LA HABANA, Cuba.- Luego de un fin de semana represivo contra los artistas que intentaron realizar el concierto Sin Permiso del 349, la campaña continúa.
Cantantes, productores, promotores, pintores y escritores empiezan a explicar las razones por las que han decidido oponerse a un Decreto Ley que terminará afectándolos a todos.
“El Decreto Ley 349 es una manera de mediocrizar el arte cubano”, dice Aminta De Cárdenas, productora de audiovisuales y promotora cultural independiente, “y la campaña #Noaldecreto349 debe también ir enfocada en sensibilizar a los que ya sufrieron cosas similares en la década del 70 y el 80”.
De Cárdenas trabaja actualmente como productora de videos clip, pero ha sido parte del equipo de Matrak Producciones, ha trabajado en la organización del Festival de Rap Puños Arriba y en el Festival Rotilla, ambos secuestrados por la censura.
“La sensación que tengo con esto del Decreto y la Constitución es que están preparando todos los posibles escenarios para cuando Raúl se muera”, analiza la productora, “esa es una realidad, algo que va a pasar y ahora mismo es la figura representativa que queda de toda la historia revolucionaria. Ellos están visualizando todos los escenarios posibles y creando leyes basadas en estos absurdos, en arbitrariedades”, destaca.
De Cárdenas participó en los debates públicos que se hicieron en San Isidro los días primero y dos de agosto y comparte con CubaNet sus impresiones.
“En estos días que hicimos los debates de lo que íbamos leyendo, y siempre había quien decía ‘no, pero todo el mundo sabe que eso no lo van a hacer’, o ‘eso no lo van a llevar a la práctica’, ‘eso lo tienen ahí para tenerlo ahí’ pero mi perspectiva es que todo tiene una función. Cada artículo está porque en un momento determinado lo van a necesitar para sacar a cualquier persona de circulación. El decreto 349 es tener la cama armada, el show montado y que sea legal”, afirma.
De Cárdenas se involucró con la campaña porque siente la necesidad de estar “activa en los procesos de cambio” y porque “decidí que iba a vivir aquí en Cuba y esta ley es muy desesperanzadora. Aquí hay muchas personas que quieren hacerlo todo bien, en regla, y yo soy una de ellas”, y habla de lo que cree es el pensamiento de muchos otros: “no quiero estar escondiéndome ni pendiente de si un día a alguien le gusta lo que hice y otro día no. No quiero estar expuesta a ningún tipo de vulnerabilidad, ni de mi integridad física o material”.
No obstante, alberga algunas esperanzas. “Puede ser ingenuidad mía, pero tengo fe en que por el nivel de absurdo que tiene la ley despierte la conciencia de algunos y se convierta en todo lo contrario”, y sueña que “si la campaña funciona, realmente puede salir de ahí algo positivo, porque va a hacer la base para crear las condiciones reales para que las personas puedan sacar sus licencias, pagar sus deudas, trabajar tranquilamente, desarrollar su arte”.
“Yo estoy de acuerdo en que se hagan regulaciones. Creo que hay que regular consumos en espacios públicos y hay que decir ‘aquí se escucha música con contenido de adultos de tal hora a tal hora’, pero de lo que sí estoy segura es de que ni las regulaciones, ni el camino para educar a una sociedad pueden estar basados en la represión”, concluye.
