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Desnudas, con la emoción de la primera vez

LA HABANA, Cuba.- Hace algún tiempo Eduardo Eimil, director del grupo de teatro “Aire Frío”, confesó a esta servidora que reponer la obra “Desnudas” sería lo mismo que resucitar un cadáver. La pieza teatral que fuera estrenada en 2010 con un rotundo éxito de público, quedó luego adormecida entre el cúmulo de tareas pendientes del director, quien no se decidía a rescatar el montaje para un ciclo de reposición, a pesar de que muchas personas se lo pidieron.

Finalmente regresó a las tablas la solicitada comedia para colmar la sala “Adolfo Llauradó” de carcajadas y recuerdos. Desde febrero hasta el pasado fin de semana tres elencos se alternaron, con las actuaciones de Nelson Gudín y Roque Moreno en el personaje de Ramón Bilbao, neurótico director de cine y mujeriego empedernido.

CubaNet tuvo el placer inmenso de asistir a una de las dos presentaciones en que el protagónico masculino estuvo a cargo del actor Michel Labarta, quien fuera parte del elenco original nueve años atrás. Radicado en España hace aproximadamente un lustro, el actor, recordado mayormente por su rol de Ariel Pozo Manso en aquella telenovela casera dedicada a los bomberos, no había incursionado en la actuación desde que saliera de la Isla.

Sin embargo, la lejanía de los escenarios no hizo mella en su talento. El carismático intérprete regresó para entregar dos funciones únicas, deliciosas, que demostraron la poderosa sinergia entre él y las tres actrices que lo acompañaron en la premier: Beatriz Viñas, Yaisely Hernández y Arianna Delgado.

A teatro lleno cada día, con entradas agotadas mucho antes de las presentaciones, “Desnudas” revivió lo mejor de la comedia situacional, evitando tanto el chiste fácil como la vulgaridad innecesaria. De una trama que parece trillada  ̶ marido cascabelero atrapado en una vida de polígamo ̶ surge una historia de enredos donde también subyacen cuestiones de género, relaciones de poder, intereses mezquinos y traiciones; pero sin la trágica densidad con que son usualmente abordadas.

“Hacer reír, a veces, puede resultar más difícil que hacer llorar”, sentenció Eduardo Eimil en entrevista con CubaNet. De ahí la importancia que el director concede a la comedia en tanto recurso para entretener pero también para revisar críticamente al individuo o un contexto social determinado.

Los enredos amorosos que unen a Ramón Bilbao (Michel Labarta), su dominante esposa Carlota (Beatriz Viñas), su amante Daniela (Yaisely Hernández) y la voluptuosa Ana (Arianna Delgado), son colocados en función del divertimento. La comicidad de la obra descansa principalmente en la caracterización, recurso que demanda un meticuloso trabajo a la hora de moldear ciertos personajes, como es el caso de Carlota, que la actriz Beatriz Viñas interpreta a la perfección y cuyas intervenciones acarrean situaciones hilarantes.

“Desnudas” quita de en medio el socorrido tema político para dar rienda suelta al impulso de reír a placer, sin que detrás del motivo algún mensaje avieso opaque la alegría genuina, esa expansión del espíritu que hoy resulta vital. Su reposición ha llegado oportunamente, pues con esa obra debutó en 2010 el grupo de teatro “Aire Frío”, y también porque la escena se ha inclinado ostensiblemente hacia la representación de lo más cáustico de la realidad. Disfrutar de una obra de teatro sin segundas intenciones ni diatribas ideológicas; reencontrarse con la comicidad esencial de los cubanos, esa que jamás desprecia una buena dosis de “relajito”, ha sido una experiencia refrescante y liberadora.

Una de las razones por las que demoró tanto esta ansiada reposición es que la obra juega con el realismo en la comedia. Casi toda la acción transcurre en el ámbito doméstico, especialmente la cocina; por ello se procuró una escenografía lo más verosímil posible. El propio director reconoce que “son muchos detalles que hay que tener en cuenta (…) cosas que se dificultan, frutas, gel de baño, café, hielo, una batidora, una secadora de pelo (…) hay un esfuerzo muy grande en términos de infraestructura”.

El resultado ha sido inmejorable. Cada función tuvo espectadores hasta en las escaleras. Cada noche la gente gozó con el excelente desempeño de actores que, como asegura el siempre modesto Eimil, “se dirigen solos” y alcanzan su máxima estatura sobre las tablas. Más allá de los méritos que posee como obra de teatro, “Desnudas” fue desde el inicio una obra de amigos, y como tal abriga un sentimiento especial. Fue muy emotiva esta segunda temporada por la participación de Michel Labarta; pero también por el aplaudido trabajo de Roque Moreno y Nelson Gudín, dos actores dispuestos a asumir riesgos e imprimirle un sello personal a cada protagónico.

“Desnudas” es un homenaje a la comedia como género; una aventura escénica donde el elemento primordial son las actuaciones y ninguna frase o suceso es demasiado trivial como para no provocar risa. El ritmo, la espontaneidad, la compenetración entre los actores proponen un disfrute intenso que viaja hasta el público y de regreso, con la emoción de la primera vez.