Inicio Cuba El régimen cubano se niega a extraditar a presos bahameños

El régimen cubano se niega a extraditar a presos bahameños

LA HABANA, Cuba.- Hace nueve años que el bahameño Eugene Sherly Simonetti fue apresado. Su detención ocurrió el 9 de octubre de 2009, muy cerca de las aguas jurisdiccionales cubanas. Ese día lo acompañaban dos sobrinos, con sus parejas, cuando una lancha cubana se les acercó. Los tripulantes portaban armas con las que les apuntaron con actitud desafiante. Los bahameños, sin entender lo que ocurría, intentaron hacer notar a los cubanos, y haciendo uso del inglés, que estaban en aguas internacionales; aun así algunos rifles siguieron apuntándoles mientras otros tripulantes inspeccionaban la embarcación.

Explica Eugene que los intrusos quedaron encantados con la lancha e indagaron en el fabricador, y sobre todo en el motor en su funcionamiento, para terminar asegurando que allí se había consumido droga, lo que negaron los bahameños, pero los militares respondieron cada vez más amenazantes haciendo notar sus AKM. Poco después, y sin explicaciones, serían esposados y llevados a territorio cubano. Eugene, y sus sobrinos, no conseguían entender por qué estaban siendo detenidos sin que encontraran drogas, la supuesta causa de la detención.

Todavía no consiguen entender. No se explican, Eugene y sus sobrinos, cómo sin prueba alguna, han sido procesados y condenados. En última instancia debieron acusarlos por consumir droga. A las mujeres las dejaron volver a casa, pero a él y a sus parientes, les impusieron una condena de 25 años. Eugene lleva once años en las “Celdas del 47”, pequeños espacios oscuros y hacinados conocidos como “el corredor de la muerte”, donde murió hace poco Curti Singer Cleveland.

¿Qué hace Eugene en ese lugar sin saber cuándo le será devuelta su libertad? Todo, desde su detención, ha tenido un matiz muy escabroso. Desde el 2011 se solicitó la extradición, pues entre la Mancomunidad de las  Bahamas y Cuba existe un convenio y se debe respetar tal acuerdo, como también ocurrió con Singer Cleveland y que ya antes relaté en este sitio.

En el caso de Eugene, los guardias se apropiaron, además de un reloj bien costoso, y también la Sanción condenatoria emitida por el tribunal, y que necesariamente se precisa para dar curso legal al proceso de extradición; por mucho que las familias han pagado a los abogados internacionales cubanos: 5 000 dólares en su caso, no han conseguido ese “papel”, que según aseguran no está no está en los archivos de los tribunales competentes. Por supuesto que son excusas para evitar la reclamación, pero, ¿por qué? ¿Qué pretenden las autoridades cubanas?

Algunos suponen que la “justicia” cubana está evitando que les sean abiertos procesos internacionales por el robo de lanchas y por condenas arbitrarias; otros piensan que esperan a que Bahamas tenga algún preso en sus cárceles y que a este desgobierno le interese, para hacer entonces el trueque; también están los que suponen que a Cuba le resultan beneficiosas esas retenciones por el dinero que “saca” a esas familias que tanto invierten en sus parientes encarcelados. Cualquiera de esas razones, son sumamente odiosas, ilegales.

Simonetti fue también testigo ocular de la muerte de su paisano Curti Singer Cleveland, en una de las celdas contiguas donde hoy se encuentra. Cuando lo dejaron llamar a los familiares de Curti para informarle sobre su fallecimiento, alcanzó a dar algunos nombres de los militares que lo dejaron morir en medio de tanta indolencia. “Lo dejaron morir como si se tratara de un perro”, y también estima que Curti sabía lo que ellos estaban haciendo y se los hizo saber. No querían que su testimonio saliera del entorno de esas cárceles cubanas.

Simonetti teme por su vida. Él fue testigo directo de la alevosa muerte que le tocó a su paisano, como también temen los otros tres presos que podrían declarar sobre esta injusticia enorme. Hoy todos temen por sus vidas. Esperemos que las autoridades competentes de la Mancomunidad de las Bahamas, se apresuren a resolver estas incongruencias y les salven la vida a sus nacionales, aunque no creo que les quede mucho tiempo.