LA HABANA, Cuba. – Desde hace algunos años las cuestiones de género vienen captando el interés de la sociedad civil cubana, que al margen de las instancias estatales se ha propuesto viabilizar iniciativas orientadas no solo a combatir la violencia contra las mujeres y las niñas; sino a trabajar sobre áreas específicas dentro de una problemática que puede abordarse desde diversas aristas, todas igualmente espinosas.
Los proyectos estatales se han enfocado fundamentalmente en la visibilización del maltrato, la discriminación por orientación sexual o identidad de género, y el tímido desmantelamiento de los roles que tradicionalmente ha ocupado la figura femenina en la sociedad. Los espacios alternativos, en cambio, se han concentrado en la violencia que emana del racismo, la discriminación política y el nocivo arraigo del pensamiento patriarcal en zonas más alejadas tanto del interés de los medios oficiales de comunicación como de la incidencia de los programas educativos que procuran crear conciencia para erradicar la conducta machista, causa primera de la mayoría de los actos de violencia contra la mujer.
Queda mucho por hacer, sin embargo; especialmente en lo que atañe al empoderamiento real de la mujer cubana, un asunto que va más allá del machismo y los estereotipos. El limitado tratamiento del tema ha motivado a las activistas Caridad Santí y Elizabeth Valdés a crear “Cuidarte”, una plataforma de perfil sociocultural que se encuentra todavía en estado embrionario e intenta dirigir su radio de acción hacia el comportamiento del fenómeno -o más bien su inexistencia- en comunidades periféricas y barrios urbanos.
Poniendo ideas y experiencias en común, han comprobado que la ausencia de empoderamiento femenino existe, con sus singularidades, en una zona como Batabanó, alejada del epicentro donde con mayor fuerza irradia el pensamiento derivado de las Ciencias Sociales; pero también en el barrio de San Isidro, situado en el corazón mismo de la capital.
“Cuidarte” busca crear conciencia a través de la educación, trabajando con individuos de ambos sexos sobre nociones de paridad, cooperación, respeto y autonomía, en un contexto amenazado por el repunte de los feminicidios; al punto de que el gobierno cubano ha reconocido su existencia por primera vez en seis décadas.
De acuerdo a datos socializados por el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), el 81,4% de las féminas cubanas admite la existencia de violencia hacia ellas y las niñas. La cifra es alarmante no solo por tratarse del primer estudio en treinta años que arroja luz sobre el tema; sino porque contradice la propaganda del gobierno sobre la igualdad de derechos que deberían incluir, además de los salarios y las restantes garantías en el ámbito laboral, el respeto y la protección.
