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El terror a la Chilezuela Cubanet

Sebastián Piñera junto a Alejandro Guillier durante un debate televisado (eldinamo.cl)

NUEVA YORK, Estados Unidos.- A Chile lo recorre en estos momentos un escalofrío de miedo ante la perspectiva de transformar la nación en algo parecido a Cuba o Venezuela, como consecuencia del triunfo del abanderado izquierdista Alejandro Guillier.

El espectro de Venezuela flota en el ambiente político con suficiente fuerza como para hacer recapacitar a los votantes frente a las urnas el próximo domingo.

La gran disyuntiva es ver qué piensan las nuevas generaciones, que no vivieron la tragedia del período presidencial de Salvador Allende, donde las tendencias de Cuba se imponían fuerte, creando toda una gama de problemas con consignas marxistas leninistas, caos, confusión y desabastecimiento.

Fidel

En aquel entonces, en la coyuntura política del nuevo gobierno de la Unidad Popular el sello cubano quedó remachado con el viaje político de Fidel Castro a Chile, entre el 10 de noviembre de 1971 al 4 de diciembre del mismo año.

Se constituyó en el viaje más extenso de un mandatario en la historia de la nación sudamericana: El programa oficial de la visita decía 10 días, pero se quedó 15 más.

El comandante cubano llegó como el Cid Campeador, a terrenos que ya creía suyos, a imponer su revolución en la nueva revolución chilena con un peso gravitante que alteró el curso de la historia del país austral surgiendo la insurrección con la creación del frente patriótico Manuel Rodríguez, con entusiastas raíces cubanas.

En su estadía Fidel Castro usó todos sus recursos de máximo líder para encandilar a los más radicales, molestar a la izquierda tradicional, escandalizar a la derecha y polarizar al país entero, como reseñó el diario La Tercera en aquel entonces.

Hasta Allende, según cuentan las crónicas, quedó “cabreado” con Castro por su larga permanencia, por sus intromisiones en asuntos internos y por su discurso incendiario.

Pero, ¿quién le podía decir no?

El Comandante recorrió todo Chile ―de Iquique a Tierra del Fuego― “como un testigo de Jehová anunciando el Apocalipsis”, según escribió Norberto Fuentes sobre lo que le contó su amigo Antonio de la Guardia, entonces en el grupo de seguridad de Castro, y quien sería fusilado en 1989 en un supuesto caso de narcotráfico.

El paso de Fidel por Chile enrareció tanto el ambiente político que el clima de enfrentamiento creció ―y no se detuvo hasta el golpe de 1973―, donde nacieron los famosos “cacerolazos” de las mujeres chilenas quienes protestaron tomadas de los brazos, donde se mezclaban sin distinción amas de casa de las poblaciones hasta opositoras del Barrio Alto.

Según relató a La Tercera en 2001 Ileana de la Guardia ―hija de Antonio de la Guardia, uno de los oficiales favoritos de Castro y jefe militar de la embajada en Santiago― la verdadera misión de los altos personeros fue intentar “convencer a Allende de que diera un golpe de Estado antes que lo hicieran los militares”.

Sería largo enumerar, con testigos de aquellos años, la larga herida que propinó Castro a Chile y que se gangrenó en forma terrible cambiando el curso de la historia.

Los chilenos de esa época recuerdan bien la lección de Fidel Castro, unida ahora a la que está proporcionando su discípulo en Venezuela, Nicolás Maduro.

Maduro

La lección de Venezuela está presente fuerte en las mentes de los chilenos, especialmente en esta segunda vuelta. Los programas de televisión muestran videos de la tragedia venezolana; y las crónicas de los periódicos hablan hoy en día del peligro de que la nación pueda convertirse en el trágico país caribeño, de salir electo Alejandro Guillier.

Paradójicamente, la mayoría de los videos han sido creados por refugiados venezolanos actualmente asilados en Chile.

El candidato izquierdista a la presidencia de la Moneda ha usado recientemente frases que han tocado un nervio muy especial de los chilenos.

Guillier tocó un alambre eléctrico al decir que “le meteremos la mano en el bolsillo a quienes concentran el ingreso”, que es idéntica a lo que declaró Maduro recientemente en su programa dominical.

El diputado de la UDI e integrante del comando del candidato presidencial Sebastián Piñera, Jaime Bellolio, señaló que “la frase de Guillier es idéntica a lo que dijo Maduro, no es un invento nuestro”.

Así, pese a descartar la idea popularmente difundida de “chilezuela”, el diputado fue claro al decir: “Al menos déjame temer que cuando algunos dicen que la única solución en Chile es una Asamblea Constituyente y al mismo tiempo dicen que les gusta el chavismo del 90 en adelante… entonces al menos déjame tener mis dudas”.

Bellolio tambien recuerda que la izquierda usa el doble estándar luego que defendiera públicamente al exintegrante del Frente Popular Manuel Rodríguez, Galvarino Apablaza, autor intelectual del asesinato de Jaime Guzmán. “Tenemos que tener un estándar que sea parejito, donde nunca se justifiquen violaciones a los derechos humanos, ni las ocurridas en la dictadura de Chile, ni las que ocurren hoy día en las dictaduras actuales”.

La carrera hacia la Moneda del candidato de la izquierda tiene, por eso, que cruzar la alambrada del gran temor de los chilenos, que tiritan ante la idea de convertirse en un nuevo país caribeño, de los que tienen ejemplos en los refugiados cubanos que cruzan la frontera por el norte o los venezolanos que llegan a diario, aterrados y hambrientos, pidiendo asilo.

¿Guiller logrará cruzarla?

Es la pregunta que solo tendrá respuesta el 17 de diciembre en los votos de una nación fuertemente dividida en dos tendencias, una de ellas bañada en el temor de transformarse en una Chilezuela.