por ejemplo, no voy a dar casi 50 CUC por una olla que tiene el mecanismo de contacto término roto, la resistencia no sirve y, además, el mueble abollado, porque no me daría negocio repararla. Yo sé que existen almaceneros y trabajadores de las tiendas que, a veces, les dan algún golpecito a los equipos para quedarse con ellos y no sacarlos a la venta”.

La Resolución número 428 de 2017 establece que el Ministerio de Finanzas y Precios es el encargado de dictar “los términos y facultades para aplicar las rebajas de los precios minoristas mínimos oficialmente establecidos, de forma excepcional” y “productos perecederos próximos a la fecha de vencimiento, de origen nacional e importado”.

En las tiendas de la cadena CIMEX se comercializan productos en mal estado con rebajas ridículas respecto a su precio original. En varias vidrieras pueden distinguirse objetos decorativos de porcelana a los que les faltan las manos o la cabeza, jarras y platos rotos, gafas de sol sin cristales, peinetas sin cerdas, zapatos de un mismo pie o piezas de ropa desteñidas y manchadas. “Cuando nadie los compra, los llevan para el almacén, pero no te puedo decir qué hacen con ellos. He escuchado hablar que los queman y otros se mandan para materia primas”, argumenta un dependiente del bazar Siglo XX en Santa Clara.

El propio documento emitido por el Ministerios de Finanzas y Precios faculta a los jefes máximos de las cadenas de Tiendas Recaudadoras de Divisas para bajar los precios de los productos perecederos a los 30 días anteriores a la fecha de caducidad, con excepción de los tabacos y cigarros nacionales. Los propios trabajadores de dichos establecimientos afirman que se trata de un trámite burocrático que llega desde La Habana a través de una circular oficial.

Las rebajas de precios a las cajetillas de cigarros se promueven para su aprobación por el propio Ministerio o “los jefes máximos de las entidades que lo requieran, previa aceptación de los productores, con el objetivo de evitar el desbalance entre las diferentes marcas de estos productos”.

“Uno no sabe cuándo te están vendiendo unos cigarros en mal estado”, comenta Javier Roque, que se declara “fumador empedernido” y agrega: “muchas veces los he comprado y hay algunos partidos o con manchas en el papel, otros parecen comidos de bichos o con el envoltorio roto. Imagino que sean lotes que llevan mucho tiempo en las tiendas. Pasa, sobre todo, con los que tienen la marca Hollywood, que se venden menos que los H Upmann, pero nunca he visto que les hayan bajado los precios por estos desperfectos”.

La mayoría de los clientes que acuden a las tiendas en busca de alimentos también se han quejado en múltiples ocasiones de que se comercialicen productos a punto de vencerse con una rebaja irrisoria de cinco centavos o de que, en muchos casos, los propios trabajadores “esconden” mercancía perecedera para comprarlas ellos mismos o revenderlas en la calle.