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Curso escolar en Cuba, el otro lado de una vitrina

LA HABANA, Cuba.- La fortuna de estar enclavadas en lo que se proyecta sea el circuito turístico de lujo más importante de la capital cubana, les aseguró a solo dos escuelas de la Habana Vieja, entre los más de veinte centros educativos de la zona, el comenzar un nuevo curso escolar sin demasiadas dificultades.

Ahora esas dos “excepciones de una regla” podrán conformar la frágil vitrina donde turistas extranjeros y personalidades de la política internacional que lleguen a la isla, comprobarán que las cosas marchan tan bien como afirma una prensa oficialista vocera del gobierno y, por tanto, empeñada en ocultar lo que sucede en las miles de escuelas desgraciadamente alejadas del hotel Manzana Kempinski o de la terminal de cruceros del Puerto de La Habana.

Un ejemplo de la dimensión oculta de la misma realidad fue lo sucedido hace apenas un par de días en la escuela de deportes conocida como la EIDE de San José de las Lajas, donde una decena de alumnos sufrieron lesiones de consideración al desplomarse un tramo de las escaleras que dan acceso a las aulas.

El accidente que, según opinión de los propios afectados, quizás frustre u obstaculice la carrera de varios jóvenes deportistas, pudo haberse evitado con la inversión de unos pocos miles de dólares en dar mantenimiento constructivo a una instalación que sufre la misma situación de abandono que otras escuelas.

Los recursos para hacerlo pudieran provenir de los millonarios ingresos financieros del Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER) por el concepto de contratación de deportistas e instructores en el extranjero, e incluso del propio presupuesto del Estado, sin embargo, como es la norma cuando se trata de organismos e instituciones estatales, el dinero se esfuma en “otros gastos” sobre los que nadie rinde cuenta a los ciudadanos y que ni siquiera se traducen en mejorar los resultados de nuestros atletas en las competiciones.

Más allá de los deportes, otros sectores de la educación han comenzado septiembre en peores condiciones que las del año anterior. Muchos estudiantes de la enseñanza superior aún este jueves no habían recibido los cuadernos y libros debido a la escasez de materias primas en la industria poligráfica para la impresión de los mismos.

“He tenido que comprar las libretas a 1.70 (dólares) en una tienda de (la calle) Obispo y los libros no los están dando digitalizados porque dicen que no hay papel”, indica un estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana.

En varias escuelas de los municipios Diez de Octubre, Centro Habana, Cerro y Arroyo Naranjo, también en la capital, varios maestros afirman que aún están a la espera de que “lleguen las libretas” y que han debido acudir a préstamos de otros centros para poder iniciar las clases, una situación muy parecida a la de años anteriores pero que esta vez ha sido más grave porque el papel no ha llegado a Cuba, de acuerdo con declaraciones de funcionarios del MINED, en contraste con la afirmación de la ministra quien hace poco aseguró a la prensa que las libretas ya estaban en el puerto.

“Dicen que el papel se gastó en imprimir los tabloides de la Constitución y en todo ese lío (…). Se mandó a dar las libretas de la reserva (…). Es lo que llaman la reserva de tiempo de guerra, eso no había pasado desde hace años. Faltan muchos libros por entregar, hay algunos que se están dando a un libro por cada cuatro estudiantes pero los libros de Historia de 4to., 5to. y 6to. grados faltan todos porque hubo que volverlos a hacer pues se quitaron cosas”, asegura una maestra de enseñanza primaria del municipio Arroyo Naranjo.

En Diez de Octubre y Centro Habana, por ser zonas densamente pobladas, la situación se complica mucho más. El deterioro constructivo de la mayoría de los planteles y la falta de maestros están haciendo estragos desde antes de este 3 de septiembre y, al parecer, no hay solución inmediata para un fenómeno de depauperación generalizada.

“La solución ha sido fusionar varias escuelas en una. Cuando comenzaron a reparar República de México, en la Calzada de 10 de Octubre, un ciclón la derrumbó, este año debieron entregarla pero ya dijeron que no van a levantar la escuela y lo que fue una mudada temporal se ha convertido en para siempre ahora somos dos escuelas en una (…). Antes se hablaba de un maestro por cada veinte alumnos incluso para llevarlo hasta un maestro por cada quince, ahora tenemos aulas con más de sesenta alumnos por maestro”, dice una profesora de primaria.

“Los padres hemos tenido que comprar la pintura para las aulas, reparar las mesas, las sillas, comprar ventiladores porque esos niños se asan en las aulas, algunas tienen techos se zinc (…), comprar trapeadores, frazadas, escobas, jabón y también libretas, que no hay en moneda nacional, todo es en CUC”, cuenta una madre cuya hija ha comenzado el preescolar en una escuela de La Víbora, en La Habana.

El escenario de las escuelas politécnicas continúa empeorando. Desde años anteriores viene la crisis incluso con la posibilidad de cierre definitivo de algunas por problemas constructivos, como la Hermanos Gómez, en Diez de Octubre, en la cual se ha comenzado una labor de restauración paulatina, por bloques, que se extenderá hasta el año 2020, un lapso de tiempo demasiado extenso.

“Cuando terminen el último bloque habrá que recomenzar por el primero. Más de tres años para terminar algo que se pudiera hacer en uno, pero ya sabes, hay que terminar primero los hoteles. Pueden hacer un hotel en tres meses pero no hay un puñado de cemento para tapar una gotera”, se queja un profesor del politécnico que asegura, además, que la obra se ha convertido en una “fuente proveedora alternativa” para el mercado negro de materiales de la construcción.

“(Los materiales constructivos) entran por un lado y salen por el otro. Lo bueno que tiene eso es que la gente de por aquí está resolviendo su cementico, la pinturita”, afirma el educador.

Se comprueba en otros testimonios de padres y profesores que el entusiasmo de la ministra de Educación ha venido a ahondar el abismo en donde hace décadas se perdió la credibilidad de un gobierno que, para su propio bien, debería abandonar de inmediato ese efectismo informativo que ya no funciona entre la gente y que solo ha logrado acrecentar el descontento.

Se habla con toda razón en las calles de un inicio de curso escolar desastroso, en tanto ha costado a los padres de los alumnos tener que invertir buena parte de los ingresos personales en proveer a sus hijos de aquello que debería garantizar un sistema de educación que se jacta de la gratuidad y universalidad.