Inicio Cuba El Che Guevara y una carta: vencidos por el tiempo

El Che Guevara y una carta: vencidos por el tiempo

Che Guevara (nodal.am)

GUANTÁNAMO, Cuba. – Este 14 de junio el sitio oficialista Cubadebate publicó un artículo de la académica cubana María del Carmen Ariet García, titulado “Che Guevara: Una carta singular”, tomado del volumen 8 de la revista Paradigma, Anuario Institucional del Centro de Estudios Che Guevara, que dirige la hija mayor del guerrillero.

La carta aparece en el libro “Epistolario de un tiempo. Cartas 1947-1967”, y aborda críticamente algunos aspectos de la construcción socialista en Cuba.

La posición crítica del Che con respecto al “socialismo real” quedó expuesta a raíz de su muerte con la publicación de su diario de campaña en Bolivia, donde aparecen varios dardos en contra de los países socialistas. A partir de entonces esta visión crítica fue soslayada y sobre este aspecto de su pensamiento se tejió un manto de silencio. Hubo que esperar a que transcurrieran más de cuarenta años de su muerte para que el gobierno cubano autorizara un análisis más abarcador de su legado.

Fue alrededor del 2010 cuando intelectuales como Fernando Martínez Heredia, Atilio Borón y algunos economistas que trabajaron muy cerca del Che durante su estancia en Cuba-todos pro castristas- publicaron varios textos que ilustraron sobre la magnitud de las diferencias económicas, políticas y hasta filosóficas del guerrillero con el socialismo impuesto en la URSS y demás países socialistas europeos, lo cual dice muchísimo de la censura cultural y política aplicada por el castrismo.

La carta de marras sólo se publicó íntegramente después de que Fidel Castro lo autorizara. Cuando se hizo ya hacía más de  veinte años que el campo socialista europeo había desaparecido. Ello aporta mucho sobre la naturaleza del castrismo y del socialismo que dice defender pues, si las críticas del Che eran certeras-como ahora reconocen aquí-¿por qué no se publicaron antes?

Pero no nos llamemos a engaño. La intención del Che jamás fue democratizar el socialismo, sino fortalecer la inhumanidad que propició su debacle. ¿Acaso no estamos hablando del mismo hombre que afirmó que todo revolucionario debería convertirse en una eficaz máquina de matar?

Una carta no tan original como se afirma

La carta de referencia fue escrita por el Che el 26 de marzo de 1965, poco antes de iniciar su fracasada aventura guerrillera en el Congo.

Dirigida a Fidel Castro, según María del Carmen Ariet García tenía el objetivo de plasmar sus criterios en torno a las dificultades y problemas que el Che entendía se manifestaban en el desarrollo del proyecto socialista cubano en dos vertientes fundamentales: una, referida a las decisiones y funcionamiento de la transición socialista en nuestras circunstancias y a algunos errores cometidos en la práctica política asumida; y la otra sobre la tendencia a un retroceso que advirtió en los países socialistas europeos y que los llevaría hacia el capitalismo.

Los cuatro temas abordados en su carta fueron  los errores de la Política Económica, el Sistema de Financiamiento Presupuestario, la Función del Partido y otro que tituló Recomendaciones Generales.

Al abordar el primer tema se refirió a la “política de bandazos”, signada por la improvisación y la subjetividad, y que caracterizó el autoritarismo del mandato de Fidel Castro. Concomitantemente se refirió a la realización de inversiones no justificadas y al atraso de la tecnología adquirida, algo en lo que él tuvo gran responsabilidad. Identificó como otro problema  lo que llamó “generalización de líneas de acción falsas”, concernientes a la sustitución de importaciones y la pretensión de lograr un autoabastecimiento ilusorio, ¡lo mismo que proclama la actual dirección del país más de 53 años después!

En cuanto al Sistema Presupuestario señaló que su defecto fundamental era que pretendía competir con el capitalismo sin eliminar sus categorías y sin implantar otras nuevas. También expuso su preocupación sobre la participación de los obreros, algo que por estos días ha sido repetido por el Ministro de Economía Alejandro Gil, quien aseguró que el plan del año próximo va a ser elaborado desde la base porque la realidad es que aunque la dictadura  proclama que Cuba es un país socialista aquí los obreros tienen menos derechos y menos participación en la toma de decisiones de sus empresas y de la propia sociedad que sus pares del capitalismo.

En cuanto al partido, el argentino escribió: “El Partido y cada miembro del Partido debe ser vanguardia (…) La moral de un comunista es el galardón más preciado (…) debe conducir el cuidado de la moral individual…”

Me resulta muy suspicaz que el Che esperara a no ser parte de la alta dirección del régimen cubano para expresar tales ideas. ¿Qué habría pasado con él de haber seguido dentro de la maquinaria totalitarista cubana y haber  defendido tales ideas públicamente? ¿Habría seguido el mismo camino que Aníbal Escalante? ¿Cómo habría reaccionado al comprobar que muchos de los que confiscaron las riquezas mal habidas de los batistianos también se convirtieron en reproductores de los modos de vida burgueses de aquéllos y que él tanto criticó?

La carta ha sido muy alabada por los foristas habituales de Cubadebate, muchos  tan lánguidos en conocimientos como en sinceridad. Porque quien tenga un mínimo de lecturas críticas del socialismo sabe que las ideas del Che no son nada originales. Más de tres décadas antes de que escribiera esa carta, Simone Weil había llegado a conclusiones similares y hasta más profundas. La francesa continúa inédita en Cuba, donde tampoco se conocen los textos “La nueva clase”, de Milovan Djilas, “La gran estafa”, de Eudocio Ravines, “Anatomía de un mito y otros ensayos” de Arthur Koestler,  “El miedo a la libertad”, de Erich Fromm, ni “El fin de la historia y el último hombre”, de Francis Fukuyama.  ¿Qué digo? ¡Si ni siquiera han publicado  a Trotsky,  a Gramsci, ni las cartas de Rosa Luxemburgo a Lenin!

Quien haya leído eso y conozca lo ocurrido a partir de 1989 sabe que el Che y su ahora famosa carta están vencidos por el tiempo.