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Cuba: «urbanizar» sin urbanizar

El envejecimiento de la población cubana es patente (Foto archivo)

LA HABANA, Cuba.- Después de que declararan La Habana “Ciudad Maravilla”, cualquier cosa se puede esperar, aunque cuando se analiza el calificativo tiene lógica, porque si da un paseo por la capital del país seguro dirá: “es una maravilla ver cómo han destruido esta ciudad”.

Pero al parecer los ciegos en el mundo van a continuar y recién el Plan de Acción Nacional para la Implementación de la Nueva Agenda Urbana en Cuba (2017-2036), fue galardonado con un Pergamino de Honor del Programa de las Naciones Unidad para los asentamientos Humanos (ONU Habitat) 2018. Pero lo más impresionante de la noticia es que Cuba es el primer país de América Latina en lograr este alto reconocimiento.

De la urbanización se ocupa el Instituto de Planificación Física, dirigido por Samuel Rodiles Planas que tiene entre sus objetivos la construcción de infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación; todos muy difíciles de alcanzar, porque hay gran escasez de materiales, mano de obra especializada, y financiamiento.

Durante el paso del reciente huracán Michael, cerca del Cabo de San Antonio, en la provincia de Pinar del Río, el Ministro de la Construcción estableció que la cifra de tejas que se utilizarían serían “las fundamentales” para poder solucionar las cubiertas, algo que, sin analizarlo dos veces, parece bastante impreciso y permite tener una idea de la escasez de materiales.

La mano de obra para la construcción es muy difícil de encontrar, debido a los bajos salarios, por lo cual desde hace algunos años se utilizan a los presos para esas tareas, ya que son esclavos de la dictadura, sin embargo, éstos, a su vez, sustraen todo tipo de materiales de pie de obra durante las ejecuciones edificativas.

Por su parte el financiamiento cada día se hace más difícil, porque el PIB (Producto Interno Bruto) no crece y no permite alcanzar la urbanización planificada para maximizar la generación de empleos y riquezas; lo que hace del problema un círculo vicioso.

También dicen ocuparse en estos momentos del ordenamiento territorial y urbanístico, de lo cual dejan constancia los desahucios -a los que han dado por llamar “extracciones”- de familias enteras que se han asentado en terrenos que pertenecen a algún organismo estatal, aunque no estén en uso.

Uno de los problemas latentes en la situación de la urbanización es el acelerado proceso de envejecimiento demográfico de la sociedad cubana. El Departamento del adulto mayor del Ministerio de Salud Pública dio a conocer que en 2017, el 20,1 % de la población tenía 60 años y más; pero se estima que el aumento paulatino de esta cifra llegará en 2030, a cerca del 30,3 %.

Ello implica la necesidad de facilitación de los servicios, la eliminación de las barreras arquitectónicas, y el mejoramiento de las posibilidades de lugares para que las personas de la tercera edad puedan permanecer o estar durante una parte del día, lo que hoy no es suficiente y no satisface la creciente demanda de cuidados.

En las calles de las diferentes ciudades cubanas, en particular en la capital, se pueden observar ancianos sin techo, viviendo de forma miserable y pidiendo limosna, algunos de ellos hasta fueron combatientes en las guerras injerencistas en África.

La Población Económicamente Activa (PEA) cada vez disminuye de forma más rápida, lo que implica que son menos los que trabajan para mantener a una parte de la población envejecida. También incide el hecho de que algunas personas con vínculo laboral no tienen forma de cuidar a los ancianos de la casa, y no pueden en ocasiones mantener su trabajo.

A todo esto, habría que añadir que no existen facilidades para la vida de la mujer cubana que es trabajadora y ama de casa a la misma vez; algo que se hace muy difícil, por la situación de la infraestructura social, los problemas del transporte, la carencia de alimentos y la no facilitación de actividades como la lavandería, los círculos infantiles, y otros servicios al hogar, que dan algún nivel de vida.

En síntesis, puede decirse que en la actualidad, la dinámica demográfica indica una tendencia al decrecimiento poblacional, ya que la mujer cubana no quiere parir, lo que hace que los niveles de fecundidad sean bajos. Se ha incrementado la esperanza de vida al nacer y hay un saldo migratorio negativo; son más las personas que salen definitivamente del país, sobre todo jóvenes, que los que regresan. También se decrece de manera natural, ya que se producen más muertes que nacimientos, lo que tiene una tendencia a mantenerse en los próximos años.

De forma desafortunada, no hay algo que pueda analizarse que ocurra en Cuba que tenga posibilidades de desarrollo o un final feliz a corto plazo. El régimen ha dejado en la mayoría de las esferas un verdadero desastre para las próximas generaciones. Se puede decir -sin temor a equivocarse- que a la dictadura lo único que le funciona es la represión; pero también es una realidad que el pueblo ha perdido ya parte del miedo que tenía y es capaz de hablar en las calles e incluso de protestar.