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Decreto 349: El arte amenazado

Inciciativa en contra del Decreto 349. Foto tomada de Internet

LA HABANA, Cuba.- Si bien resulta notable la cantidad de reacciones generadas por el Decreto 349/2018 del Consejo de Estado —para actualizar lo dispuesto en el Decreto No. 226/1997 y “establecer las contravenciones en materia de política cultural y sobre la prestación de servicios artísticos y de las diferentes manifestaciones del arte”—, asombra la unanimidad en el rechazo, exceptuando el apoyo esperable de los comisarios en algunas publicaciones oficiales.

Se han sucedido protestas, cartas desde dentro y desde fuera del país, declaraciones críticas, reclamos de diálogo, análisis desenmascaradores, campañas y acciones diversas. Hay incluso anécdotas hilarantes, como la de Alexis Leyva, Kcho, el conocido artista oficialista, que, según un testigo, aseguró que “esto no hubiera pasado si Fidel estuviera vivo”.

Hay también quien afirma haber visto al nuevo titular del Ministerio de Cultura, Alpidio Alonso, exclamando: “¿Y ahora cómo yo le digo a Raúl que la gente no quiere el Decreto?” Ciertos o no estos hechos, lo indudable es que la repercusión del ucase —firmado por Miguel Díaz-Canel, pero perpetrado por sus superiores— rebasa cualquier expectativa de la nomenclatura.

Las principales protestas son bastante conocidas, sobre todo las resueltas acciones públicas en torno al Manifiesto de San Isidro, documento en el que músicos, escritores, poetas, intelectuales, realizadores audiovisuales y productores, todos independientes, se han unido para impugnar la legitimación gubernamental del “uso de la acción jurídica para castigar la libre creación y determinación que como creadores e individuos nos pertenece”.

También en diversos sitios web se han divulgado múltiples declaraciones donde se condena el decreto frontalmente o se exige que esta legislación sea al menos discutida con los artistas. Pero ha habido también otras oposiciones menos divulgadas en las que se ha reclamado, y hasta logrado, debatir personalmente con funcionarios del Ministerio de Cultura sobre este tema.

Hay que subrayar que, desde la publicación del Decreto, fueron principalmente los artistas independientes quienes hicieron saber su rechazo y denunciaron la ambigüedad y la imprecisión de sus términos, que dan una enorme ventaja a los represores contra los probables reprimidos. Y es lógico que así fuese, pues esta era la respuesta del régimen a proyectos alternativos que, como la Bienal #00 o el Festival Poesía Sin Fin, desafiaban la actualización de la política cultural totalitaria.

Se estaba haciendo muy evidente, además, que muchos jóvenes creadores de todas las especialidades van desvinculándose cada vez más de las instituciones estatales, prefiriendo las galerías, las productoras audiovisuales y otras entidades particulares para llevar adelante su obra, incluso si no los anima una intención contestataria directa.

Uno de los principales argumentos con los que las autoridades culturales justifican este Decreto, no obstante, es que los propios artistas venían desde hace tiempo reclamando una normativa así. De modo que el régimen solo se limita a proteger legalmente a los creadores profesionales de los “intrusos” que no son artistas, sino personajillos vulgares y ambiciosos que arrebatan oportunidades a los profesionales verdaderos.

Es como el nuevo proyecto de Constitución, que la propaganda gubernamental vende como una Ley Fundamental para ampliar los derechos del pueblo. Díaz-Canel la describe como una Constitución muy moderna. Así, el 349 debe ser para él una especie de Decreto posposmoderno casi futurista, un Escudo 2.0 para proteger a los auténticos artistas de la invasión de los bárbaros.

Así que habrá golpizas, persecución y cárcel para los renegados. El rapero Maikel Castillo (El Osorbo) está preso luego de un concierto en La Madriguera —sede de la oficialista Asociación Hermanos Saíz— en el que se pronunció contra el D349. Lázaro Leonardo Rodríguez (Pupito En Sy), otro rapero activista que participó en el concierto, ha sido detenido también.

Los artistas Amaury Pacheco e Iris Ruiz sufren hostigamiento y amenazas, como Luis Manuel Otero Alcántara y Yanelys Núñez, que fueron de los primeros en levantarse contra el Decreto. Son solo algunos nombres de los que se han comprometido a no rendirse en su lucha pacífica contra ese intento gubernamental de condenarlos a la muerte civil.

Por cierto, artistas profesionales como Luis Trápaga e Ítalo Expósito, pertenecientes al Registro del Creador, fueron excluidos de él después de participar en la Bienal #00, como castigo por atreverse a contribuir en un proyecto independiente que el gobierno había prohibido y condenado en los más duros términos.

En general, los que han alzado su voz para oponerse al D349 saben —o han de terminar sabiendo— que no se oponen únicamente a una normativa reaccionaria y defienden sus derechos como artistas, pues ese reclamo pasa obligadamente por exigir libertades fundamentales para todos los ciudadanos, artistas o no.

Por ello, hemos visto en estos días, cuando el gobierno busca imponer su Ley de Leyes estalinista y finge escuchar las opiniones de la ciudadanía, lo que han manifestado algunos creadores no adscritos a la disidencia política, como el músico Roberto Carcassés o el cineasta Ernesto Daranas.

“Una nueva Constitución debe garantizar la libre circulación de las ideas como requisito básico para una sociedad más justa, participativa, con pleno acceso a la información y a la toma de decisiones”, declara Daranas, “así como a un periodismo y una cultura enfocados en las verdaderas necesidades, sueños e inquietudes de la gente”.

¿Qué ocurrirá con el Decreto 349? Por el momento, es imposible derogarlo, pues fue dictado por el Consejo de Ministros y publicado en la Gaceta, y, según los funcionarios —en diálogo con algunos artistas críticos—, solo cuando se empiece a aplicar y se vayan viendo los resultados en la práctica, entonces se podrán tomar decisiones allá en lo alto sobre esa normativa.

Resulta curioso que en el Cinturón de Asteroides de nuestro Sistema Solar haya uno de esos cuerpos, llamado Dembowska, que lleva el número 349. Así gira desde ahora en el cielo del arte independiente cubano el peligroso asteoide D349. Una espada de Damocles amenazante que puede caer en cualquier instante sobre un creador independiente, una galería particular, un estudio alternativo, una productora audiovisual no estatal.

Y sobre cualquiera, en fin, independiente o no, porque ya nadie estará seguro.