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El silencio oficial sobre el huracán Irma Cubanet

Baracoa después del paso del huracán Matthew en 2016 (AP)

LA HABANA, Cuba.- Desde ayer no ceso de hurgar en las noticias. Mis vecinos dicen que el huracán Irma es muy poderoso. Ellos no se han perdido ninguno de los noticieros de Telemundo que estuvieron mostrando el posible recorrido del ciclón, y comentan la fuerza descomunal y devastadora que lo acompaña.

La televisión cubana y la prensa oficial se decidieron por la discreción. Supongo que todo tiene que ver con la aparición de otras noticias que se pretenden destacar, y no sería bueno que el ciclón les robara el protagonismo. Ayer se inició el nuevo curso escolar, y tal evento les permite hacer los más exaltados ditirambos que hablan del sacrificio de un pueblo “bloqueado” y empeñado en educar a sus hijos.

Otra de las noticias “relevantes” es el inicio del proceso de elección de candidatos a delegados a las Asambleas municipales del “Poder Popular”, quizá las más sonadas de los últimos años, sobre todo si se atiende al hecho de que Raúl Castro ha prometido abandonar el poder. La tercera de las noticias, es el acto que se acaba de celebrar esta mañana en Cienfuegos, y que celebra el levantamiento que ocurrió en la ciudad un 5 de septiembre de 1957.

Tanto hermetismo sobre la más destacable de las noticias en las últimas jornadas, parece salido no de un gobierno de estos días. Tanto silencio hace recordar esas verdades que Dios revelaba y que los herméticos de la antigüedad mantenían muy en secreto, aunque estos decisores olvidan que los huracanes no tienen para los cubanos un significado oscuro ni incomprensible.

Los cubanos saben muy bien explicar un ciclón, saben los destrozos que provocan, conocen de las secuelas, de todo lo que significa abandonar la casa, perder la intimidad de la familia y dormir en albergues, y con extraños, por mucho tiempo. Un huracán no es tan misterioso como la Trinidad, porque bien sabemos de sus vientos, de sus fuerzas destructoras, del dolor que trae la pérdida y la miseria.

Sin embargo esta mañana nadie se refirió a la categoría 5 que había alcanzado el fenómeno tropical ni a la velocidad en la fuerza de los vientos, 215 km por hora. Al Ministro de Salud Pública le tocó hacer esta vez, en el acto de Cienfuegos, la gran loa, aunque la verdad es que no dijo nada que no hubiéramos oído pregonar por años. El alto funcionario se detuvo en las cifras que son convenientes, en esas que hablan de lo grandiosa que es la revolución; y los niños, en lugar de enrolarse en juegos y enormes carcajadas, hablaron de ofrendar sus vidas por la patria.

Pobre el país que le exige tanto a sus muchachos, triste la tierra que habla de la muerte de sus hijos más pequeños. Muerte y desastres llegarán si no se habla pronto de los vientos que nos pueden someter, de las enfermedades y la desolación en cada rincón de nuestra geografía. Qué importa ahora una zafra, que importan unas elecciones dónde nada decidimos, si las fuerzas de este malévolo gigante se apoderan de nosotros.

Es utilitario el discurso del poder, es egoísta que no sepamos por nuestra prensa lo que se espera de este destructor fenómeno, pero ya sabemos que el gobierno piensa solo en él, en defender lo que suponen sus bondades. Esta mañana tuve la impresión de que ese poder supone que existimos porque somos, únicamente, ideas suyas, que salimos de sus cabezas, y esto es verdaderamente despreciable. No podemos enfrentar un aparato destructor como el que parece amenazarnos, con esas trasnochadas apologías. Y es que los límites del gobierno y sus decisiones, no son las nuestras.

En la Habana son las 12:25 p.m., y acabo de ver el último parte, este en algo más cercano a la verdad del fenómeno meteorológico que se avecina, lo que me hace pensar que mis temores no eran infundados. Ahora que ya pasaron los actos por el inicio del curso escolar, ahora que ya se estrenaron las asambleas para elegir los candidatos a delegados del Poder Popular, ahora que ya terminó el acto central por el 60 aniversario del levantamiento de Cienfuegos, podemos prestarle un poco más de atención al huracán Irma.