Anciano con un viejo número de Granma (Reuters)
LA HABANA, Cuba.- La prensa oficialista cubana emplea múltiples subterfugios para ocultar noticias, informar a medias, o brindar un solo punto de vista acerca de determinado acontecimiento. En este caso, por supuesto, el que le conviene a la maquinaria del poder.
Uno de esos recursos consiste en publicar solamente la respuesta del gobierno cubano, o la de sus aliados —los países del ALBA, Rusia, Siria y alguno que otro más— ante cualquier acto de “agresión” por parte de Estados Unidos u otra nación de Occidente.
Se trata de una situación muy bien reflejada en el artículo “Mientras llega la novela”, aparecido en el número 265 (diciembre de 2016) de la revista católica Palabra Nueva: “Es conocido en el gremio periodístico el chiste de que nuestra prensa es de ‘la tuya’, porque de la ofensa inicial, al menos en los medios, jamás nos enteramos”.
Un ejemplo de ello lo tenemos en la reciente resolución aprobada por la Organización de Estados Americanos (OEA) debido a la ruptura institucional ocurrida en Venezuela. Los periódicos Granma y Juventud Rebelde se refirieron únicamente a “un grupo de países que ha conformado una facción minoritaria” para nombrar y censurar al bloque de países que secundaron la propuesta del secretario general de la OEA, Luis Almagro. Sin embargo, jamás han mencionado cuáles son esos países.
Los lectores cubanos, que no tienen acceso a Internet u otros medios alternativos, han tenido que “pulirla” para poder enterarse de la noticia completa. Una de las vías ha sido la lectura entre líneas de algún que otro discurso, como por ejemplo el pronunciado por Nicolás Maduro en La Habana el pasado 10 de abril con motivo del XV Consejo Político del ALBA.
Cuando el líder chavista habló del único país de la región que no rompió relaciones con Cuba en los años 60, dijo que era “el México de la dignidad, el del espíritu de Lázaro Cárdenas y Emiliano Zapata, y no el México de la traición”. De inmediato el cubano de a pie infiere que México fue uno de los países que secundó la propuesta del señor Almagro.
En otra parte de su discurso, Maduro apuntó que “por ahí hay una izquierda cobarde a la que le da miedo y le tiemblan las piernas cuando recibe una llamada en inglés de algún embajador”. Todo hace indicar que podría referirse, entre otros, al gobierno uruguayo del Frente Amplio encabezado por Tabaré Vázquez.
Y otro capítulo de la respuesta que sigue al recordatorio de su progenitora, lo hallamos en la propia sesión del XV Consejo Político del ALBA. Ese cónclave emitió una declaración de condena a la intención de varios congresistas estadounidenses de reintroducir en el Congreso de su país una Propuesta de Ley conocida como NICA-ACT.
De acuerdo con la referida declaración “esta llamada NICA-ACT constituye una perversa pretensión de imponer un bloqueo económico al pueblo y Gobierno de Nicaragua, atentando contra el derecho de ese hermano país al bienestar, la seguridad, el trabajo y la paz”.
Mas, cuando la prensa oficialista comenta el hecho, por ninguna parte encontramos los motivos que guían el accionar de esos congresistas. ¿Será acaso que les resultan antipáticos Daniel Ortega y Rosario Murillo? Bueno, en ese caso, tal vez no sean los únicos que experimenten semejante sentimiento.
