LA HABANA, Cuba. – A pesar de lo desastroso que resultó el año 2018 para el béisbol cubano, lapso en que la isla perdió los pocos títulos internacionales que le quedaban, los jerarcas de ese deporte en Cuba no tuvieron reparos en declarar que la reciente firma de un acuerdo entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol era un reconocimiento de la calidad de este deporte en la isla.
El complemento de semejante optimismo iba a ser la victoria de Cuba en el primer evento internacional de importancia que se presentara, y que resultó ser la Serie del Caribe que tuvo por sede a Panamá.
Como se sabe, ese torneo convoca anualmente a los equipos campeones de cinco de los países del área (México, Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba). En nuestro caso se trataba de los Leñadores de Las Tunas, elenco que obtuvo la victoria en la última Serie Nacional de Béisbol.
Sin embargo, y en aras de obtener a toda costa el máximo galardón en esa Serie, los mandamases de la pelota cubana casi desmembraron a ese equipo, y el que compitió en Panamá, aun bajo el nombre de Los Leñadores, fue en verdad una selección de los mejores peloteros de toda Cuba. Resultó lamentable que dejaran fuera de ese equipo a varios peloteros que jugaron toda la Serie Nacional con Los Leñadores —algunos jóvenes, muy prometedores— para incluir a otros que apenas jugaron en el campeonato cubano por estar cumpliendo contratos en otros países, especialmente en Japón.
Ya en el transcurso de la competencia, Cuba perdió dos juegos en la etapa clasificatoria, y en el desafío que discutía el primer lugar frente a Panamá, cayó con marcador de 3 por 1 ante el equipo itsmeño. A propósito, Panamá participó excepcionalmente en este torneo al ser sede de la competencia, tras la imposibilidad de efectuar la Serie en Barquisimeto debido a la inestabilidad política que padece Venezuela.
Destacaron en el evento el escaso bateo de los cubanos —un mal ya crónico en ellos—, así como la errática dirección del manager Pablo Civil, el cual no hizo los cambios necesarios a pesar del bajo rendimiento de algunos de los jugadores titulares. Un desempeño que podría costarle a Civil no ser escogido como manager en caso de que Cuba clasifique para los Juegos Panamericanos de Lima en el próximo verano.
No menos inquietos han de sentirse Higinio Vélez y Yosvani Aragón, máximos dirigentes del béisbol cubano, a quienes se les vio continuamente en el banco de los cubanos en esta justa panameña, casi siempre con semblante pesaroso. En cualquier momento la dirección del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) los destituye debido a los continuos fracasos de los peloteros cubanos. Si así fuera sería fatal para ellos, que ahora mismo se frotan las manos pensando en las tajadas que podrían obtener mediante los pagos que realicen los equipos de Grandes Ligas por los peloteros cubanos contratados.
En el plano competitivo, los resultados de Cuba tras su reincorporación a la Serie del Caribe en 2014 quedan por debajo de lo logrado por los equipos de Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao en la década del 50. Mientras que estos últimos fueron campeones en seis ocasiones, los representantes del béisbol castrista solo han ganado en una Serie del Caribe.
