Inicio Cuba Desembarco de Maceo por Duaba: antesala de una persecución

Desembarco de Maceo por Duaba: antesala de una persecución

MIAMI, Estados Unidos. — El 1 de abril de 1895 se produjo el desembarco de Antonio Maceo, Flor Crombet y otros 21 hombres por Playa Duaba (Guantánamo) en una expedición organizada por el Partido Revolucionario Cubano (PRC).

Los patriotas, que tenían como objetivo incorporarse a la recién iniciada contienda independentista, habían zarpado el 25 de marzo desde Puerto Limón, Costa Rica, a bordo del vapor inglés “Adirondack”, perteneciente a la naviera Atlas, que cubría la línea entre Centroamérica y Nueva York, con escalas en Kingston, Jamaica y Fortune Island (Bahamas).

Se trata de uno de los sucesos más polémicos vinculados a la llamada Guerra Necesaria, marcado por las profundas desavenencias entre Maceo y Flor Crombet, que se habían retado a duelo tiempo antes.

Martí, que obtuvo los fondos para organizar la expedición, puso al frente de la misma a Crombet, lo que generó fricciones entre El Apóstol y El Titán de Bronce, quienes ya tenían serías diferencias sobre cómo debía ser organizada y dirigida la guerra.

Además de los generales Antonio Maceo, José Maceo y Flor Crombet, se embarcaron hacia Cuba los coroneles Agustín Cebreco y Adolfo Peña (colombiano); los tenientes coroneles Silverio Sánchez Figueras, Patricio Corona, Arcid Duverger, José M. Arseno (dominicano), José Palacios y Alberto Boix; los comandantes Juan Fustiel y Juan B. Limonta;  los capitanes Joaquín Sánchez, Francisco J. Agramonte (comisionado por Martí para llevar a Crombet el dinero de la expedición), Jesús María Santini, Isidoro Noriega y Manuel J. Granda; los tenientes Jorge Través Estrada, Tomás y Julio Sainz, y los subtenientes Luis Henríquez y Luis Soler.

Debido a que los expedicionarios viajaban en el vapor inglés en condiciones de semiclandestinaje, los patriotas apenas cargaban consigo con 11 fusiles con 75 cartuchos cada uno, 23 revólveres y 15 machetes.

Una vez en Bahamas, los expedicionarios en la goleta “Honor” rumbo a la isla de Inagua. Después de una tormenta tropical seguida de una gran calma, casi frente a las costas de esta isla, por orden de Crombet, Francisco Agramonte habló con el patrón y les pidió que los llevara a Cuba.

La embarcación navegó con todas las luces apagadas, por lo peligroso de la zona, vigilada constantemente por los barcos de guerra españoles que, conocedores de que Maceo había abandonado Costa Rica, fueron lanzados en persecución del Titán de Bronce y sus compañeros para evitar que llegaran y se sumaran a la guerra.

El desembarco en Duaba se produjo en condiciones muy difíciles, ya que los expedicionarios se vieron obligados a sacrificar la goleta para poder llegar a la orilla. Cuando la embarcación tocó fondo se viró de babor y todos los expedicionarios tuvieron que lanzarse al agua para ganar la playa, que afortunadamente era de arena.

El mismo 1 de abril, los expedicionarios, que se habían encaminado al caserío de Duaba, acampando en Alto del Pino,  sostuvieron el primer contacto con los españoles en una pequeña elevación del sitio llamado Naranjo. Sería el inicio de una serie de enfrentamientos entre el reducido grupo y los uniformados, que contarían para desplegar la cacería con los llamados Indios de Yateras.