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El arte al rescate del legado

Pequeña galería creada por César Leal en la sala de su casona (Foto: Ernesto Aquino)

Pequeña galería creada por César Leal en la sala de su casona (Foto: Ernesto Aquino)

LA HABANA, Cuba.- El discurso detrás de la imagen revela el creciente interés de los artistas cubanos por crear conciencia sobre la necesidad de asumir responsabilidades individuales y colectivas para salvaguardar la riqueza cultural, espiritual y material de nuestra identidad, al tiempo que hace un llamado a las autoridades a tomar acciones consecuentes con su compromiso de servir al bien común.

Con una extensa producción y 48 exposiciones, entre personales y colectivas, el pintor Alan Manuel González, de 44 años y 30 de presencia en el panorama pictórico cubano, entrega una obra donde el virtuosismo y el dominio técnico de sus composiciones son un juego de seducción visual para poner al espectador en relación con un mensaje humanista que trasciende lo local.

La ruina urbana y los landmarks, la palma real, la Virgen de la Caridad, la bandera cubana, el paisaje natural, junto a objetos de uso cotidiano, son elementos recurrentes con los que el artista retrata la asfixia, el desaliento y la impotencia de una nación golpeada por la apatía y el escapismo, mientras los mensajes bíblicos que dan título a muchas de sus obras nos hablan de alivios, rescates y esperanzas.

“Mi pintura no se origina en los bajos fondos del subconsciente ni promueve deseos tortuosos; son metáforas, que discursan sobre nosotros mismos y acusan las dolencias de nuestro presente; son espacios de encuentro donde la gente se descubre retratada y se produce una catarsis al identificar los intereses que nos unen”, dice el pintor.

Graduado de la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, González asegura que “la producción artística cubana ha alcanzado un auge apreciable; pero la extendida crisis provoca la ausencia de poder adquisitivo y obliga a los artistas a comercializar sus obras en el extranjero, con lo cual una gran parte de la producción cultural se marcha y queda fuera del alcance del público nacional”.

“Nos han condicionado para el desgarramiento; sufrimos nostalgia por lo que hemos perdido, pero lo más doloroso es que seguimos exportando y perdiendo la riqueza cultural y artística que estamos creando”, añade.

Alan Manuel junto a su obra ‘¡Madre, ruega por nosotros!’ (Cortesía)

Alan Manuel junto a su obra ‘¡Madre, ruega por nosotros!’ (Cortesía)

Por su parte, Maykel Félix Guerrero Ramos, un pintor de formación autodidacta, de 38 años y 20 de oficio, considera que “esta labor de rescate de nuestra riqueza cultural, a través de las artes plásticas, nos está acercando más al propósito esencial de los padres fundadores de nuestra identidad”.

“La pintura, como el resto de las artes plásticas, está viviendo un momento de masividad. El arte nos está devolviendo valores, y a través de esos valores no sólo estamos recuperando el interés por nuestra riqueza cultural, sino que también muchos jóvenes le están dando sentido a su vida”, concluye.

Un percusionista de 27 años, que estuvo presente durante la entrevista con Guerrero Ramos y que prefirió no ser identificado, quiso definir desde su perspectiva la importancia de lo que llamó “aferrarnos a nuestra médula”.

“A veces, las limitaciones que nos imponen las políticas arbitrarias nos obligan a regresar a nuestras raíces. Cuando no tienes más que cuatro cajones de madera y un grito desesperado en la garganta, no te queda otra alternativa que improvisar una conga; y aunque parezca que involucionas, lo cierto es que estás reivindicando lo mejor de nuestra historia”, dice el joven músico.

Pero esa labor de rescate y reafirmación de la identidad cultural no es un fenómeno gratuito, causado por el abuso de los modelos importados. César Leal Jiménez, una prestigiosa autoridad dentro de la pedagogía de las artes plásticas, prolífico y reconocido creador (el autor no puede precisar la cantidad de obras) del arte pictórico cubano, nos habla de “la riqueza de un legado que nos honra”.

Asegura Leal Jiménez que “somos herederos de una vanguardia que se inició con Víctor Manuel García, entre los años 20 y 30 del pasado siglo, y que en su primera etapa privilegiaron figuras como Marcelo Pogolotti, Amelia Peláez, Carlos Enríquez, Fidelio Ponce de León y Eduardo Abela, entre otros, y a los que se fueron sumando, como continuadores, Mariano Rodríguez, el icónico René Portocarrero, Servando Cabrera Moreno, Adigio Benítez Jiménez, y toda una estela de luminarias que harían la lista interminable”.

También licenciado en Periodismo en 1978 por la Universidad de La Habana, César Leal impartió clases de pintura en la Escuela Nacional de Artes (ENA), en la Escuela Nacional de Diseño (hoy Instituto Superior de Diseño), en la Academia de Artes Plásticas “San Alejandro” y en el Instituto Superior de Arte (ISA).

Su labor pedagógica y creativa, siempre enfocada en —y desde— la nacionalidad, “continuadora del legado de la vanguardia”, se reafirma en una obra polémica y no siempre bien juzgada, pero definitivamente comprometida con la realidad de su tiempo.

Maestro incansable, en el 2012 creó el proyecto comunitario “Galería, Taller y Escuela de Artes Plásticas de César Leal”, ubicado en el ultramarino pueblo de Regla, La Habana, donde, además de organizar exposiciones personales y colectivas, y desarrollar otras actividades culturales, imparte clases de artes plásticas a niños, adolescentes y adultos.

Volviendo a los “grandes de la vanguardia”, César dice que “ellos fueron la simiente, el fundamento; la fuente de agua viva de la pintura cubana y, sin dudas, la causa de que el arte pictórico —y en general todo el arte cubano de hoy— continúe rescatando y reafirmando nuestra identidad como pueblo y como cultura”.

En opinión de los entrevistados, “nos queda mucho por hacer”. Las ruedas dentadas del burocratismo, la apatía y la indiferencia estatal, continúan intentando triturar las aspiraciones y el quehacer laborioso de los que aman y construyen.

César Leal muestra el aula donde imparte clases, ubicada en otra dependencia de su casona (Foto: Ernesto Aquino)

César Leal muestra el aula donde imparte clases, ubicada en otra dependencia de su casona (Foto: Ernesto Aquino)