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Cubano, no le regales el Sí al castrismo

(cubanos.guru)

LA HABANA, Cuba. – La agobiante campaña propagandística a favor del Sí a la nueva Constitución en el referendo que se efectuará el próximo 24 de febrero, evidencia el temor del régimen de que haya un alto porcentaje de votación por el No.

Ese temor no es infundado. El descontento se palpa por doquier. Los mandamases, en los debates del anteproyecto de Constitución, por muy manipulados que fuesen, por mucho miedo y apatía que reinara en las reuniones, pudieron constatar que los cubanos no se conforman con tragarse obedientemente la papilla y exigen más, y de modo más audaz, en cuanto les dan una oportunidad. Probablemente se sorprendieron tanto que lamentaron haber convocado esos debates, donde muchas personas hicieron algo más que catarsis y se atrevieron a hablar claro sobre cosas de las cuales hasta ahora ni chistaban. Total, con lo fácil que les hubiera sido hacer una reforma constitucional sin tanta alharaca ni debate, como las que hicieron en 1992 y luego, en 2002, para proclamar la irrevocabilidad del socialismo.

Pero no debieran alarmarse tanto los mandamases. La ignorancia política, la apatía, la indefensión ciudadana, siguen obrando a su favor. No hay dudas de que en eso han sido exitosos.

La inmensa mayoría de los cubanos acudirá a votar en el referendo, aunque votar no sea obligatorio, por lo mismo que acudieron a los debates del anteproyecto, por lo mismo que desde 1976 acuden a las votaciones para elegir a los delegados del Poder Popular: para no señalarse como desafectos y no tener problemas. Y lo más probable es que, por esas mismas razones, la mayoría vote por el Sí. Solo que será maquinalmente, con pocas o ningunas ganas, para “salir de eso”. Será, como dicen en mi barrio, “sí para que te calles”.

O lo que es peor: muchos dejarán las boletas en blanco, que es como regalarlas al régimen, para que haga lo que quiera con ellas.

Escucho a muchos compatriotas, lamentablemente demasiados, decir que la nueva Constitución es otra maniobra del régimen, una payasada que no va a mejorar sus vidas, y que da lo mismo que voten sí o no, porque de cualquier modo, en las mesas manipularán los resultados de la votación para que las boletas con el “sí” sean más del 80 y pico por ciento, y poder aprobar la Constitución por “una abrumadora mayoría que respalda a la revolución” .

A esas personas apáticas y temerosas hay que hacerlas reflexionar, no hablarles en términos que les resulten abstractos, y hacer que se pregunten si merece el “sí” una Constitución que los condena a la miseria perpetua y les priva de sus derechos, y todo a cambio de las promesas a muy largo plazo hechas por los mandantes a los que muestren mansedumbre, solo a ellos, porque los demás, los desafectos, no cuentan en su ecuación.

He escuchado incluso a quienes opinan que esta Constitución significa un paso de avance con respecto a la de 1976, que no disimulaba el tufo neoestalinista. La versión oficial insiste en que esta Constitución es más acorde a la Cuba de hoy, que ya no es la misma de 1976. En realidad, es solo más hipócrita y ladina al guardar ciertas apariencias. Pero bastante burdos que han sido… Por cierto, ¿se ha hablado algo acerca de crear un tribunal constitucional?

Lo más sensato que debieran hacer los movimientos opositores, todos, en vez de redactar nuevos documentos y declaraciones, es hacer proselitismo por el “no” entre la población. Pero hay opositores que llaman a no participar en el referendo, porque consideran que eso sería claudicar, hacerle el juego al régimen, legitimarlo al utilizar sus mecanismos espurios.

Si seguimos esa lógica, pues bien pudiéramos ir deshaciéndonos del carnet de identidad, la libreta de abastecimientos, etc.

Sé que no es exactamente el mismo caso, pero, ¿qué hubiera pasado en 1988 si los opositores chilenos hubiesen decidido no utilizar los mecanismos de la dictadura y no votar en el plebiscito convocado por Pinochet?

No debemos desaprovechar la oportunidad de desafiar al régimen y decir No a una Constitución más remendada que enmendada, que de tan condicionada a “los fines de la sociedad socialista”, dista bastante de la Carta Magna que necesitamos, inclusiva, pluralista, democrática, que garantice el estado de derecho.

El referendo del próximo 24 de febrero será la oportunidad que tenemos de decir no al papel del Partido Comunista como “fuerza rectora de la sociedad”, no al carácter irrevocable del socialismo, no a las limitaciones a las libertades y los derechos universalmente reconocidos.

Seguramente ese espantajo de Constitución será aprobado. Será por mayoría, como no. Los mandamases manipularán a su antojo las cifras de los que voten por el No. Harán trampa, lo sabemos, pero no se la pongamos fácil. Si quieren salirse con la suya, que tengan que sudar y patalear, que se sofoquen, que rabien.

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