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El nuevo objetivo del castrismo es México

AMLO y Díaz-Canel (AFP)

LA HABANA, Cuba. – A algunos podría causarles asombro conocer que durante el mandato del presidente Vicente Fox, el gobierno cubano mantuvo una estrecha colaboración con México, sobre todo teniendo en cuenta las discrepancias ideológicas que siempre separaron a Fox de  las autoridades cubanas.

Sin embargo, la situación se aclara cuando se constata que la referida colaboración no fue con el gobierno federal del país azteca, sino con el gobierno del estado de Michoacán, el cual era presidido por Lázaro Cárdenas Batel, nieto del ex presidente de igual nombre , e hijo del sempiterno y frustrado aspirante a la primera magistratura de México, Cuauhtémoc Cárdenas.

Más de 400 funcionarios cubanos asesoraron al gobierno michoacano, además de que medio centenar de maestros de la isla viajaron a ese estado para implantar un programa de alfabetización hecho a la medida de los intereses de la mayor de las Antillas.

Curiosamente, el señor Cárdenas Batel figura como uno de los principales asesores del flamante mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Por supuesto que semejante oportunidad no va a ser desaprovechada por los dirigentes castristas, deseosos como están por extender su esfera de influencia hacia otras tierras de nuestro continente.

La propaganda oficialista cubana ha acogido con bombo y platillo el arribo de AMLO a la presidencia de México. La prensa escrita le ha brindado una amplia cobertura a su programa de gobierno, mientras que el periódico Granma afirmó que se trata de “el primer presidente electo de ese país que apunta a una trayectoria progresista  y de lucha social, en una nación donde la izquierda prácticamente no ha tenido cabida hace no poco tiempo”.

En ese contexto ha trascendido que el nuevo mandatario mexicano ultima los detalles de un acuerdo con el régimen cubano para recibir a unos tres mil médicos, que probablemente sean de los que han salido de Brasil tras las medidas anunciadas por el presidente electo Jair Bolsonaro.

Con esa posible invasión de galenos cubanos al país azteca, los gobernantes de la isla obtendrían una ganancia doble, pues podría servir también para aminorar el enorme déficit comercial que Cuba mantiene con México. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), durante el sexenio 2012-2017 Cuba compró mercancías a México por un valor de 2 mil 766 millones de pesos, y solo pudo vender bienes por un monto de 117 millones pesos, lo que indica un déficit comercial del orden de los 2 mil 649 millones de pesos. Es decir, que la isla intentaría compensar con los servicios médicos lo que no han podido hacer sus maltrechos rubros tradicionales de exportación.

Tampoco han faltado los comentarios, y las lamentaciones,  de la prensa oficialista cubana en el sentido de que a AMLO no le alcanzarían sus seis años de gobierno para realizar todo lo que la izquierda Castro-chavista espera de él. Claro, esa izquierda no quisiera experimentar una nueva decepción, como la que tal vez sintieron con las actuaciones del salvadoreño Mauricio Funes y el peruano Ollanta Humala. Sus modelos son Nicolás Maduro, Evo Morales y Daniel Ortega, a los que, al parecer, hay que “darles candela”  para sacarlos del poder.