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El súper héroe cubano

Tony Cortés, Angel Santiesteban y Felix Rodríguez (Foto del autor)

MIAMI, Estados Unidos. – Si algo coincidente existe en la vida de Félix Ismael Rodríguez Mendigutía es que es famoso e importante para los dos bandos históricos y políticamente irreconciliables del mundo: Estados Unidos y los países comunistas. Por sesenta años, todo un ejército de izquierdistas románticos y trasnochados han jurado venganza por cada acto anticomunista que Félix ha cometido en todo el hemisferio; tanto así, que es odiado a muerte por una parte y protegido como un héroe por la otra. Varios atentados sangrientos perpetrados por la Seguridad del Estado Cubana no han logrado su cometido.

¿Venganza por hermandad? ¿El odio de Fidel Castro contra el capitán Félix Rodríguez se debía al dolor por su guerrillero caído o solo fue para acallar las verdades de los últimos momentos del comandante Che Guevara? Porque Félix había sido enviado por la CIA para trazar la estrategia de inteligencia con el objetivo de apresarlo, lo que finalmente ocurrió y quedó inmortalizado en lo que se conoce como la última foto del Che en vida.

También fue testigo de las últimas expresiones y palabras del Che, que Castro no quería que se conocieran, al saberse un traidor que lo abandonó a su suerte, que no era mucha, pues detrás tenía a un ejército y a la propia CIA. De todas maneras, desde antes de su caída, ya Castro tenía planeado hacerlo una leyenda que usaría a su antojo y beneficio, donde él sería el fabulador. Para ello, antes tenía que sesgar las palabras de Félix, en cuyo testimonio reconoce que la expresión del Che en el momento de su captura era que había sido traicionado y abandonado a su suerte, porque al final fue desamparado por todos los que lo alentaron a propagar la lucha de guerrillas. Fidel Castro necesitaba tergiversarlas, lo que siempre fue su mejor oficio. Y le mintió al pueblo de Cuba y al mundo, como acostumbraba. Dijo que Félix había ejecutado su muerte por orden de la CIA, cuando el objetivo de la agencia era mantenerlo vivo y llevarlo a Panamá. Pero los militares bolivianos temiendo un escándalo mundial, dieron la orden de ajusticiarlo.

En definitiva, el Che murió justo como murieron decenas de cubanos en los tiempos en que él tenía el poder en la fortificación de La Cabaña, por ejecución sumarísima.  Quizás por eso le dedicó el abrazo a Félix cuando pensó que éste sería el brazo ejecutor. Fue entonces que el Che reconoció que el instinto de supervivencia también lo había traicionado; que nunca debió entregarse vivo. Al verse atrapado dijo: “Soy el Che Guevara y valgo más vivo que muerto”, aplicando la máxima de muchos: “Es preferible decir aquí corrí, que aquí morí”.

La orden del mando militar fue que le cortaran la cabeza y la pusieran en formol, como prueba de su muerte; que le enseñarían al mundo en caso de que Fidel Castro desmintiera y negara su deceso; pero Félix persuadió a los generales que esa no era la manera de mostrar su muerte y que con un dedo bastaría para mostrar sus huellas dactilares, pero los generales lo quisieron todo y ordenaron cortar las dos manos.

Como todos sabemos ya, Félix asegura que los restos que fueron depositados en Santa Clara no son los restos del Che, pues según el informe de los peritos enviados por Fidel Castro, el lugar de exhumación de esos restos en la pista aérea no coincide con el sitio donde realmente fue enterrado ni tampoco el número de cadáveres que con él fueron enterrados. De todas maneras, a Fidel Castro nunca le interesó la verdad, solo su verdad, esa que le permitiera conmocionar al mundo, llamar la atención sobre Cuba, o, más bien, llamar la atención sobre sí mismo, y ser el héroe que siempre intentó ser. Ese era su cometido, no la recuperación de los restos, como intentaron hacer ver.

Lo cierto es que Félix Rodríguez fue bautizado como “El Gato” por la Seguridad del Estado de Cuba debido a la cantidad de veces que estuvo cerca de ser atrapado por ellos. En todas las variantes, siempre burló y se escapó de la dictadura y de la parca, llegando a convertirse en un personaje épico de mil batallas. Realizó varias infiltraciones a la isla de Cuba desde el mismo comienzo de la llegada de los guerrilleros al poder; formó parte de la avanzada de la brigada de expedicionarios que desembarcaron por Playa Girón; participó en la guerra de Vietnam, donde fue derribado en varias ocasiones; participó en la guerra contra los sandinistas en Nicaragua y en cuanta misión extrema le fue asignada en la lucha contra el comunismo.

Por todas sus hazañas ha sido condecorado con varias Cruces al Valor, la Estrella de Plata de la CIA  y recientemente fue galardonado como un Héroe de la guerra de Vietnam, reconocimiento que se entrega por primera vez a un cubano.

En el momento en que escribo este artículo, su vida está siendo llevada a la pantalla televisiva de los Estados Unidos por un Network americano, con el nombre de Patriots, basada en el concepto desarrollado por Tony y Nila Cortes, de Burumba Entertainment Productions y escrita por Stephen Boykewich.

Escuchar gran parte de estos testimonios de la voz del propio Félix Ismael Rodríguez,  ha sido para mí un honor y un privilegio.

El escritor  Ángel Santiesteban, residente en Cuba, se encuentra de visita en Estados Unidos