Cuba: plano general con harina de boniato
Mientras las esperanzas van de un punto a otro, el tiempo y el régimen avanzan en su eternidad
Sábado, junio 3, 2017 | El Nuevo Herald |
MIAMI, Estados Unidos.- Muchos cubanos y buena parte de los expertos y observadores internacionales de la realidad de aquel país suelen poner sus esperanzas de cambios reales y el inicio del camino definitivo a la democracia en acontecimientos, decisiones personales y episodios distantes o ajenos a las necesidades y sueños de los que viven en la isla y en el exilio.
Ahora mismo, están pendientes de la política que asuma el gobierno del presidente Donald Trump para revertir la cariñosa entrega de Barack Obama a los gavilanes de la vieja dictadura caribeña. Y tienen también su atención dirigida, con una buena carga de paciencia y la vista larga, en la promesa de Raúl Castro que anunció, generosamente y como agotado por tanto sacrificio, que renunciaría en febrero de 2018 para dar paso a un pariente o a un empleado fiel.
El asunto es que, mientras las esperanzas van de un punto a otro y lo mismo tienen un quicio en La Habana y otro en Madrid, Washington o Bruselas, el tiempo –como es implacable, ya sabemos– y el régimen avanza en su eternidad con nuevas mentiras, pequeñas concesiones gastronómicas obligadas y la profundización del fracaso de lo que debía haber sido su economía.
(Siga leyendo el artículo de Raúl Rivero aquí)
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